Sobre el simbolismo

Ensayo para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos del Instituto del Campo Freudiano, Sección Clínica de Barcelona

  • Publicado en NODVS XXII, gener de 2008

Resum

Este ensayo hace un resumen de la evolución del concepto de simbolismo en las obras de Freud, Jones y Lacan. Las exploraciones de este concepto realizadas por Freud son bastante tentativas, pero sí que introduce, en su tratamiento de los sueños y en su ecuación del símbolo con el síntoma (histérico), la identidad lingüística y su contrapartida del disimulado significado sexual. Jones clarifica los descubrimientos de Jones al enfatizar el carácter inconsciente del símbolo y, de forma más importante, su referencia a una serie de ideas primitivas (familia, nacimiento, amor, muerte) que están encapsuladas por el falo. Lacan saca las consecuencias cruciales de esto al aislar e introducir la noción fundamental de la significación fálica.

Paraules clau

desviacionismo de Jung, Lacan y el falo, los sueños, Freud y el símbolo histérico, mediación de Jones, clasificación de Silverer

Índice
        Introducción
        La cuestión en Freud
        La mediación de Jones
        La reorganización de Lacan
        Conclusión



Introducción

Hacia finales de los años 40 en Argentina se editaba una revista titulada Idilio que tenía como rasgo destacable dos novedades: la fotonovela y una columna titulada "El psicoanálisis le ayudará". En este último espacio, las lectoras llenaban un cuestionario en los que incluían sus sueños.

En la editorial había un equipo que, bajo el seudónimo de Profesor Richard Rest, contestaba a las cartas, catalogaba e interpretaba los sueños de modo simbólico. Además elaboraba la columna publicándola junto a un fotomontaje que ilustraba el tipo de sueño del que se trataba1.

Este fenómeno muestra como el psicoanálisis suele ser conocido popularmente como el campo en el que algo puede decirse sobre el significado de los sueños.

Quiero decir que el sueño y su simbolismo han sido la vía de acceso al inconsciente y la puerta de ingreso del psicoanálisis a la cultura.

Diversas disciplinas han elaborado sistemas de interpretación simbólica como si de una clave jeroglífica se tratara, pero el psicoanálisis ha seguido un recorrido que lo ha llevado a otra conclusión.

¿Qué entiende el psicoanálisis por simbolismo?, es una pregunta que puede responderse si se sigue el cauce que este término recorrió durante varias décadas.

El presente trabajo recoge el esfuerzo que hicieron Sigmund Freud, Ernest Jones y Jaques Lacan para precisar que es lo que hay detrás de esta aparente comparación oportuna propia de la naturaleza humana.

La cuestión en Freud

El asunto del símbolo entró en el psicoanálisis medio a presión y supuso un territorio de controversias, dimisiones y escisiones teóricas por parte de algunos seguidores de Freud.

Es en 1914 que Freud agrega una sección en La Interpretación de los Sueños2 sobre este asunto (con material nuevo y elaboraciones que en las sucesivas ediciones había agregado al libro) que titula "La figuración por símbolos en el sueño. Otros sueños típicos", aunque previamente se pueden encontrar en su obra algunos antecedentes.

En el Proyecto de Psicología (1895) Freud recoge la idea de representación para destacar un rasgo de la histeria: sus representaciones hiperintensas, que a diferencia del suceder psíquico normal, en la conciencia del histérico emergen unas representaciones cuyas consecuencias psíquicas no se comprenden, resultando incluso ridículas.

Freud tiene la teoría de que el análisis permite aclarar por qué una representación hiperintensa se acompaña de consecuencias para las que no parece digna y su hipótesis es que una representación (A) estuvo acompañada de una vivencia (B). "La reproducción de aquel suceso en el recuerdo se ha plasmado como si A hubiera reemplazado a B. A ha devenido el sustituto, el símbolo de B."3

Esta misma idea se puede encontrar en Las Neuropsicosis de Defensa de 18944, bajo el nombre de símbolo mnémico. Se trata de una época de consolidación teórica donde mas bien el peso está puesto en los acontecimientos históricos y sus síntomas son restos y símbolos mnémicos de vivencias traumáticas.

