El sujeto de la ciencia y el sujeto del psicoanálisis: el “cogito” cartesiano.

Texto presentado en el Seminario del Campo Freudiano, a cargo de Vicente Palomera, en octubre, 2013.

  • Publicado en NODVS XLI, desembre de 2013

Resum

Para Lacan, y siguiendo a Koyré , es la emergencia de una nueva posición subjetiva históricamente definida la que permite el nacimiento de la ciencia moderna: el cogito cartesiano. La señalización de la emergencia de una consideración nueva del sujeto implica que la misma concepción de “sujeto” no es una esencia invariable a lo largo de la historia sino que es un efecto de diferentes discursos localizables en ella. Este trabajo se centra en el estudio del cogito cartesiano como “momento histórico inaugural” de la ciencia moderna para poder responder a la pregunta de por qué Lacan considera que el sujeto de la ciencia es también el sujeto del psicoanálisis.

Paraules clau

Sujeto, cogito, discurso de la ciencia, verdad.

Introducción

Para Lacan, y siguiendo a Koyré1, es la emergencia de una nueva posición subjetiva históricamente definida la que permite el nacimiento de la ciencia moderna: el cogito cartesiano. Inicia su escrito La Ciencia y la Verdad con la afirmación siguiente: “Pero pudo observarse que tomé como hilo conductor el año pasado cierto momento del sujeto que considero como un correlato esencial de la ciencia: un momento históricamente definido del que tal vez nos queda por saber si es estrictamente repetible en la experiencia, aquel que Descartes inaugura y que se llama el cogito2.

En consecuencia, la señalización de la emergencia de una consideración nueva del sujeto a partir del cogito cartesiano implica que la misma concepción de “sujeto” no es una esencia invariable a lo largo de la historia sino que es un efecto de diferentes discursos localizables en ella. Cada nueva concepción es el resultado de unas coordenadas discursivas determinadas. En este sentido, Lacan destaca tres modalidades subjetivas que operan en forma de ruptura en relación a la localización del sujeto: Sócrates, Descartes y Freud.

Este trabajo se centra en la segunda de ellas, el cogito cartesiano, como “momento histórico inaugural”3 de la ciencia moderna para poder responder a la pregunta de por qué Lacan considera que el sujeto de la ciencia es también el sujeto del psicoanálisis.

 

LAS MEDITACIONES METAFÍSICAS

 

I. Meditación primera: “De las cosas que pueden ponerse en duda”.

En la meditación primera, Descartes establece como objetivo de su búsqueda la posibilidad de encontrar un sustento fuera de toda duda, un punto de Arquímedes (si es que lo hay) donde poder sustentar un nuevo edificio del conocimiento cuya validez esté asegurada desde sus fundamentos. Para realizar tal proyecto, adopta como punto de partida el dudar de todo aquello que sea susceptible de engaño. No es necesario demostrar todo aquello que es falso (sería una empresa inasequible) sino demostrar que los fundamentos donde se sostienen las cosas lo son. Atacando sus principios, se derrumba todo lo demás. La herramienta que permitirá discernir lo verdadero de lo falso es la duda metódica. Por lo tanto, serán falsas no solamente aquellas cosas que se manifiesten claramente como tales sino también aquellas que “no sean enteramente ciertas e indudables”.

Con este criterio para separar las aguas de la verdad y la falsedad se deduce la inoperancia de todo aquello percibido por los sentidos, puesto que muchas veces nos engañan, de la experiencia del cuerpo propio (podría ser todo un sueño),e incluso de los objetos matemáticos porque, si bien mantienen una lógica interna una vez entendidos (aunque sueñe dos más dos sigue siendo cuatro y no cinco), nada nos asegura que no haya un genio maligno que permita tal claridad en nuestro entendimiento aunque todo ello sea falso. En consecuencia, en esta primera meditación hay un derrumbamiento de todo el mundo simbólico e imaginario, sin ningún significante ni ninguna imagen que permita no sólo validar la realidad sino tampoco la de nuestra existencia como sujeto.

 

II. Meditación segunda: “De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil conocer que el cuerpo”

En la segunda Meditación se encuentra el punto de Arquímedes buscado anteriormente. Por muy engañado que esté, por mucho que todo lo sentido, pensado o imaginado sea completamente falso, no es menos cierto que “yo soy, yo existo”4. Esta es la primera formulación en las Meditaciones. Para ser concretos, deberíamos precisar que tal afirmación aparece con anterioridad en otra obra suya, El discurso del método, bajo la forma “Yo pienso, luego soy5. Aquí la duda metódica encuentra por fin algo innegable. La inmediatez del pensar como puro pensar nos hace intuir clara y distintamente como el pensamiento mismo incluye mi existencia. Pero lo más importante, y cito textualmente volviendo a las Meditaciones, es la continuación ofrecida por Descartes “la proposición “yo soy , yo existo” es necesariamente verdadera, mientras la estoy pronunciando o concibiendo en mi espíritu6.

