"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de Octubre de 2012

Reseña de la presentación de Miquel Bassols sobre el Escrito de Lacan, "La posición del inconsciente", en el SCFB de Octubre 2012

  • Publicado en NODVS XXXVIII, gener de 2013

El inconsciente, Otra Cosa

 

Miquel Bassols presentó el escrito de J. Lacan Posición del inconsciente en la Apertura del SCFB. Calificó su título “El inconsciente, Otra Cosa” como expresión brújula de este texto, crucial por la coyuntura histórica, de diálogo con la psiquiatría y la filosofía de la época.  

Recordó, para empezar, que en Enero de 1985 se inició el SCFB. En la sesión inaugural, J.-A. Miller situó el Seminario como un lugar que causa una transferencia de trabajo, al referir en su Introducción a “Variantes de la cura-tipo” lo siguiente: “El comentario (de texto) es, en palabras de Lacan, una disciplina que en sí misma contribuye a la formación del psicoanalista. (...) El comentario de un texto auténtico consiste (...) en hacer responder al texto a las preguntas que nos plantea. (...) Considerar el texto como una palabra verdadera, es decir con su valor de transferencia ¿qué quiere decir esto?”. Es este un principio lógico y de lectura, tomar el texto a condición de tener como brújula “hacer responder al texto a las preguntas que nos plantea” y “considerar el texto como una palabra verdadera”, como texto que pone en acto lo que dice, preformativo. El núcleo generador del SCFB está en ese momento inicial como fuerza generadora de la transferencia de trabajo.

En especial este texto Posición del inconsciente se aviene a tomarlo como Otra Cosa, como continuidad entre teoría y práctica. “Hacer responder al texto”, supone tomar el texto como SSS. Es una transferencia de saber, que lo distingue de otro tipo de textos, en tanto requiere un trabajo de interpretación. No se trata de una cuestión técnica sino ética, de posición del sujeto en su relación con el inconsciente. De hecho, Lacan construye sus textos con una preeminencia del texto que permite ese “apretamiento” donde, a su juicio, no deja al lector otra salida que la de entrada, sin concesiones. Esa salida Lacan la prefiere difícil. Sus textos siempre dejan una salida, con entrada difícil, para entrar desde adentro, desde el Otro en tanto Otro del inconsciente. No nos deja, pues, otra salida que su entrada.

Su propia teoría del inconsciente. En los años 50, Lacan formula el “inconsciente estructurado como un lenguaje”, siempre abierto. Aquí, se trata de un inconsciente abierto-cerrado, replegado sobre sí. La llave del interior es el uso del significante en sus equívocos en la interpretación. De ahí que, la enseñanza del psicoanálisis nunca puede ser teórica. Conviene distinguir para eso dos registros del saber: el saber referencial y el saber textual, es el mismo nudo anterior. El saber referencial es un referente preciso e unívoco, por ejemplo el olvido de la palabra “Signorelli” es un saber que denota un saber unívoco. El saber textual, en tanto el texto como significante siempre es equívoco, se desplaza de un significante a otro, abre un tejido de significantes que, más allá de su saber referencial y en relación con otros significantes, dará la razón del olvido de la palabra “Signorelli”. La tesis de Lacan es que hay isomorfismo, identidad entre los dos registros, que precisa un trabajo de interpretación. Ahí, la llave para su texto es el poder del significante para abrir el texto desde dentro, en la medida que la transferencia nos permite ya estar en el interior. No hay entonces saber como conocimiento. El psicoanálisis prueba que en todo saber está entrometido ese saber textual.

Posición del inconsciente, como saber textual. Es un texto bisagra en la enseñanza de Lacan, de los años 60, contemporáneo del Seminario 11, corresponde a un segundo retorno de Lacan a Freud. Recién ex-comunicado de la IPA, se refiere al Coloquio de Bonneval como un “momento de combate en lugar de intercambio”. Articula aquí su posición a la luz de la coyuntura, que se vincula con su última enseñanza, cobrando este texto otra dimensión.

Su título es extraño: el término “posición” Lacan no lo usa más, es equívoco, tal pentagrama que suena de maneras distintas según  el contexto. Y es que la posición del inconsciente siempre es Otra cosa, es una posición escurridiza, aparece en otro lugar. La posición del inconsciente es la posición de Lacan en el psicoanálisis y en la ciencia del momento: hace presente el inconsciente en la ciencia de la época, en una posición distinta a la de sus alumnos.

Posición del deseo del analista en la transferencia. El concepto de analista forma “parte del concepto de inconsciente” (p. 813). La posición de Lacan es entender el inconsciente como corte. De ahí que el título de H. Ey “Conocimiento del inconsciente” sea ya algo imposible, en tanto no hay inconsciente como objeto del conocimiento, sino inconsciente como saber textual que entrelaza. No es ser, ni no ser, sino dimensión de lo no-realizado, de no-cesa-de-no-ocurrir, que se repite causando al sujeto la mayor angustia. Se trata de una anticipación del inconsciente real de los 70.

Es este un texto de apertura a una segunda enseñanza de Lacan. El inconsciente del Discurso de Roma de 1953 abrió una época, al que dio su continuidad en este segundo momento lógico en el Congreso de Bonneval, proporcionándole la medida de cómo se había entendido su concepto de inconsciente y cómo reformularlo. En este texto retoma los cuatro conceptos fundamentales y hace una bisagra entre ellos, diciendo que en 1953 ha estructurado un inconsciente con el lenguaje y aquí articula el inconsciente con la repetición y la pulsión. Se trata del inconsciente como Otra-Cosa, Cosa que ya no es el significante sino Das-ding, real que no se deja representar. Esta Otra dimensión del inconsciente real, el sujeto lo experimenta en el intervalo entre los significantes S1—> S2, hace la experiencia del inconsciente como Otra Cosa que no cesa de no escribirse, que no se puede representar, hace la experiencia del Otro, de qué es el deseo del Otro, de qué soy en el deseo del Otro, etc... Y el objeto a viene a situarse ahí, en el intervalo entre los dos significantes.

Lacan presenta aquí el modelo pulsional con la esfera de Magdeburgo (p. 824), con el abrir-cerrar, dentro-fuera. Abriéndose no tanto por la interpretación, sino por el acto. Esto es, del inconsciente estructurado como un lenguaje, al inconsciente que sólo se atrapa tras su clausura por un acto (corte sesión, silencio, etc.) El analista ahí, como soporte de a, encarna esa presencia. Presencia real.

El inconsciente de antes de Freud no existe, sólo existe cuando se realiza en la transferencia y se escucha como tal. El concepto de inconsciente está forjado sobre una huella, sobre algo que ha dejado su huella pero que ya no está, está en otra parte. Nunca tendremos la representación del goce del sujeto, sólo la huella de lo que ya no está ahí. Hace falta estar en el lenguaje para leer esa huella. La transferencia es suponer un saber a un significante, se funda en esta operación del lenguaje, coalescencia entre inconsciente, repetición y pulsión. Del lenguaje hacia lo real del inconsciente. Eso va a hacer variar la práctica del psicoanálisis.

Anna M. Castell

"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de Octubre de 2012

NODVS XXXVIII, gener de 2013

Comparteix

  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Facebook