La noción principal que se puede extraer es que la idea de síntoma es entendida como un símbolo, pero no como un símbolo en su sentido mas vasto (aquella mostrada en el sacrificio del soldado por la bandera, donde el significado esta presente en la conciencia), sino con la variante que en el símbolo histérico lo que hay en juego es un no saber de eso por lo que se sufre. No se sabe, no se comprende y resulta hasta ridículo, porque el significado de este símbolo no está en la conciencia, a diferencia de lo que simboliza el "trapo multicolor" para un soldado.

No obstante "el proceso patológico es el de un desplazamiento"5 y pareciera de momento, que este es el estatuto del símbolo.

No es cualquier avance este, ya que en sus Estudios sobre la histeria (1893-1895) encontramos dos indicaciones que, de momento, Freud asegura que se hallan en las expresiones simbólicas, a saber: su universalidad "es menos individual y arbitrario de lo que se supondría"6 y su vinculo al significante "La histeria acierta cuando restablece para sus inervaciones mas intensas el sentido originario de la palabra"7.

Aunque parezca que aquí que se trata de un sencillo mecanismo similar al de la traducción, es conveniente tener presente estas dos indicaciones ya que señalan en dirección al significante fálico y la relación del sujeto con esto.

Freud ya pone un pie firme en su tesis sobre los factores sexuales en la génesis de las afecciones psíquicas, ya ha escrito La Sexualidad en la Etiología de la Neurosis8, texto en el cual no solamente señala la hipocresía de la sociedad de su época en materia sexual, sino que su experiencia le ha anoticiado sobre los factores sexuales escondidos en los síntomas patológicos.

Estos elementos que surgen como separados, la idea de símbolo y los factores sexuales que están en juego en la razón de las psiconeurosis, parecen ensamblarse.

Avanzan las elaboraciones sobre los sueños y en el apartado D "El miramiento por la figurabilidad"9 ya se sabe que la alteración del material para el sueño se concreta por medio de los mecanismos del desplazamiento donde "una expresión incolora y abstracta es trocada por otra figural y concreta"10 es decir que (en palabras del propio Freud) hay una remodelación lingüística, un traspaso del pensamiento al lenguaje figural ya que la palabra por su multiplicidad ofrece la ventaja de poder ser condensada y de esa manera disfrazarse.

En 1909 se agregan algunos párrafos que refieren al trabajo de Silberer en el cual parece detallar una serie de disfraces simbólicos para figurar los pensamientos oníricos quedándose con la idea de que "los síntomas de la histeria no podrán ser interpretados si se olvida que lo cotidiano y lo trivial" (alusiones inocentes como un sombrero, unas escaleras o una simple cajita) "pueden procurarse el mejor escondrijo a los símbolos sexuales"11. Pero de momento Freud no avanza sobre la cuestión del símbolo hasta 1914 donde añade algunos párrafos a esta sección D y un capítulo.

El párrafo que me parece más significativo es el que cierra esta sección en el que asegura que las simbolizaciones ya están listas o contenidas en el pensamiento inconciente ya que ellas facilitan la figurabilidad y pueden así esquivar la censura, con lo cual ahora se nos confirma su función a la vez que señala su naturaleza inconciente, aunque considero que no queda claro cual es la importancia de que las simbolizaciones ya estén listas en el inconciente, porque por un lado se puede inferir de que si ya están listas allí para usar, eso significa que no es algo que se exporta desde el conciente exterior, sino que si ya están allí, es porque hay algo universalmente plausible de simbolizar sin importar el disfraz bajo el cual se presente.

Entonces y volviendo a la primera edición de La Interpretación de los Sueños, no estaba esta idea del simbolismo, sino que es un tema que parece manejarse con bastante prudencia hasta 1914 que de la mano de otros analistas es que se agregan estas consideraciones.

El capitulo añadido "La figuración por símbolos en el sueño, otros sueños típicos" insiste en algunos puntos para acercarse a la (hasta ese momento por investigar) representación simbólica en el sueño.

Una de las cosas que se despejan en este primer momento es el hecho de que parece no existir un simbolismo exclusivo el sueño, sino que es del inconciente y en especial del pueblo y su sabiduría popular. Se descarta también la idea del simbolismo como una escritura cifrada en clave que ha de traducirse siguiendo un método de traducción fijo.

Es un hecho para Freud que el símbolo es una forma de figuración indirecta que hay que saber identificar.

Se apoya en una concepción más naturalista, si se quiere, para sostener lo que aparece en los inicios del simbolismo: la idea que en tiempos primordiales el símbolo estuvo unido por una identidad conceptual o lingüística. Es la tesis de una evolución en la cual al principio estaba el símbolo unido a una expresión y que hoy se muestra enigmáticamente sin aparente significación.

