Notas sobre Pulsiones y destinos de pulsión, S. Freud (1915).

Refrencia presentada en el marco del Seminario del Campo Freudiano en mayo de 2013.

  • Publicado en NODVS XL, juliol de 2013

Resum

Recorrido sobre el texto de Freud de 1915 Pulsiones y destinos de pulsión, en el cual se destacan las idas y vueltas de Freud en torno al binomio pulsión parcial y pulsión genital al servicio de la reproducción. Se intenta también, realizar un contrapunto con las aportanciones de Lacan sobre la pulsión en su Seminario 11. 

Paraules clau

Pulsión; pulsiones y destino de pulsión; Seminario 11; pulsiones parciales; pulsiones yoicas; pulsiones de autoconservación; 

1.

Freud escribe Pulsiones y destinos de pulsión en 1915. Es el primero de una serie de doce  artículos con los que pretendía, según Jones, articular una síntesis de sus concepciones metapsicológicas. Los primeros cinco artículos de la serie se conocen con el nombre de Trabajos sobre metapsicología y fueron escritos en solo seis semanas. Pulsiones y destinos de pulsión; La represión; Lo inconciente; Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños y Duelo y melancolía son estos cinco célebres textos.

En marzo de 1915 Freud estaba cerca de cumplir los 60 años. La primera Guerra mundial llevaba meses iniciada y las perspectivas no eran del todo favorables. Contaba en ese momento con solo dos pacientes y la supervivencia de las publicaciones analíticas estaba amenazada. En una carta a Ferenczi le decía “Sé que estoy escribiendo para sólo cinco personas en la actualidad, usted y otros pocos”. Llama la atención y es un elemento a destacar como Freud, en medio de la incertidumbre y las privaciones que ya imponía la guerra, logra redactar en solo seis semanas estos cinco textos fundamentales.

 

2.

Las primeras tres líneas con que Freud abre su texto, ponen en evidencia el esfuerzo de investigación de su trabajo, la lógica dialéctica de la búsqueda, que da un paso en una dirección y que tal vez, en el siguiente, deba reorientar su recorrido.

Dice, “Muchas veces hemos oído sostener el reclamo de que una ciencia debe construirse sobre conceptos básicos, claros y definidos con precisión. En realidad, ninguna, ni aun la más exacta, empieza con tales definiciones”1.

Tal es así está búsqueda, que el concepto mismo de pulsión, varía según el momento de su obra. En una nota agregada en 1914, en sus Tres ensayos de teoría sexual la definía como “la agencia  representante psíquica de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir”2 pongamos el acento, en este caso, en su función de Agencia representante. En 1911, en su texto sobre Schreber, la define como “el concepto fronterizo de lo somático respecto de lo anímico. El representante psíquico de los poderes orgánicos”3. Hasta aquí, Pulsión y su Agencia representante son la misma cosa. Sin embargo, solo un poco más adelante, en su texto Lo inconciente de 1915 distingue claramente estos dos elementos, dice “Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la consciencia; sólo puede serlo la representación que es su representante. Ahora bien, tampoco en el interior de lo inconsciente puede estar representada si no es por la representación”.4 Es decir, la pulsión y su representación son cosas distintas.

De este modo, Freud propone cernir su concepto de pulsión, a partir de ponerlo en tensión con otros elementos. Definir lo que no es la pulsión, le permite dibujar el contorno de su aportación.

Comienza haciendo una clara distinción entre el estímulo fisiológico y el estímulo pulsional.  Al primero, se puede responder de manera acertada, cancelando el estímulo alejándose de su fuente. En cambio el segundo, al ser endógeno, no permite la huida.

Otro elemento que favorece la distinción es la dinámica de su empuje. El estímulo fisiológico actúa como una fuerza de choque momentánea, en cambio la pulsión es una fuerza constante. En el Seminario 11, Lacan pone el acento en esta distinción, ya que permite entender que no estamos dentro del campo de lo biológico, dice “La constancia del empuje impide cualquier asimilación de la pulsión a una función biológica, la cual siempre tiene un ritmo. Lo primero que dice Freud de la pulsión, es que no tiene ni día ni noche, ni primavera ni otoño, ni alza ni baja. Es una fuerza constante”. 5

Para Freud, en este texto, la pulsión es todavía un concepto de frontera. Un elemento que se acomoda en el litoral entre los psíquico y lo somático y, como hemos dicho antes, es a la vez, la representación de ese estímulo endógeno y el estímulo mismo.

 

3.

Cuatro son los elementos con que Freud distingue la pulsión.

