El inconsciente freudiano y el nuestro

Texto presentado para el trabajo del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, curso 2009-2010, en el cual trabajamos el Seminario Libro XI: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, de Jacques Lacan.

  • Publicado en NODVS XXXVI, març de 2012

Resum

Dicho trabajo intenta situar el concepto de inconsciente tal y como Lacan lo plantea en el Seminario XI, y considerar su relación con la praxis del psicoanálisis, es decir, cuál es la relación entre el deseo del analista, la formación del analista, las formaciones del inconsciente, la cadena significante, lo real y el acto analítico.

Paraules clau

Praxis del psicoanálisis, concepto de inconsciente, deseo del analista, causa, acto del analista.

En 1964, luego de ser excomulgado en 1963 de la International Psychoanalytical Association (IPA), Lacan se autorizó a continuar su enseñanza con un nuevo seminario, el onceavo, abordando los fundamentos del psicoanálisis (conceptos fundamentales), preguntándose qué es el psicoanálisis, lo cual quiere decir: qué lo funda como praxis. El Cap. I de dicho seminario cuestiona la posición de Lacan frente al padre Freud. Entendiendo al padre como concepto central del inconsciente freudiano. Y su propia relación con el padre Freud en tanto que padre del psicoanálisis.

En la Pág. 20 del Seminario Lacan dice: “Lo que tenía que decir sobre los Nombres-del-Padre… (nombre del seminario que estaba dictando cuando fue excomulgado de la IPA) no intentaba otra cosa que el cuestionamiento del origen… averiguar mediante qué privilegio pudo encontrar el deseo de Freud, en el campo de la experiencia que designa como el inconsciente, la puerta de entrada.”[1] La respuesta que da a este deseo original de Freud en el campo freudiano de la práctica analítica es la trasmisión del psicoanálisis.

Lacan adopta una posición totalmente diferente a los de la IPA, respondiéndoles que los conceptos no son dogmas de fe, que no pueden ser establecidos de entrada y para siempre, y que una institución analítica que sostenga que no se puede ir más allá de lo que dijo Freud, se asemeja más a un funcionamiento fundado en el padre de la religión que en lo deseable para el psicoanálisis. Y aquí Lacan es un refugiado del país de los hijos, herederos legales de la herencia de Freud, los que no quieren saber nada de esa herencia, es decir, gozar sin ponerla al trabajo. Lacan en 1964 funda su Escuela, en la enseñanza de Lacan puede leerse una continuidad como signo de su deseo por el psicoanálisis. El deseo no patológico, el deseo como una causa se trasmite. Para que un deseo sea contagioso tiene que ser relacionado con un objeto causa.

En la Pág. 284, dice: “El deseo del análisis no es un deseo puro. Es el deseo de obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando el sujeto, confrontado al significante primordial, accede por primera vez a la posición de sujeción a él. Sólo allí puede surgir la significación de un amor sin límites…”. Habla de la relación con el deseo del analista, por eso se puede trasmitir algo. 

Como hemos visto en el SCF del año pasado, dónde trabajamos el Seminario XX, Aun, en el Cap. I Lacan comenta su: “yo no quiero saber”. La relación entre la formación del analista y el deseo del analista, porque el “no querer saber” es otro nombre para el síntoma. Someter el síntoma a un trabajo repetido es el alimento, energía necesaria al funcionamiento del deseo. Por eso Lacan dice al final del Seminario XI que no es un deseo puro, porque la fuerza del deseo viene de su propio síntoma puesto al trabajo de la elaboración, y al que siempre va a quedar un resto.

La verdadera formación del analista son las formaciones del inconsciente. Y el deseo del analista entra como operador en el concepto mismo de psicoanálisis. El deseo del analista hace hablar, permite hablar, desencadena el hablar, hace parte del concepto de inconsciente, no se puede separar de la cadena de enunciados del analista de los del analizante[2].

Para la realización de este trabajo abordaré el concepto de inconsciente tal y como Lacan nos lo presenta en este seminario: introduciéndolo mediante la estructura de una hiancia. Hasta dicho momento, en el retorno a Freud, Lacan postula “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. Retoma las cosas con el inconsciente como primer elemento fundamental, pero el inconsciente aparece como discontinuidad y no  se reduce solamente al inconsciente estructurado como un lenguaje, introduce siempre algo nuevo que descompleta e instrumenta.

En este seminario, los significantes que Lacan utiliza para definir a la experiencia del inconsciente son: algo que está a la espera… de lo no nacido, tropiezo, falla, fisura, hallazgo, sorpresa, pérdida, discontinuidad, vacilación (lo que vacila en un corte del sujeto), falsa unidad, uno de la ranura, del rasgo, de la ruptura, concepto de falta, ausencia, sujeto de la enunciación: éste se pierde tanto como se vuelve a encontrar, no-realizado, aspecto evanescente, indestructible, recuperación engañosa, lo evasivo…

Al referirse al dinamismo del inconsciente dice que Freud designa con la censura a este elemento operatorio del borramiento.

Lacan sostiene que no basta decir que el inconsciente es un concepto dinámico y se refiere a la función de causa. Y que tampoco es un concepto solamente descriptivo, tiene que ser en la experiencia analítica, tiene que ser operativo (algo que permita una operación), es por eso que insiste sobre la dimensión de la causa. El inconsciente es presente únicamente si puede referirse a algo que lo causa. Liga la dimensión del inconsciente y la dimensión de la causa.