Queda despejada la cuestión de la función del símbolo pero no la de su interpretación, es decir que cuando se aborda este punto se vuelve a extraviar la naturaleza del símbolo y queda reducida no solo a la oscuridad del inconciente sino que para descifrarla hay que dejar paso a las asociaciones del paciente y por otra parte investigar en el tema para saber traducirlos. Es decir que esta "técnica combinada"12 le obliga a reconocer la poca profundización que hay sobre el tema.

No obstante hay una orientación clara. En las páginas siguientes hay un esfuerzo por recoger algunos ejemplos de objetos que en el sueño se presentan como símbolos y lo curioso es que las muestras que dispone se refieren casi en exclusividad a los genitales o el círculo de la vida sexual.

La mediación de Jones

En 1916 Ernest Jones presenta su estudio sobre el simbolismo refiriendo que se trata de lo que despierta mayor "resistencia"13 en el trabajo psicoanalítico. ¿Cual es el momento político que atraviesa el psicoanálisis en esta época? ¿Por qué habla de resistencia?, ¿Qué función tiene este texto? Son preguntas que se me van presentando a medida que avanzo en la lectura sobre este tema.

Hay un punto de partida en Jones que refiere a la pertenencia de este concepto, ya que se trata de un objeto de conocimiento común a las humanidades. A la vez de mostrar una perspectiva naturalista (genética) desde la que inicia su investigación.

Esto es algo que comparte con Freud.

Jones enumera seis atributos entre las variadas ideas que sobre el tema existen:

 

  1. La idea de sustitución
  2. Una relación (un algo en común) entre el símbolo y la cosa representada
  3. Un elemento de condensación
  4. Restitución a un modo de pensamiento mas primitivo
  5. Expresión de una idea oculta
  6. Es inconsciente

Este último punto es el que le interesa al psicoanálisis, ya que el sujeto desconoce el significado además de rechazar su interpretación, cosa que en otras formas de representación indirecta o más simple como es la metáfora por ejemplo, no existen estas formas de resistencia.

Con lo cual establece dentro de este grupo de representaciones indirectas el esclarecimiento del simbolismo verdadero.

Se trata de una forma de representación que apunta directa y exclusivamente al falo.

Recurre al teatro de títeres y la figura del Pulcinela para ilustrar esta hipótesis, pero es de aclarar que la idea de simbolismo verdadero para Jones no está definida por su relación con la semejanza figurativa sino por la presencia de atributos. Es en la existencia de estas propiedades que el autor señala, donde se halla la vecindad entre la marioneta y el falo, a saber:

 

  1. la idea de un ser pequeño al que se lo nombra de manera cariñosa (su apodo)
  2. de tratarse de una parte saliente del cuerpo (su nariz ganchuda)
  3. con la propiedad de agujerear o penetrar (su sombrero en forma de punta y la presencia de su bastón)
  4. de ser una pieza fuerte, corta y recta (como es su imagen)

Hay diversas imágenes de este antiguo personaje incluso un museo en Nápoles, pero lo interesante aquí es el "hecho filogenético" que Jones llama, el movimiento evolutivo que ha ido transformando la prevalencia de los órganos sexuales y sus funciones en símbolos.

Y es en ese momento14 donde el psicoanálisis se auspicia como un saber que tiene mucho que decir al resto de las ciencias humanas, no solamente por tratar de conceptos que son compartidos, sino por estar influenciados por la teoría de la evolución.

Las ideas de que las formas de vida no son estáticas sino que se van transformando en procesos graduales y lentos, junto a la aceptación que los organismos se hallan emparentados y existen antepasados comunes, da una base teórica para poder sostener una explicación de la génesis del simbolismo.

Se trata de la mente primitiva la que establece este tipo particular de asociación arcaica entre dos ideas, una de las cuales sustituirá a la otra.

Freud, Jung, Silberer se interesan por hacer existir esta forma inferior de pensamiento como rasgo universal donde la identificación, la incapacidad para la discriminación de conceptos distintos o la idea de insuficiencia aperceptiva responde a una economía de esfuerzo15 que posibilita encontrar una base común entre la idea nueva y la antigua .

Esta modalidad de identificación primaria esta al servicio de la adaptación a la realidad.

