"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Octubre de 2013

Punto Vivo de la primera clase del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona del curso 2013-2014, impartida el 19 de octubre por Vicente Palomera.

  • Publicado en NODVS XLI, desembre de 2013

 

La ciencia y la verdad

Jacques Lacan

 

 

Presentación

  

Vicente Palomera comenzó su presentación de este Escrito como texto a descifrar en este Seminario de lectura, el cual nos llevará a la reflexión sobre el sujeto: ¿qué es el sujeto? Si queremos saber lo que es el psicoanálisis y su diferencia con otras formas de psicoterapia tenemos que saber qué significa el término de sujeto. En La ciencia y la verdad, Lacan presenta una tesis: el sujeto es el sujeto cartesiano, el sujeto del cogito. Lacan señala que el campo freudiano solo se hace posible algún tiempo después de la emergencia del sujeto cartesiano porque la ciencia moderna empieza después del paso inaugural dado por Descartes.

Tenemos aquí dos tesis: la primera, que la ciencia que conocemos hoy empezó con Descartes. Esta es la tesis de Koyré que ya estaba en Hegel al decir que “Descartes marcó el comienzo de los tiempos modernos”. Por tanto, Lacan adopta aquí una tesis que no es propiamente suya. La segunda tesis (esta sí de Lacan) es que el sujeto del psicoanálisis es el sujeto cartesiano. Establece una analogía entre Freud y Descartes: el sujeto que tomamos en una cura es un sujeto cartesiano. Lacan empieza señalando que el psicoanálisis aborda al sujeto como sujeto dividido, el sujeto de la Spaltung freudiana ("La escisión del yo en el mecanismo de defensa"). División que ocurre porque la realidad se constituye a partir de un rechazo (tanto para el neurótico como para el discurso de la ciencia). Así Lacan conecta el sujeto de la ciencia con el del psicoanálisis, a partir de lo que queda afuera. Entonces ¿por qué Freud es cartesiano? Para quienes tratan a los pacientes y a sus síntomas les puede parecer extraño decirles “el sujeto que ustedes atienden es el sujeto cartesiano”.

Las características del Cogito: el sujeto del cogito es el sujeto del pensamiento. “El sujeto lo es sólo porque piensa que está seguro de existir” (que está seguro de sí mismo). Es un sujeto de pensamiento y, al mismo tiempo, es un sujeto de certeza. Su certeza consiste en que el sujeto está seguro de su existencia, es decir, no está seguro de su ser o de su esencia sino de su existencia, y como presencia real porque Lacan subraya que el cogito apunta a lo real. Es en esta certeza que se basa lo que le pedimos al sujeto que recibimos en tratamiento: le pedimos que hable, que nos diga lo que piensa, sólo porque piensa está seguro de existir. Las Meditaciones metafísicas, referenciadas por Eduard Fernández Guilañá, plantean estas dos cuestiones: un sujeto del pensamiento y un sujeto de la certeza. Lacan fundamenta su relación con la práctica analítica cuando dice que el cogito apunta a lo real.

Pero el sujeto de la certeza no es el sujeto de la verdad porque su certeza es completamente independiente de la verdad. El cogito suspende cualquier consideración sobre la verdad. Mis pensamientos pueden ser verdaderos o falsos, no importa, pueden ser alucinaciones, sueños, errores, no importa: “cuando pienso, soy”. Dadas estas características del sujeto del cogito podríamos decir que el paciente que consulta no se parece en nada al sujeto cartesiano. Nuestro interlocutor podría decirnos que quien pide un tratamiento del síntoma no se parece en nada al sujeto del cogito.

