La subjetividad apalabrada

Artículo publicado en la Revista Electrónica de la Facultad de Psicología “Intersecciones Psi” – Universidad de Buenos Aires, edición N°18, 31 de Abril de 2015 Sitio web.: www.intersecciones.psi.uba.ar- ISSN 1853-9793

  • Publicado en NODVS XLVII, setembre de 2016

Resum

El psicoanálisis -en tanto praxis discursiva- se interroga por los efectos en la subjetividad producidos por el discurso capitalista. Interpelación que abre múltiples aristas para pensar tanto los discursos sociales, como la subjetividad que se constituye a partir de los  mismos. El presente artículo parafrasea y retoma los aportes de la Conferencia denominada “Apalabrados por el Capitalismo” dictada por la psicoanalista francesa Colette Soler en el marco de la V Jornada de Clínica de Adultos I "El Psicoanálisis en la Crisis del Lazo Social" (Universidad de Buenos Aires, Junio de 2015) Dicho ensayo -desde la perspectiva de Colette Soler y Jorge Alemán- nos ubicara en la dirección de encontrar factores estructurales a los procesos de subjetivación actuales.

Paraules clau

Psicoanálisis; subjetividad; discurso; capitalismo; neoliberalismo.

Introducción

El psicoanálisis se pregunta por la relación existente entre sujeto y capitalismo. Esto supone partir de una interrogación que articule una determinada correlación establecida entre los discursos de la época y la subjetividad, relación que vale para el sistema capitalista.

Lacan hizo referencia a la estructura de los discursos en una de sus conferencias dictada en Milán en 19721. Allí designara al discurso no como sinónimo de la palabra, sino como un ordenamiento del lenguaje que tiene la función de hacer vínculo o lazo social. Es decir un llamado discurso sin palabras 2.

Anteriormente en su enseñanza podemos leer afirmaciones análogas del propio Lacan: El Otro (con mayúsculas) que antecede, que habló, que transmitió el lenguaje a través de la lengua materna (lalengua). El sujeto recibe su mensaje del Otro en una forma invertida, como formulas que describirán la constitución de la subjetividad deseante. Otro (A) que está representado, encarnado por los padres, sus sustitutos, los familiares, frases todas que implican una gran sugestión. Pero a la vez dan cuenta de que el sujeto originariamente es un ser social, antes que un individuo.

En los tiempos de la pregunta por los efectos del capitalismo

 Un discurso- según expresa Colette Soler en la citada conferencia- no es el hablar, sino que en tanto hace posible el lazo social, indica las modalidades típicas establecidas vía el lenguaje, de las relaciones entre los individuos que han emergido en nuestro devenir histórico.3

El discurso, en tanto lazo social, se soporta en el lenguaje y hace posible que cada uno encuentre la necesaria barrera al goce para constituir lazo social (con el Otro) Pero no puede existir lazo social fuera de los discursos, porque el sujeto y el Otro no disponen de ningún medio de vinculación que no sea a través del lenguaje (parletre).4 Un discurso en tanto armazón o estructura que precede a los sujetos.

La expresión lingüística que Colette Soler toma de Lacan, designa como los sujetos son apalabrados  (aparole) por el discurso en el que son inscriptos. En un primer sentido del término apalabrar, ser apalabrado, apalabrarse, emerge como transcripción del neologismo inventado por Lacan para dar cuenta de las relaciones entre el sujeto y el discurso capitalista; a partir del cual asistimos a un proceso de socialización donde el sujeto entra al orden simbólico, determinación por el discurso que no será solo de lo verbal, sino que además lo será de las practicas corporales establecidas por el lenguaje desde el principio de la vida psíquica.

El hecho de que un sujeto se socialice, equivale a la posibilidad de “entrar en el/un discurso” recibiendo así la lengua (materna), el vocabulario, el léxico, y la sintaxis del discurso que deberá asimilar. Cuestión ontológica que no es privativa del discurso capitalista, sino que vale para todas las modalidades discursivas de modos de producción históricos anteriores- tal como refiere Colette Soler.