La clave de la predominancia de símbolos sexuales la da Sperber16, Freud lo comenta en la Interpretación de los sueños cuando escribe que "lo que hoy está conectado por vía del símbolo, en tiempos primordiales con probabilidad estuvo unido por una identidad conceptual y lingüística."17

También en un texto de 1913 Freud escribe "Las palabras que en su origen significaban actividades sexuales han llegado a un cambio de significado extraordinariamente rico sobre la base de tal comparación"18.

Bajo esta perspectiva Jones reconoce en el psicoanálisis, como procedimiento de investigación, una metodología arqueológica que va del símbolo al lenguaje y su sexualización.

"La asociación simbólica es la reliquia de la antigua identidad verbal"19 sintetiza el autor para sostener que aquellas cosas que alguna vez compartieron el mismo nombre que el órgano genital, puede aparecer ahora en sueños como símbolos suyos.

De aquí es posible inferir una primera hipótesis que se puede formular como: se es símbolo de lo sexual.

El autor sigue con la teoría de la falta de discriminación típica de la mente salvaje, que encuentra una fuerte oposición en estudios como el de Herbert Spencer y que Jones rescata para aclarar que la abstracción es algo bien diferente de la no discriminación. "los legos usan el término genérico caballo, pero alguna persona relacionada con caballos, no tiene tal termino genérico, para él un caballo es una cierta variedad de animal y es diferente de un padrillo o una yegua".

De esta manera sienta las bases del mecanismo del simbolismo no tanto en una característica típica de la mente primitiva sino que la coloca más del lado del poder de abstracción, en eso que no se puede nombrar.

El trabajo de Jones sobre el simbolismo no es un trabajo únicamente teórico, hay un alto componente político si tenemos en cuenta que cuatro años antes de la lectura del texto de Jones en la British Psicological Society, Jung ya había expuesto sus ideas respecto del tema en una elaboración que tituló Metamorfosis y Símbolos de la Libido, ideas que mostraban gran divergencia con Freud y a raíz de las cuales un año después (1913) la ruptura con quien fuera su maestro queda consumada.

Es quizá por esto que este texto de Jones intenta poner un poco de orden entre las concepciones de Ferenczi, Silberer, Jung y el resto de post freudianos.

Del primero rescatará dos rasgos:

 

  • que las ideas simbolizadas son las más primordiales que es posible concebir y que se trata de ideas investidas del más poderoso interés primario.
  • que se trata de ideas reprimidas.

La primera inferencia que Jones hace de este punto que rescata de Ferenczi20 es la de equiparar síntoma y símbolo, entendiendo a ambos como formaciones de compromiso "ambos compuestos por elementos conscientes e inconscientes"21.

La segunda deducción está inspirada en el primer rasgo señalado, las ideas primordiales que se simbolizan son las ideas primarias de la vida "aquellas, a saber, concernientes al propio cuerpo, las relacionadas con la familia, nacimiento, amor y muerte"22 y que por otra parte las que se mantienen en el inconciente y desde donde derivan los intereses secundarios de la mente conciente.

Es a partir de estas ideas primarias desde donde fluye la energía y no hacia ellos, es decir que hay una dirección marcada y es en esa dirección en la que actúa el simbolismo. Es decir que solo lo que esta reprimido es simbolizado. Esta conclusión, dice el autor, es la piedra de toque de la teoría psicoanalítica del simbolismo.

Lo reprimido, aquellas ideas que tienen que ver con el nacimiento, el amor y la muerte, es aquello para lo cual existen variadas formas para nombrarlo pero ninguna palabra genérica para el acto mismo. Aquí esta la pregunta ¿Qué es eso reprimido que no se puede nombrar y tiene que ver con la Vida el Amor y la Muerte?.

Aunque sutil en sus declaraciones, Jones señala tanto a Silberer como Jung y algunos otros miembros de la escuela post psicoanalítica, de vulgarizar la concepción del simbolismo perdiéndose "en un laberinto de misticismo, ocultismo y teosofía"23.

Llama la atención algunos puntos de las investigaciones de Silberer como el de las condiciones en las surge el simbolismo concernientes a los estados transitorios entre la vigilia y el sueño.

La idea es que éste tiende a aparecer cuando, en estados en que la capacidad mental deja de ser adecuada, las ideas surgen bajo formas de imágenes. Esta "debilidad aperceptiva" no es la causa determinante pero si el "factor positivo" que lo define como aquel factor involucrado en el simbolismo y que es el que tiende a "traer a la conciencia, o mantener en ella una idea dada"24.