 

SUJETO DE LA CIENCIA Y SUJETO DEL PSICOANÁLISIS

Lacan afirma en la ciencia y la verdad que el sujeto sobre el que opera el psicoanálisis no es otro que el “sujeto de la ciencia7. En su obra L’oeuvre Claire, Jean-Claude Millner desarrolla esta idea en tres puntos. En primer lugar, que el psicoanálisis opera sobre un sujeto (y no sobre un yo). En segundo lugar, que hay un sujeto de la ciencia y, en tercer lugar, que estos dos sujetos son un sólo sujeto. Después de explicar las dos primeras meditaciones, y una vez llegados al “Cogito ergo sum”, es posible entender el porqué de la afirmación lacaniana:

  1. En primer lugar, porque el criterio de la duda nos sitúa ante un sujeto vacío, sin ningún significante al que anudarse o identificarse puesto que todo lo simbólico y lo imaginario ha sido puesto en duda (el cuerpo, la realidad de los entes, las sensaciones e incluso los objetos matemáticos). Este sujeto es el que Lacan llama el sujeto de la ciencia. El científico debe eliminar toda subjetividad para poder dejar que el significante matemático descifre la realidad sin interferir para nada en él. A diferencia del saber tradicional, toda subjetividad ha sido borrada y el saber es un desencadenamiento hasta límites insospechados de la articulación de tales significantes.
  2. En segundo lugar, porque el inconsciente tiene la misma estructura que el sujeto cartesiano. Entre un S1 (“Pienso”) y un S2 (“existo”) emerge un sujeto evanescente, puntual. Por otro lado, también en el inconsciente opera un cierto saber en lo real cuando emerge un sujeto en los lapsus, los actos fallidos, etc a diferencia del moi que lo desconoce.
  3. En tercer lugar, porque no sólo une ser y existencia (“yo soy, yo existo”) sino porque esto solamente es válido mientras lo pueda “pronunciar” o “concebir” en mi espíritu. En consecuencia, ya no estamos ante el sujeto aristotélico causa de todas las representaciones y del lenguaje mismo sino ante un sujeto que es consecuencia de éste último. El sujeto sólo existe mientras pronuncie o conciba el “yo soy, yo existo”. ¿Y cuánto tiempo? “Todo el tiempo que dure mi pensar; pues acaso podría suceder que, si cesase por completo de pensar, cesaría al propio tiempo por completo de existir”8. No es un sujeto anterior a la cadena significante, sino consecuencia de ésta y se desvanece justo cuando ésta deja de ser articulada (es decir, “pronunciada” o “pensada”). Lo sustenta una enunciación que, al no poder anudarse a un S2 (que será la existencia de Dios como garante de la verdad), lo convierte en una inmediatez que se derrumba una vez finalizada su articulación.

Este también es el sujeto del psicoanálisis en cuanto el sujeto del inconsciente antes que hablar (que también lo hace) es hablado. Es decir, es un efecto de una estructura, la del lenguaje, con la escisión correspondiente entre sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación. Por eso Lacan inicia La ciencia y la verdad afirmando “El estatuto del sujeto en el psicoanálisis, ¿diremos que lo hemos fundado el año pasado? Llegamos al final a establecer una estructura que da cuenta del estado de escisión, de Spaltung en que el psicoanalista lo detecta en su praxis9. Aquí la estructura es el lenguaje y la Spaltung la división que el sujeto siente en las diferentes formaciones del inconsciente donde algo habla más allá de lo hablado.

  1. Cuando Descartes intenta fundar una ciencia partiendo del orden de las razones y no de las cosas no sólo asienta las bases de la ciencia actual sino también del psicoanálisis. En una ciencia basada en el orden de las cosas (si es que puede haber una así) el descubrimiento del inconsciente sería imposible (como lo sería también el de los agujeros negros y muchos de los objetos de la física actual ). Ninguno de ellos es observable empíricamente ni reproducible en un laboratorio y son consecuencias lógicas en relación al orden de los razonamientos.

Resumiendo, este es el sujeto común a la ciencia y al psicoanálisis: un sujeto vacío, evanescente y puntual, resultante de una estructura análoga a la del inconsciente (emerge entre un S1 y un S2) y consecuencia (no causa) del significante.