Entonces, siguiendo estos planteamientos, no debería sorprendernos el hecho de que en el capitalismo se hablen y se actúen los valores propios del sistema. A través de las identificaciones, los sujetos son apalabrados por aquellos rasgos inherentes a la estructura capitalista actual: individualismo, eficacia, competitividad, cientificismo, idolatría del beneficio, etc. Y estos valores son aquellos que en lo social, encontraran su reproducción.

Vector semántico que nos deriva hacia otro sentido del apalabramiento, a una llamada forma reflexiva del verbo, es decir que incluso podemos afirmar que los sujetos se apalabran en un discurso. La cara inversa consiste -siguiendo las palabras de Colette Soler- en el hecho de que el discurso no existe sin los sujetos que se apalabran, sin el compromiso de los cuerpos para dar consistencia al mismo.

Es decir que en esta relación de determinación, el sujeto estaría no-todo apalabrado por el discurso capitalista, no-todo determinado, quedando un margen de individuación, de diferenciación entre los sujetos, margen sin el cual sólo existirían masas indiferenciadas. Y es aquí precisamente desde donde el discurso psicoanalítico puede pronunciarse en la dirección de una práctica orientada por una ética de la singularidad, en la medida en que consideremos que este apalabramiento, este sujetamiento en y por el discurso es no-todo.

Capitalismo, subjetividad y discurso psicoanalítico

El capitalismo, por definición, como sistema financiero globalizado supone un determinado orden (económico) que regula la producción y circulación de los bienes (mercancías), pero no (necesariamente) regulador de los individuos. El discurso homogeneizante de los goces mercantilizados con el que “sueña” el capitalismo, permanece así, ajeno a la singularidad. Siendo aquello que el sujeto posee de singular, ese resto que se sustrae por estructura a la lógica capitalista, el motor del deseo que funciona como causa (objeto a).

Las verdades singulares permanecen foráneas al capitalismo, no son realmente su asunto de interés. En palabras de ColetteSoler: la verdad subjetiva individualiza aquello que el discurso (capitalista) colectiviza. Esta verdad subjetiva singular proviene del inconsciente de cada quien, por tanto no se confundirá con los goces conformados a manera estandarizada5. Paradoja de lo ideal-universal frente a una realidad que nos devuelve disparidades, desigualdades, estragos, abusos, como variedad de efectos sintomáticos epocales.

¿Pero puede el capitalismo en su intento de supresión de la barrera interna del goce, suprimir la verdad subjetiva por estructura, ese resto que constituye el deseo para cada quien?

El psicoanálisis -a contrapelo del discurso capitalista- busca aquello que el sujeto tiene de singular, a nivel de la verdad inconsciente (que habla) a pesar de que el sujeto “no lo sabe”, pero lo articula en palabras. Lo que equivale a decir que el inconsciente, en tanto verdad intima, no estaría apalabrado por el discurso capitalista.

El discurso capitalista pretende generar un circuito cerrado de circulación de bienes entre el mercado y los sujetos consumidores; pero tal y como lo construye Lacan, este discurso no permite la experiencia del inconsciente. Por lo tanto, podemos afirmar que, si en un discurso queda cancelada la imposibilidad, porque de manera circular todos sus lugares están conectados, no resta sitio para la heterogeneidad o la brecha. Circularidad capitalista totalizante equivalente al retorno a lo idéntico que describió Freud en relación a la pulsión de muerte y su “circuito mortífero”, donde el superyó será tanto deudor como acreedor.


                                                     $                                          S2

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                                 Figura 1. Movimiento circular del discurso capitalista

 

 

La característica estratégica del discurso capitalista será la de intentar suprimir esa barrera interna del goce, multiplicando objetos de consumo mercantilizados (in)accesibles a través del mercado. Un goce que tapona u obtura la división del sujeto, degradándolo al estatuto de un ente individual, un “empresario de sí”.