En una segunda clasificación, Silberer distinguirá dos clases: un primer tipo de símbolo cuya característica es el fenómeno material, donde la idea simbolizada no encuentra obstáculo afectivo y un segundo tipo llamado funcional que se originará sobre la base de una insuficiencia aperceptiva de origen afectivo.

El símbolo psicoanalítico estará compuesto de un fenómeno material que es la idea simbolizada, aquellos atributos objetivos que son comunes, por ejemplo a la serpiente y al falo (forma, erectibilidad, etc) y a la vez compuesto por uno funcional que es la reacción afectiva, la actitud subjetiva hacia ella.

Los ejemplos, tan bienvenidos, que señala Jones además de ayudar a esclarecer, sella la clara diferencia entre el símbolo psicoanalítico del resto de elucubraciones.

De esta manera se aclara que la perspectiva por la que transitan tanto Jung como Silberer toma a la serpiente (por ejemplo) como símbolo de la idea abstracta de sexualidad, en cambio la escuela psicoanalítica tomara a la serpiente como símbolo de una idea concreta del falo, porque cualquier significado del contexto del sueño es secundario de un significado mas profundo en el inconciente que se expresa solo en términos de lo concreto.

También recurrirá al ejemplo del anillo para distinguirlo de la idea de emblema. El anillo es un emblema del matrimonio pero no por eso es símbolo, en todo caso dice Jones es símbolo del órgano femenino. El anillo entra en asociación con otras ideas como la de continuidad y fidelidad y es por ello que es un emblema.

La reorganización de Lacan

Transcurren más o menos 40 años cuando Lacan en el texto del 1959 En Memoria de Ernest Jones: Sobre su Teoría del Simbolismo, abre, desde la vía del significante, una relectura de este texto señalando un par de aspectos que reorganizan la concepción del simbolismo.

En 1953 Lacan señala que sobre la cuestión del simbolismo hay que tener presente que se trata de un lenguaje que opera en dos instancias. Un primer nivel universal, común y que convive con el resto de las lenguas y un segundo nivel subjetivo, por el hecho de darse a conocer vinculado al deseo del sujeto. En este enfoque, que expresa en el Informe de Roma25, asegura que aunque haya millares de símbolos, las cosas simbolizadas son pocas.

Hay otro momento en la enseñanza de Lacan (1956) donde explícitamente comenta que no hay simbolización del sexo de la mujer, pero que del otro lado (del lado masculino) "hay un símbolo muy prevalente"26. Se trata de una afirmación muy valiosa porque coloca al falo como símbolo alrededor de lo cual se organiza la diferencia de los sexos.

Y es en 1959 que Lacan a modo de homenaje, reinterpreta el concepto dentro de las coordenadas de sus primeras enseñanzas a la vez que muestra los avatares de Ernest Jones para darle un lugar al símbolo psicoanalítico.

La diferencia entre el símbolo psicoanalítico del extendido simbolismo ligero es una importante distinción ya que la concepción que del mismo se tenga orientará en un sentido u otro la dirección del análisis. Incluso es una clara insignia que separa al psicoanálisis de la psicología.

Diferenciar la interpretación psicológica de la serpiente por ejemplo como "figuración de la libido" no deja de ser una elucidación que recurre a una suerte de clave que permite deducir su significado. Pero Lacan señala que Jones, en su argumentación acerca del desplazamiento del símbolo de una idea más concreta a una idea más abstracta, reconoce detrás de la serpiente al falo.

"El falo (dice Lacan) como idea concreta de los símbolos que lo van a sustituir, no puede ligarse a si mismo sino por una similitud tan concreta como esa idea"27.

No se trata de una similitud con el objeto genérico, sino que la idea del falo como símbolo lo da su función como significante. Es decir que tampoco es la palabra lo que representa, sino el significante como representante del sujeto.

Su defensa del símbolo y su función como significante, aparece en Jones bajo una pequeña lista antes señalada, que son aquellas ideas posibles de simbolizar: los fenómenos del nacimiento, amor, muerte y las ideas de si. Ideas que es necesario que el sujeto esté "atrapado en la red significante para que pueda constituirse en ellas"28.

Es decir que solo como sujetos del lenguaje es que podemos representarnos como sujetos del parentesco o representante de un sexo.

