"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2006

Reseña del comentario de Lucía D'Angelo del capítulo II de La angustia realizado en el S.C.F. de Barcelona de diciembre de 2006

  • Publicado en NODVS XXI, setembre de 2007

Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2006-2007
La angustia
Jacques Lacan

El pasado 16 de diciembre, Lucía D'Angelo presentó el capítulo II del Seminario X: La angustia, que lleva por título: "La angustia, signo del deseo" y comentó sus principales tesis: 1) la angustia, signo del deseo del Otro (tesis que cambia a partir del capítulo XII del seminario donde Lacan introduce la angustia como señal de lo real); 2) la angustia es un afecto; 3) el deseo es deseo del Otro; 4) la introducción del esquema de la división subjetiva; 5) el establecimiento de una nueva relación entre el sujeto y el Otro, que deja un resto: el objeto a; 6) el analista como presencia.

De este amplio recorrido, nos resultó especialmente interesante, por lo que lo elegimos como punto vivo de la presentación, su comentario sobre la enseñanza en psicoanálisis, que tomó como eje la reflexión de Jacques-Alain Miller sobre el uso de las referencias que hace Lacan y que se ha publicado como "Las referencias del seminario La angustia, 'piezas sueltas".

Sabemos que, tal como señala este mismo autor en su introducción al seminario, Lacan elige la vía de un afecto, la angustia, en tanto no es significante, como vía de abordaje del objeto a, resto de la operación de simbolización y, por tanto, irreductible al significante.

Al principio de este segundo capítulo, Lacan introduce una reflexión sobre cómo enseñar entonces lo que el psicoanálisis enseña, como enseñar aquello, que por estructura es irreductible al saber significante. A continuación, rechaza el tipo de vía elegida por el psicoanalista David Rapaport, quien hizo un catálogo de las diversas acepciones del afecto; también rechaza la vía del análogo, por ejemplo la consideración de las distintas concepciones culturales de la angustia, que nos llevaría a la antropología; y jugando con los dos sentidos de la palabra clé en francés, llave y clave, plantea que la vía a tomar es la función de la llave, ver aquello que funciona, que sirve para abrir una puerta de acceso. La función de la llave es clave para cualquier enseñanza analítica: "No hay enseñanza que no se refiera a un ideal de simplicidad" (p. 30). Lucía D'Angelo señala que en psicoanálisis se trata de ver cómo funcionan las cosas, tal como plantea lo que hoy llamamos y tenemos en cuenta como "la clínica del funcionamiento".

Este pragmatismo es subrayado por Miller en su texto sobre el uso que Lacan hace de las referencias, citado anteriormente. Si bien el objeto de la referencia, a diferencia del objeto a, es identificable, objetivo, se puede enumerar, clasificar, es decir, puede considerarse como un antiobjeto a, las referencias que utiliza Lacan siempre están refundidas, trapicheadas por su discurso: no se trata nunca de trozos, de fragmentos del discurso universal, es decir, de elementos objetivos.

Lacan no toma las referencias como referenciales, al estilo del lógico suizo Ferdinand de Gonseth, quien sitúa el referencial como un mediador entre uno y otro. Las referencias de Lacan no sirven de mediador, no constituyen un trozo del discurso universal, un elemento que sería común entre él y el lector. Por el contrario, Lacan tiene en cuenta dos referenciales: el suyo propio y el del lector. Intenta quebrar el referencial del segundo para introducirle en el suyo. Tal como explica en "Posición del inconsciente", se trata de modificar el marco de referencia desde el que le escuchan.

Aunque puedan parecer antiobjetos a, las referencias lacanianas son del orden de la pieza suelta, una de las formas de aparición del objeto a. Las piezas sueltas han sido arrancadas a su referencial y pueden reemplazarse o no, eventualmente pueden encontrar un nuevo empleo. Así Lacan puede utilizar una referencia como instrumento para abordar otras, pero pone siempre distancia respecto a ella, de manera que la referencia frecuentemente ya no se reconoce en lo que él dice.

Es lo que pasa con Freud, que muchas veces ya no parece el mismo Freud después de ser citado por Lacan. Por ejemplo, cuando Lacan dice que toma su noción de angustia de lo que plantea Freud en su artículo "Inhibición, síntoma y angustia", esto produce sorpresa ya que Freud relaciona la angustia con la pérdida de objeto mientras que Lacan se refiere a este texto para introducir la relación de la angustia con la presencia del objeto. Sin embargo, aunque parecerían tesis contrarias, una lectura en profundidad permite situar una relación entre ambas.

Entonces Lacan no se interesa por la exactitud de la referencia sino por la manera en que se inscribe en una argumentación. Este pragmatismo de la referencia le sirve para tratar de cernir ese resto real no significantizable, resistente a toda Aufhebung, que no se deja atrapar en la significantización.

Margarita Álvarez

"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2006

NODVS XXI, setembre de 2007

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