Sin embargo, ¿cómo es un paciente que pide psicoterapia hoy día?. En primer lugar, es alguien que sufre. Su cogito es, más bien: "sufro, luego soy". No es el sujeto de la verdad el que pide tratamiento, sino el sujeto del afecto. En segundo lugar, tampoco es el sujeto de la certeza, sino el sujeto de la duda, es un sujeto que no sabe lo que le está pasando, que sufre y no sabe porqué, no sabe la causa y tampoco si está implicado en su sufrimiento, así que es un sujeto de la duda. Este es un sujeto que sufre, no sabe la causa, pero no es indiferente a la verdad. Por todo ello, podría decirse que  aparentemente hay una oposición completa entre el sujeto cartesiano y el sujeto que se dirige a la “terapia”. Entonces, ¿por qué el sujeto del inconsciente es un sujeto cartesiano? Freud le pide a ese sujeto del sufrimiento y del afecto que transforme su sufrimiento, sus afectos, ¡en pensamientos! Le pide que traduzca los pensamientos en significantes. Esta es la regla de Freud, llamada de la asociación libre. El paciente freudiano será ahora lo que llamaremos “analizante”, en la medida en que transforma el sufrimiento en pensamientos. La asociación libre implica decir lo que se piensa en silencio. La regla de la asociación libre le pide que se convierta en un productor de pensamientos, lo convierte en un sujeto del cogito.

En suma, la aplicación de la regla de la asociación libre transforma el sujeto del sufrimiento en un sujeto de pensamiento, lo que supone dar un paso más respecto al sujeto del cogito. He aquí una diferencia entre el analizante y el analista porque el sujeto de pensamiento no es exactamente un sujeto de certeza. En efecto, el analizante habla de sus pensamientos, los comenta negativamente: niega su importancia y los considera estúpidos, es decir, duda sobre la verdad de sus pensamientos y es precisamente aquí donde nos encontramos con la hipótesis cartesiana. La hipótesis freudiana es “donde estaba el pensamiento, está el sujeto, incluso si la persona que habla no lo sabe”.

El analizante no es pues el sujeto de la certeza porque frente a sus pensamientos se divide, es un sujeto torturado por el lenguaje, por el parásito lenguajero, como dirá Lacan años después. No es un sujeto de la certeza pues, por ejemplo, el sueño relatado es transformado en palabras, pensamientos, pero de los que no hay alguien que pueda decir "yo". Freud tiene la certeza de que, en la duda, el sujeto está ahí. Lo señala Lacan, en el Seminario 11, al subrayar la disimetría respecto a la certeza que se sitúa del lado del Otro, del lado del psicoanalista, el responsable de producir el sujeto del inconsciente, de causarlo.

Entonces, dado que el sujeto se manifiesta antes de alcanzar la certeza, el sujeto de Lacan no es al fin el sujeto cartesiano sino el que resulta de la subversión del sujeto cartesiano. El sujeto de la filosofía es el del autodominio, un sujeto que no está dividido. Por el contrario, el sujeto que surge de Freud es el que es esclavo de sus pensamientos porque está sometido al lenguaje, al sistema de significantes que lo determina. El sujeto es un significante, uno (S1) que entra en el mundo como objeto del Otro, no como sujeto. En el momento en que se aliena se hace representar por un significante: a diferencia del sujeto cartesiano, es efecto y no agente del significante. El sujeto lacaniano nace dividido porque el Otro precede al sujeto y sufre por lo que ha rechazado (p. 835). El rechazo determina el campo de la clínica de la defensa (represión, denagación y forclusión), de ahí la referencia a los textos freudianos como "La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis", "Neurosis y psicosis" o "El fetichismo" que muestran al sujeto constituyéndose a partir de un rechazo y de lo que retorna al lugar de lo rechazado.

Lacan mostrará que la emergencia de La Ciencia se produce a partir de un rechazo del sujeto (la ciencia definida como una ideología del rechazo del sujeto) y sus efectos, a saber, el retorno de los objetos producto de su discurso que van al lugar de ese rechazo. Finalmente, el cogito cartesiano se constituye como desfiladero de un rechazo de todo saber y lo rechazado retorna en el interior del sujeto, en una exclusión interna, comentado por Howard Rouse. La constitución de la realidad está bien descrita en la intervención de J.-A.Miller "Mostración en Premontré" (en Matemas 1), donde se apunta que el sujeto se constituye a partir de la extracción de un objeto, esto quiere decir que el marco de la realidad se constituye a partir de la extracción de un objeto, que Lacan define como objeto (a). 

 

 

 

Rosalba Zaidel

"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Octubre de 2013

NODVS XLI, desembre de 2013

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