Existe en este texto otro punto en el que Lacan se detiene para dar a entender que la función tanto del símbolo como del síntoma es la de ser "una especie de regeneración significante".

Así se puede deducir que el valor del símbolo radica en no perder su esencia significante, cosa bastante diferente si se entiende al símbolo como una forma de metáfora29.

La lista que Jones subraya como ideas primarias del simbolismo, le dan pie a Lacan a leer en ellas los puntos en los cuales el sujeto se representa por el significante constituyéndose como ser (ser uno mismo, ser un hijo, ser un padre, ser amado, incluso ser muerto). Lo único que puede dar esa consistencia de ser es el falo en función de significante que se ubica como representante de la falta en ser propia del vinculo entre el sujeto y el significante.

Estas ideas son el lugar fálico del sujeto en la cadena significante, y es por esta razón que para el psicoanálisis no existe un gran número de símbolos, sino que en su función se pueden reducir a uno: el falo.

"El falo es el significante de la perdida misma que el sujeto sufre por el despedazamiento significante" dirá en la pág. 694

El lugar del símbolo en el psicoanálisis es entendido por Lacan como un elemento cuya primacía es la del significante y no de lo que el símbolo signifique.

Conclusión

Es un hecho que este término es un concepto clave tanto en su sentido universal como en su aspecto más analítico. Muestra de lo primero son las innumerables publicaciones, que a modo de catálogo enumeran un repertorio de palabras que dan la clave del desciframiento de símbolos.

El caso de los fotomontajes producidos por Grete Stern, son una muestra de la tendencia a encontrar para cada sueño un símbolo que lo represente, de esta manera la revista publicaba una interpretación ilustrada de sueños "típicos" que promovían la curiosidad de los lectores que fácilmente se identificaban con los consultantes.

En cuanto al aspecto más analítico es verdad que la cuestión sobre el símbolo ha abierto debates a lo largo de la historia del movimiento psicoanalítico, pero hay un punto primero del que todos parten, y es que la cuestión del símbolo queda cernida al hecho de que es constitutivo del sujeto.

Freud, desde sus primeras investigaciones, fue dando explicación a ciertos fenómenos histéricos y entendiendo al síntoma como símbolo de una vivencia traumática.

La cuestión no queda resuelta aquí, sino que también señala otro costado indicando que lo que entra en juego es la sexualidad y que su tarea es la de esquivar la censura.

Ya en La Interpretación de los Sueños, se desmitifica la idea de la existencia del método fijo en el psicoanálisis para la traducción de los sueños, a la vez que se le da todo su valor a la relación del símbolo con el inconsciente.

Es desde los sueños y asociaciones que sus pacientes hacen, que Freud escucha y nos muestra al símbolo acompañado por su identidad lingüística y su disimulado significado sexual.

Jones de alguna manera elimina los aspectos accesorios y confusos que complican el problema que la noción de simbolismo genera, sobre todo en lo que concierne a las desviaciones que otros psicoanalistas como Jung han elaborado. Y aunque por momento su texto se vuelve arduo, es posible comprender que concluye en que el símbolo se diferencia de otras formas de representación indirecta por tratarse de un proceso inconsciente. Una sustitución de una idea concreta bajo la forma de una imagen sensorial, donde la idea en cuestión es una idea inconciente (ideas primarias de la vida) que comparte atributos con el símbolo (identificación).

Jones recorre su teorización con ejemplos como la serpiente o el anillo, pero lo verdaderamente rescatable es su alusión a esa serie de ideas primarias que son las que se simbolizan. De allí es de donde aparece la referencia al falo.

A Lacan esta idea no le pasa inadvertida, sino que le da todo su valor, porque puede situarlo en su lógica significante. Es decir que se trata de algo intrínseco al significante mismo.

Por la vía del símbolo no se trataría de llegar al falo, sino que lo que nos interesa es la significación de quien lo porta.

En otras palabras, no es la palabra lo que representa, sino el significante como representante del sujeto lo que se juega en el símbolo.

En 1966 Lacan retoma su comentario sobre el texto de Jones, esta vez bajo el título de De un silabario a posteriori. Allí deja una idea lo suficientemente atrayente como para concluir acerca del estatuto del simbolismo en psicoanálisis y también como para relanzar otra línea de investigación.