El Esfuerzo Drang, entendido como una fuerza constante, es el motor de la pulsión.

La Meta, Ziel. Si bien Freud postula que la meta permanece invariable para la pulsión, señala que los caminos que llevan a alcanzarla pueden ser diversos, combinables e intercambiables.  Incluso, en caso de no alcanzarse la meta, Freud destaca que encontramos una satisfacción parcial. Y será este elemento, fundamental en relación a la naturaleza de las pulsiones, capaces de satisfacerse, aun sin alcanzar su objetivo. Lacan recoge esta cuestión en el Seminario 11 para corregirla, cuando dice “en este momento no estoy copulando, les estoy hablando y, sin embargo, puedo alcanzar la misma satisfacción que copulando...el único alcance de la función de la pulsión para nosotros es poner en tela de juicio este asunto de la satisfacción”.6 De este modo, la satisfacción, al incluir las vías más diversas, abre la posibilidad a una satisfacción a partir del displacer o de un síntoma. En el mismo Seminario, solo un poco después, Lacan apunta “Es evidente que la gente con la que tratamos, los pacientes, no están satisfechos, como se dice, con lo que son. Y no obstante, sabemos que todo lo que ellos son, lo que viven, aun sus síntomas, tiene que ver con la satisfacción. Satisfacen a algo que sin duda va en contra de lo que podría satisfacerlos”7 por lo tanto, la meta, en todos los casos, se alcanza.

El Objeto, objekt, de la pulsión, será aquello, según Freud, “en o por lo cual puede alcanzar su meta. Es lo más variable de la pulsión...No necesariamente es un objeto ajeno; también puede ser una parte del cuerpo propio”.8

Objeto paradojal según Lacan, ya que postula en sí mismo la categoría de Imposible. Si el objeto es lo más variable, eso quiere decir que ninguno de ellos se ajusta del mismo modo en que se ajusta un objeto a la necesidad. Dice Lacan “En cierto modo, al dar con su objeto la pulsión se entera, precisamente, de que no es así como se satisface... Aunque la boca quede ahíta... no se satisface con comida sino, como se dice, con el placer de la boca” 9

La Fuente, Quelle, es entendida por Freud como el proceso somático en donde se produce el estímulo. Será la pulsión entonces, su representación en lo psíquico.

 

4.

A esta altura de su obra, Freud propone distinguir dos clases de pulsiones. Si bien aclara que esta distinción es una mera construcción auxiliar que sólo ha de mantenerse mientras resulte útil. Estas dos clases son, las pulsiones yoicas o de autoconservación y las pulsiones sexuales. Esta división está motivada por lo que Freud entiende como conflicto fundamental de las llamadas Neurosis de Transferencia, en donde los reclamos de la sexualidad y los del yo, están contrapuestos.

Pongamos atención a los elementos que, según Freud, caracterizan a las pulsiones sexuales.

“Son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia unas de otras y sólo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a que aspira cada una de ellas es el logro del placer de órgano; sólo tras haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de reproducción. Se singularizan por el hecho de que en gran medida hacen un papel vicario unas respecto de las otras y pueden intercambiar con facilidad sus objetos...se habilitan para operaciones muy alejadas de sus acciones-meta originarias (sublimación).10

Vemos como, a pesar de que Freud postula como final del recorrido para la pulsión, la síntesis y su posterior servicio a nivel de la reproducción, no deja de señalar el carácter fallido de esta operación. La posibilidad de intercambiar con facilidad sus objetos abre el campo de la Sublimación, y al alcanzar la satisfacción por otras vías, queda desmentida la supuesta síntesis de objetivos reproductivos. Lacan lo señala claramente “la sexualidad solo se realiza mediante la operación de las pulsiones en la medida en que son pulsiones parciales, parciales respecto de la finalidad biológica de la sexualidad”.11

5.

En cuanto a los destinos de la pulsión, Freud señala cuatro:

  • El trastorno hacia lo contrario.
  • La vuelta hacia la persona propia.
  • La represión.
  • La sublimación.

De las cuales solo desarrollará las dos primeras.

En el primero de los casos, el trastorno hacia lo contrario, Freud propone distinguir dos procesos: la vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad, y el trastorno en cuanto al contenido. Para ilustrar el primero utiliza los pares sadismo-masoquismo y el placer de ver-exhibición. En este caso, el trastorno es en cuanto a la meta de la pulsión, la meta activa pasa a meta pasiva. En cuanto al segundo de los procesos, que atañe al contenido, se trata de la mudanza de amor en odio.

