Observación de una fobia- Anneliese Shnurmann 

Referencia presentada en la clase del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona el 19 de diciembre del 2015, a cargo de Mónica Marín sobre los capítulos IV y V del seminario IV de Lacan “La relación de objeto”.

  • Publicado en NODVS XLVI, gener de 2016

Resum

El presente artículo es una lectura resumida del texto de Shnurmann a la luz de lo que Lacan plantea en los primeros capítulos del seminario IV, acerca de la diferencia entre la privación, la frustración y la castración.

Paraules clau

Fobia infantil, diferencia sexual, frustración, castración, postfreudianos.

En este texto, publicado en 1949, la autora realiza una observación cronológica y minuciosa de una niña que vivió desde las 7 semanas hasta los 2 años y 7 meses en la residencia infantil de Hampstead, durante la segunda guerra mundial. En esta residencia, organizada por Anna Freud como casa educativa para niños refugiados por la guerra, se formaba al personal, entre ellos Shnurmann, en el campo del psicoanálisis.

Lacan hace referencia a esta conferencia en el seminario IV. La introduce en el capítulo III y la retoma en los capítulos IV, V y VI. En la pág. 57 plantea que “los analistas de hoy en día reorganizan… la experiencia analítica a partir del nivel de la frustración, y descuidan la noción de castración, que sin embargo fue el descubrimiento original de Freud junto con el del Edipo”.

Historia familar                                                                                                         

Sandy es la tercera hija. Tenía una hermana 7 años mayor que murió de meningitis cuando Sandy tenía 2 años y un hermano, 2 años mayor. El padre murió antes de su nacimiento, en un accidente estando en el ejército. La madre visita casi a diario a Sandy después del trabajo, juega con ella y le trae regalos. Lacan nos indica que cumple su función de madre simbólica, por la alternancia regulada de la presencia y la ausencia y por los juegos de aproximación que hace con la niña.

Al finalizar la guerra, la madre se casa con un cuñado. Se trasladan al pueblo donde ella había crecido, a una casa con huerto y animales en la que conviven la madre, el padrastro, Sandy y unos meses después, su hermano. La madre, entonces, demuestra tener una clara preferencia por su hija. Regularmente los visita la hija del padrastro de 11 años.

Desarrollo pulsional                                                                                                       

La terapeuta, cuya función es la de un “sustituto materno”, pone énfasis principalmente en dos cuestiones referentes al desarrollo pulsional de Sandy:

1- “Un cierto grado de fijación oral”: era una chupeteadora; de bebé chupaba su puño y sus pañales; de más mayor, chupaba el dobladillo de su ropa y para dormir, se ponía un trozo de sábana en la boca.

2- La presencia de “pulsiones agresivas”: realizaba “juegos provocadores” agrediendo y agrediéndose, con otros niños y con adultos, aunque también mantenía buena relación con ellos.

Antes del inicio de la fobia, sobre los 2 años, Sandy comenzó la escuela maternal con buena adaptación; se interesó por los libros de imágenes, sobre todo de niños y niñas, y por el material del método Montessori.

La fobia                                                                                                                           

“A la edad de 2 años y cinco meses, Sandy se despertó una noche, poco después de quedarse dormida. Decía que había un perro en su cama y tardó en calmarse. A partir de este día manifestó un miedo intenso a su cama y algunos días más tarde empezó a asustarse de los perros en la calle y se exasperaba cuando veía un perro incluso de lejos. Esto ocurrió, más o menos, durante un mes, antes de la resolución definitiva de sus trastornos”.                                                                                                               

La terapeuta explica con detalle los “acontecimientos que parecen guardar relación directa con la formación de la fobia”, aislando bien los elementos y la coyuntura que la desencadena, pero sin comprender nada ya que como indica Lacan, la teoría de la que dispone es falsa.                                                                                                    

Los acontecimientos previos son:                                                                       

Primero: A los 2 años y un mes, Sandy “tomó conciencia de la diferencia entre ella y un niño”. Si bien había tenido ocasión de ver la diferencia sexual previamente, fue entonces cuando tras observar a un niño hacer pipí de pie en un orinal, ella quiso hacerlo como él. Decepcionada al no conseguirlo, mostrando sus genitales dijo reivindicativamente “bicki”, palabra que usaba para las cosas que deseaba. Continuó intentando hacer pipí de pie unos días, enfadándose al no lograrlo. Su interés por la diferencia sexual permaneció; preguntaba de cada uno, si era niño o niña.      