Encontramos un entrecruzamiento entre estos desarrollos lacanianos y la propuesta de otro pensador contemporáneo como es Jorge Alemán, para analizar la relación entre el sujeto y el capitalismo. En su traducción del discurso capitalista a la realidad clínica, “el sujeto en esa situación, quedaría siempre expuesto a un goce fuera del lazo amoroso, y su vinculo seria con el objeto fetiche en las marcas del consumo, como ser en la anorexia, la bulimia, en las distintas servidumbres que comparecen en los objetos de goce, técnico o de otro tipo, que reúnen en un mismo golpe, falta y exceso a la vez” (Alemán 2014, 32)

Es por este elemento de índole estructural, que el inconsciente (su verdad) se presenta como un instrumento de saber para la praxis psicoanalítica, sustrayéndose así de la lógica capitalista, en tanto el primero no puede ubicarse en la serie de las mercancías.

El punto de partida de este último autor toma como referencia la fractura constitutiva del sujeto -derivado de las enseñanzas del psicoanálisis lacaniano- formalizado en su sintagma Soledad: Común. Formula que se propone para hablar de “la singularidad que uno a uno somos” (Alemán 2014, 11) en tanto habitar un cuerpo que habla y que está afectado por el goce, por los significantes de lalengua. Soledad radical en el lazo social, que es a la vez lo más común que tenemos.

El capitalismo insiste en la producción de un individuo, Uno-individuo entre su ser de sujeto y su modo de gozar, en tanto lógica universal del “para todos igual” (paratodeo) pero los sujetos en tanto hablantes, sexuados y mortales no somos, ni homogéneos, ni indivisos. Subjetividad dividida y sin posibilidad de sutura (técnica) que ubica en permanente tensión estructurante el par categorial sujeto y sociedad.

Modos de subjetivación emancipatorios y emancipados de los dispositivos terapéuticos de producción de subjetividades estandarizadas del orden neoliberal: sostener la apuesta del psicoanálisis frente a lo incurable, es decir todo aquello que en la condición humana no sea susceptible de ser absorbido por el circuito de la mercancía. Manera de nombrar la singularidad irreductible del ser hablante, aquello con lo que el sujeto debe aprender a saber hacer ahí, en la contingencia, en lo que inventamos para sostenernos frente a lo real.

Notes

(1) Lacan, J. “Del discurso psicoanalítico” (Conferencia del 12/05/1972, Milán)

(2) El sujeto se conectara a este discurso “sin palabras” para advenir como tal en la estructura simbólica, constituyéndose en el Otro y vía el Otro.

(3) Discurso es un término, que en sentido general expresa la producción de enunciados efectivos y sus consecuencias.

(4) En la psicosis, el sujeto y el lugar del Otro, si bien se encuentran en el lenguaje, a la vez se hallan por fuera de los pactos y barreras al goce que introducen a función de los discursos.

(5) Lacan lo subraya para decir que el colectivo necesita de lo singular del sujeto, pero su reciproca no sería verdadera.

Bibliografia

Alemán, J. (2014). En la frontera: Sujeto y capitalismo. El malestar en el presente neoliberal. Bs. As: Gedisa

Lacan, J. (1972). “Del discurso psicoanalítico” (Conferencia del 12/05/1972, Milán) En www.elpsicoanalistalector.blogspot.com/2013. Traducción: Lic. Olga Mabel Mater. Consultado en: Enero-Febrero de 2016.

Marugan, J. “Los cuatro o cinco discursos y la crisis del lazo social”. En www.psicoanalisisenelsur.org  N°7. Consultado en: Enero/Febrero de 2016.

Jorgelina Beatriz Farré

La subjetividad apalabrada

NODVS XLVII, setembre de 2016

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