El segundo de los destinos es La vuelta hacia la persona propia, ilustrado por Freud a partir del Masoquismo, entendido como un Sadismo vuelto hacia el yo. Propone entonces, tres pasos para entender este movimiento. Primero, el sadismo como afirmación de poder dirigido a otra persona como objeto; Segundo, el objeto es sustituido por la persona propia, convirtiendo la pulsión activa en pasiva; y tercero, la persona ajena ocupa el lugar de sujeto que ejerce la actividad. Hay entonces, un desplazamiento entre sujeto y objeto, invirtiendo lugares y, aparentemente, un cambio de polaridad en la pulsión, de activa a pasiva.

Lacan, en este punto, destaca el vaivén con que se estructura la pulsión. Ver y ser visto, atormentar y ser atormentado. Voz activa y voz pasiva que ponen de manifiesto el recorrido de la pulsión, el circuito que traza, su carácter circular alrededor de un hueco. Por esta razón, no se trataría de un cambio de activo a pasivo en la pulsión, ni de un cambio de sujeto en objeto, sino más bien, del uso diverso de las vías que hace la pulsión, en su recorrido de satisfacción.

 

6.

En relación al amor, Freud pone el acento en una distinción y formula un anhelo. Por un lado advierte que el amor es refractario a ordenarse dentro de nuestra exposición de las pulsiones, es decir, como dice Lacan, para concebir el amor hay que referirse necesariamente a otro tipo de estructura que la de la pulsión. Pulsión y amor entonces, son cosas diversas. En cuanto al anhelo Freudiano, el amor sería la expresión de la sexualidad como un todo. Se aplicaría al vínculo del yo con su objeto sexual y sería posible a partir de la síntesis de las pulsiones parciales bajo el primado de los genitales y al servicio de la función de reproducción.

Encontramos entonces en Freud, dos modos de entender la cuestión, por un lado advierte que amor y pulsión son cosas diversas, ya que el amor solo sería posible a partir de una hipotética reunión de las pulsiones parciales. Sin embargo, distingue claramente que tal idea de síntesis es problemática, ya que, según sus palabras “Todas las etapas de desarrollo de la pulsión subsisten unas junto a las otras”.12 En este sentido, Lacan advierte que no hay tal síntesis, ya que no podemos concebir que una pulsión engendre a la siguiente, no se trata de un proceso dialéctico. Es contundente en este sentido “Nada nos permite considerar que exista una continuidad entre la fase anal y la fase fálica, que exista una relación natural de metamorfosis”.13

El postulado de síntesis de las pulsiones parciales en favor de una genitalidad al servicio de la reproducción, queda desmentido desde dos frentes. Por un lado, como sabemos, la pulsión parcial se satisface en el recorrido y objeto y fuente se confunden y se mezclan. Por otro lado, a partir de la experiencia en análisis, se vislumbra en la apertura y cierre del inconsciente, la pervivencia de las pulsiones parciales.

No hay, en todo caso, La pulsión, que represente la sexualidad del sujeto como una unidad.

 

Fernando Juárez García.


 

Notes

1 S. Freud  (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. AE. Vol. XIV, pág. 117

2 S. Freud (1905) Tres ensayos de teoría secual. AE. Vol . VII, pág. 153

3 S. Freud (1911) Sobre un caso de paranoia descrito autobigraficamente. AE. Vol XII, pág. 68

4 S. Freud  (1915) Lo inconciente. AE. Vol XIV, pág. 173

5 J. Lacan (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales en psicoanálisis. Ed. Paidós, pág. 172

6 Ibid., pág. 173

7 Ibid., pág. 173

8 S. Freud  (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. AE. Vol. XIV, pág. 118

9 J. Lacan (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales en psicoanálisis. Ed. Paidós, pág. 174

10 S. Freud  (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. AE. Vol. XIV, pág. 121

11 J. Lacan (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales en psicoanálisis. Ed. Paidós, pág. 183

12 S. Freud  (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. AE. Vol. XIV, pág. 125

13 J. Lacan (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales en psicoanálisis. Ed. Paidós, pág. 187

Bibliografia

S. Freud  (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. AE. Vol. XIV

S. Freud (1905) Tres ensayos de teoría secual. AE. Vol . VII

S. Freud (1911) Sobre un caso de paranoia descrito autobigraficamente. AE. Vol XII

S. Freud  (1915) Lo inconciente. AE. Vol XIV

J. Lacan (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales en psicoanálisis. Ed. Paidós

Fernando Juárez García.

Notas sobre Pulsiones y destinos de pulsión, S. Freud (1915).

NODVS XL, juliol de 2013

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