CONCLUSIÓN

Se ha intentado demostrar porque tanto el sujeto de la ciencia como el del psicoanálisis surgen con el cogito cartesiano. Es un sujeto vacío, consecuencia del significante que se ha desprendido de toda identificación. Sin este sujeto, el psicoanálisis no podría operar. Lacan destaca la imposibilidad de la práctica analítica justamente en aquellos casos donde todavía hay una identificación a un saber tradicional (como, por ejemplo, el sujeto católico). Hay ahí un saber sobre el sentido de la existencia, sobre lo que es ser un hombre o una mujer mientras que el sujeto del inconsciente (como el cartesiano) no sabe nada de eso.

Sin embargo, también hay ciertas diferencias en cómo el discurso de la ciencia y el del psicoanálisis se entienden o desentienden de él. Una vez el sujeto de la ciencia se ha liberado de toda subjetividad y es lanzado a un universo reducido al número, el mismo discurso de la ciencia con sus mecanismos significantes borra por completo la presencia del sujeto y parece que se entra en una dinámica donde todo funciona a la perfección sin él. Hasta el punto, como muy bien indica Lacan en su seminario de la Ética que “ nous en sommes à nous demander si le discours de la physique, engendré par la toute puissance du signifiant, va confiner à l’intégration de la Nature ou à sa désintégration”10.

Al reducir todo lo simbólico a un real matematizable el discurso de la ciencia se convierte, como advierte Lacan en “Radiophonie”, en “une idéologie de la supression du sujet”11. De ahí que se hable de la forclusión del sujeto. La ciencia nada quiere saber de la verdad como causa, de la verdad que mueve al científico a investigar, ni se pregunta el porqué estudia un campo de la realidad y no otro. Sin embargo, todo discurso, todo saber (y el de la ciencia lo es), es el resultado de una articulación significante. Y toda articulación significante, como mínimo para el psicoanálisis, siempre llama a un sujeto, porque no se produce en el vacío por muy vaciado que esté este sujeto (como es el Descartes).

Así pues, psicoanálisis y ciencia son dos discursos que parten de un mismo sujeto pero que se diferencian en que este último no quiere saber nada del sujeto que se desliza en su articulación. Si bien el psicoanálisis no aspira a entrar dentro de la ciencia (como dice Lacan en el texto a estudiar “l’objet a y fait objection”12) puede, en todo caso interpelar a ese sujeto que tienen en común (cartesiano, puntual i evanescente) para responsabilizarlo del discurso resultante. Así se entiende su afirmación en La ciencia y la verdad de que el psicoanálisis se desmarca de la ciencia porque se dirige a un sujeto “responsable”13 en el sentido que invita a este sujeto a hablar, a adoptar una posición subjetiva ante sus dichos y su saber. 

 

Notes

1 Koyré, A., Introduction à la lecture de Platon. Entretiens sur Descartes, Gallimard, Paris, 1994.

2 Lacan; J., Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 835.

3 Íbid., p. 837.

4 Descartes, R., Meditaciones Metafísicas, Espasa Calpe, Madrid, 2000, p. 134.

5 Descartes, R., Discurso del método, Espasa Calpe, Madrid, 2000, p. 68.

6 Descartes, R., Meditaciones Metafísicas, Espasa Calpe, Madrid, 2000, p. 134.

7 Lacan, J. «La science et la vérité», op. Cit, p. 858.

8 Descartes, R., Meditaciones Metafísicas, Espasa Calpe, Madrid, 2000, p. 136.

9 Lacan, J., «La ciencia y la verdad», Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 834.

10 Lacan, J. “Le Séminaire, libre XVI, D’un Autre à l’autre, Paris, Seuil, p.150

11 Lacan, J. «Radiophonie», Autres écrits, Paris, Seuil , 2001, p.423.

12 Lacan, J. «La science et la vérité», Écrits, Paris, Seuil, 1966, p. 863.

13 Ibid., p.858.

Bibliografia

Descartes, R., Discurso del método, Espasa Calpe, Madrid, 2000.
Descartes, R., Meditaciones Metafísicas, Espasa Calpe, Madrid, 2000.
Gault, J.L., «La naissance de la science moderne. Une lecture de “La science et la vérité”», en La Cause du désire, num. 84, Paris, 2013, p. 64.
Koyré, A., Du monde clos à l’univers infini, Gallimard, Paris, 1973.
Koyré, A., Introduction à la lecture de Platon. Entretiens sur Descartes, Gallimard, Paris, 1994.
Lacan, J. “Le Séminaire, libre XVI, D’un Autre à l’autre, Paris, Seuil.
Lacan, J. «Radiophonie», Autres écrits, Paris, Seuil , 2001.
Lacan, J. «La science et la vérité», Écrits, Paris, Seuil
Lacan, J., «La ciencia y la verdad», Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
Milner, J.-C., L’œuvre claire, Seuil, Paris, 1994.
Eduard Fernández Guilañá

El sujeto de la ciencia y el sujeto del psicoanálisis: el “cogito” cartesiano.

NODVS XLI, desembre de 2013

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