La cadena significante es al menos 2 significantes. Un significante jamás se basta para definir al inconsciente, lo singular del inconsciente es lo que es representado por el agujero, el espacio entre los 2, pero este espacio es definido sin nombre, sin un significante.

Definición lacaniana de inconsciente como discontinuidad, no hay posibilidad de enlazar estos 2 puntos sino es pasando por el agujero, entre los 2 significantes.2 significantes: representación que existe solamente porque no se puede hacer con menos de 2. Es imposible de representar un agujero sin bordes.

Discontinuidad, no representación: punto esencial, cosa esencial, causa esencial.

El correlato del inconsciente producido es el de analista como operador, es decir el deseo del analista. El Seminario XI es un seminario sobre el deseo del analista. Analista: como no permanente, cada vez la apuesta de la experiencia para el analizante (inconsciente como discontinuidad) y para el analista también. Es sorprendente corroborar con cada práctica que es siempre nuevo. El inconsciente no es óntico (lo que pertenece propiamente al orden del inconsciente es que no es ni ser ni no-ser, es no-realizado [3]), pero sí ético. El campo del inconsciente atañe al sujeto.

El inconsciente como saber se refiere a  la dimensión del inconsciente lenguaje. El inconsciente discontinuidad apela al inconsciente sujeto, al sujeto como vacío, al inconsciente como vacío entre 2 significantes, ya que el significante a nivel de la representación es un vacío. El sujeto es uno, pero son necesarios 2 significantes para representarlo, y entre los 2 significantes hay el agujero, que no es el 3º.

El síntoma es una formación del inconsciente a nivel del mensaje sentido que puede ser interpretado, no es una formación del inconsciente en el nivel que el inconsciente no tiene formaciones, ya que más tarde Lacan nos habla del síntoma en la singularidad del sinthome, que señala lo irrepresentable y, sin embargo, real de cada uno. Esta dimensión no es accesible sin un concepto del inconsciente, siempre vigente, pero que a partir de la última enseñanza de Lacan es abordado en su dimensión real[4].

El concepto de inconsciente real es especialmente paradójico.

La clásica definición de Lacan del inconsciente de lo que no es lo real hace pensar en el inconsciente contra lo real, el inconsciente como defensa contra lo real. Entonces, si el inconsciente es una defensa contra lo real, no es imposible hablar del inconsciente como real, en tanto que el inconsciente estructurado como un lenguaje es una defensa contra lo real.

Lo real no puede ser dicho, solo puede ser abordado, cernido, tocado, no hay amo de lo real, es su esclavo. Lo real no es un todo.

El inconsciente real es una manera de abordar el inconsciente y es del mismo nivel que hablar del síntoma como solamente una formación del inconsciente.

El inconsciente freudiano y el nuestro, el inconsciente lacaniano, no es el inconsciente freudiano. La manera de Lacan de abordar el inconsciente se hace con su deseo, el deseo de Lacan no es el deseo de Freud, no hay una posibilidad de aplicar automáticamente una escala de aplicación.

El psicoanálisis es una experiencia que es necesaria para tocar lo real, no es una disciplina intelectual. Tenemos que inventar en cada caso, con cada analizante el punto de discontinuidad posible para él y se va a hacer posible si él decide, si va a ir en su experiencia hacia el analista, y eso no depende del nivel cultural [5].

Para concluir considero oportuno resaltar que acto del analista consiste en hacer existir el inconsciente y esto no sucede si no hay deseo.

A través de este trabajo intento cernir algo de la definición del concepto del inconsciente lacaniano. Lacan en este seminario insiste en la relación entre el inconsciente y el Unbegriff (es el nombre de la falla), o sea el corte. El corte Lacan lo escribe: $.

S1 S2

----

$    el sujeto es efecto del significante

Aparece en la falla el significante propio del lapsus, sueño… que se escabulle en el momento mismo de su aparición y  eso es el inconsciente temporal[6].

“En suma, sólo hay causa de lo que cojea”[7]. Considero la cojera como el vacío entre causa – efecto, entre S1-S2. En un análisis, no se trata de suprimir el vacío, de borrar el vacío, se trata de considerar la cojera, el vacío en su cojera, de nombrar lo que permite funcionar al sujeto en su particularidad.






Mª Laura Bueno

 Junio 2010

Notes

[1] Lacan, J. (1964). El Seminario Libro 11: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1997. p. 20.

[2] Brousse, M-H. Apertura, Cáp. I del Seminario XI: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, de Jacques Lacan. Seminario del Campo Freudiano 2009-2010, en Barcelona, octubre 2009.

[3] Lacan, J. (1964). El Seminario Libro 11: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1997.p. 38.

[4] Punto vivo del SCFB de noviembre de 2009 por Rosalba Zaidel.

[5] Klotz, J-P. Cap. I y II del Seminario XI: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, de Jacques Lacan. Seminario del Campo Freudiano 2009-2010, en Barcelona, noviembre 2009.

[6] Naveau, L.  Cap. IV y V del Seminario XI: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, de Jacques Lacan. Seminario del Campo Freudiano 2009-2010, en Barcelona, diciembre 2009.

[7] Lacan, J. (1964). El Seminario Libro 11: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1997. p. 30.

Bibliografia

Lacan, J. (1964). El Seminario Libro 11: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1997.

Lacan, J. (1972-1973). El Seminario Libro 20: Aun. Buenos Aires: Paidós, 2007.

M. Laura Bueno

El inconsciente freudiano y el nuestro

NODVS XXXVI, març de 2012

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