Segundo: Dos meses más tarde, su madre se ausentó durante 3 semanas por una operación. Al volver, “su aspecto era lamentable, caminaba con gran dificultad apoyándose en un bastón”. Acudió dos tardes y luego, la trasladaron a otra ciudad para su recuperación, dejando, por tanto, nuevamente, de visitar a la niña. Los días siguientes a las visitas de su madre, la mencionaba cuando pasaba por la habitación donde se había encontrado con ella diciendo “mi mamá está ahí”, o “la silla de mamá” señalando donde su madre se había sentado, sin mostrar “ningún signo exterior de inquietud”.

Una tarde, al bañarla, Sandy “se metió un trozo de jabón en el sexo” provocándole un gran dolor que la “trastornó”.

Fue una semana después de la segunda ausencia de su madre que Sandy tuvo la pesadilla que marcó el comienzo de la fobia.                                                          

Lacan subraya que es en un tercer tiempo cuando surge la fobia. Ésta se hace necesaria “en cuanto a la madre le falta el falo” (pág. 75)                                                 

Del extenso relato que la autora hace de los acontecimientos que ocurren y de todo lo que la niña dice y hace, destacamos que tras la pesadilla Sandy investiga angustiada sus genitales y la terapeuta intenta tranquilizarla diciéndole “no pasa nada. Todas las niñas son así”.                                                                                                           

Unos días después, en la calle, tras el encuentro con un perro, la niña articula la frase más compleja que había dicho hasta entonces, “Perrito morder pierna de niño malo”. Tras esto, enseña su dedo ileso diciendo “todo bien”. Al día siguiente, contaba una historia en la que había un “perrito” y una “braguita”.

“La fase siguiente de los trastornos de Sandy estuvo marcada por su preocupación por la inseguridad del cuerpo, tanto del suyo como del de los otros”. Un día al encontrarse con la niña, ésta le dijo: “Morder a Annie, morder”. Ante la pregunta de la terapeuta de dónde, Sandy “se levantó el camisón y enseñando su sexo dijo: “morder aquí”.

Quince días después de la pesadilla volvió su madre caminando ya sin dificultad. La niña le pregunta, mirando bajo su falda, ¿“braguita mamá?”     

 “El miedo a acostarse desaparece al regreso de su madre”. Y la fobia se resuelve quince días después. La terapeuta no entiende qué es lo que ha ocurrido y se sorprende que nuevas circunstancias que podrían hacer revivir la frustración, no reaviven la fobia.                                                                                                                

En efecto, un año después, Shnurmann acepta la invitación de pasar un fin de semana en el domicilio familiar. Sandy tenía entonces 3 años y medio y no la recordaba.          

“Tenía la impresión de que Sandy estaba expuesta a situaciones que podían despertar los conflictos que la habían conducido a la fobia del año anterior”. Las situaciones a las que se refiere eran: la presencia de su hermano, que exhibía ante ella su sexo, o intentaba levantarle el vestido para pegarle en los genitales, que la madre, como amenaza de castración, cuando la niña desobedecía cantaba el “señor tijeras” y que en la casa tenían un enorme perro pastor alemán. Del padrastro, destaca que los niños disfrutaban con él ocupándose del huerto y de los animales.           

Curiosamente para la terapeuta, la niña no sólo no había vuelto a enfermar, sino que, por el contrario, estaba muy feliz. Había adquirido ya un amplio vocabulario, se expresaba con facilidad y se interesaba por lo que ocurría en la casa y por participar ayudando en las diferentes tareas. 

Para finalizar                                                                                                                    

En el relato que hace Shnurmann, abundan los elementos imaginarios, la referencia al desarrollo y la adaptación del yo a la realidad. Sus intervenciones son del orden de lo educativo. La referencia constante a la frustración, sitúa la relación de objeto en el eje imaginario y relega la castración simbólica.

Lacan establece una lógica diferente a este caso de “fobia transitoria”, poniendo en juego la dimensión simbólica, al introducir “la cuarta función, la del padre” en la tríada madre- niño- falo.

Bibliografia

Shnurmann, A. Observación de una fobia. Bibliográfica 3- Referencias en la obra de Jacques Lacan- La relación de objeto- pp. 31-48

Lacan, J. (1956-57) El Seminario, libro 4, La relación de objeto. Barcelona: Paidós.

Miller, J.A. (2011) El deseo en lo simbólico. En Donc. Buenos Aires: Paidós.

Napolitano, G., Acuña, E. (2003) El caso Sandy, una fobia en tiempos de guerra. 1º Encuentro Americano- XIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano. En: http://ea.eol.org.ar/01/es/template.asp?simultaneas/iom/textos/gnapolitano.html Consultado el: 05/12/2015.

Mariela Roizner

Observación de una fobia- Anneliese Shnurmann 

NODVS XLVI, gener de 2016

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