Dice Lacan que nunca hubo otro tipo de pensamiento que no haya sido simbólico y que "el psicoanálisis tiene el privilegio de que el simbolismo se reduce en él al efecto de verdad que (…) aísla en su nudo como la contrapartida sin la cual nada se concibe del saber"30.

Una idea de lo más radiante que no solo necesita ser despejada en sus diferentes elementos, sino que a simple vista parece ofrecer en su brillo el lugar de importancia que este tema implica para el psicoanálisis.

Notes

  1. En el año 2003 La Fundación CEPPA (Centro de Estudio para políticas Públicas Aplicadas), junto al Centro Cultural Recoleta organizan una exposición y un libro-catálogo de dichos fotomontajes en honor a su realizadora Grete Stern. Su obra, de un gran valor estético, ha sido elogiada a la vez que ha despertado el interés de muchos curiosos que han visto en su creación una de las manifestaciones de la popularización del psicoanálisis en Argentina.
  2. No es por tratarse de una sección agregada que la cuestión del símbolo haya entrado "a presión" sino porque es en ese mismo año que las deterioradas relaciones entre Freud y Jung hacen que este último (que había ampliado la teoría del sueño vinculándola a la mitología ) abandone la presidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
  3. Freud, S. Proyecto de psicología, O.C. v 1, p.396. Amorrortu Editores.
  4. Freud, S. Las neuropsicosis de defensa, O.C. v3. Amorrortu Editores. En la Pág. 51 es donde aparece por primera vez esta expresión según Strachey, pero ya está consolidado este termino en el "Sumario de los trabajos científicos del docente adscrito Dr Sigmund Freud" de 1893. v 3, Pág. 237.
  5. Freud, S. Proyecto de psicología, O.C. v 1, p.397. Amorrortu Editores.
  6. Freud, S. Estudios sobre la histeria, O.C. v 2, p.193. Amorrortu Editores.
  7. Op. cit. Pág 193.
  8. Freud, S. La sexualidad en la etiología de las neurosis, O.C. v 3, p.260. Amorrortu Editores.
  9. Freud, S. La interpretación de los sueños, O.C. v 5, p.345. Amorrortu Editores.
  10. Op. Cit, p.345
  11. Op. Cit, p.352.
  12. Freud, S. La interpretación de los sueños, O.C. v 5, p.359. Amorrortu Editores.
  13. Jones, E. La teoría del simbolismo, Cuadernos Monograficos. Letra Viva. Pág. 7.
  14. Me refiero al año 1916, momento en que Jones presenta este trabajo
  15. Jones, E. La teoría del simbolismo, Cuadernos Monograficos. Letra Viva. Pág.31.
  16. El texto de Sperber al que recurre es "Sobre la influencia de los factores sexuales en la formación y evolución del lenguaje" donde intenta demostrar que es en el ejercicio de la sexualidad donde se reconoce la raíz esencial del lenguaje.
  17. Freud, S. La interpretación de los sueños, O.C. v 5, p.358. Amorrortu Editores.
  18. Freud, S. El interés del psicoanálisis para las ciencias no psicológicas, O.C. v 13, p.180. Amorrortu Editores.
  19. Jones, E. La teoría del simbolismo, Cuadernos Monograficos. Letra Viva. Pág. 33.
  20. Ferenczi, "Contributions to Psycho-Analysis", Traducción inglesa por Ernest Jones, 1916, pag 237.
  21. Jones, E. La teoría del simbolismo, Cuadernos Monograficos. Letra Viva. Pág.39.
  22. Ibid.
  23. Jones, E. La teoría del simbolismo, Cuadernos Monograficos. Letra Viva. Pág. 62.
  24. Ibid. Pag 44.
  25. Lacan, J. Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en Psicoanálisis. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. Pág. 282.
  26. Lacan, J. Las Psicosis , Seminario 3. Ed Paidós Pág. 251.
  27. Lacan, J. En Memoria de Ernest Jones, sobre su teoría del sinbolismo. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. Pág. 682.
  28. Lacan op cit . Pág. 683
  29. Lacan es claro en su concepción de la metáfora no como una alegoria sino como una sustitución de un significante a otro. De esta manera se le da otro estatuto al símbolo dejando de ser un medio de representación indirecto.
  30. Lacan, J. De un silabario a posteriori. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. Pág. 703.
Matías Meichtri Quintans

Sobre el simbolismo

NODVS XXII, gener de 2008

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