Saber-hacer y tropiezos en el campo educativo sobre la cuestión sexual

Texto preparado por el Grupo de investigación sobre Psicoanálisis y Pedagogía para el XII Encuentro Internacional del Campo Freudiano

  • Publicado en NODVS IV, desembre de 2002

Paraules clau

bordear lo imposible, modalidad de goce, educación sexual, palabra, ignorancia, saber hacer con el sexo

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Siempre encontramos en Freud las huellas de la lectura de Kant . Para introducir este trabajo queremos destacar la diferencia que hace Kant entre el hombre y el animal respecto al instinto: "Un animal lo es ya todo por su instinto; una razón extraña le ha provisto de todo. Pero el hombre necesita una razón propia; no tiene ningún instinto, y ha de construirse el mismo su plan de conducta. Pero como no está en disposición de hacérselo inmediatamente, sino que viene inculto al mundo, se lo tienen que construir los demás. " Es lo que Freud en su “Proyecto de psicología” retoma, el niño necesita del auxilio del Otro y este “inicial desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de todos los motivos morales

Para Freud la pulsión no tiene objeto prefijado, aquello por lo que podría alcanzar su meta, y "se le coordina sólo a consecuencia de su aptitud para posibilitar la satisfacción" . Para Freud la fijación se realiza en períodos tempranos de la vida y "pone término a la movilidad de la pulsión". Es por eso que Freud, refiriéndose a la sexualidad habla de elección de objeto, aunque es una elección sin saber. Se trata de la elección de goce, de la modalidad de satisfacción pulsional.

Para Freud el sujeto encuentra una respuesta a la cuestión sexual a partir del Edipo y agotará su curiosidad en las "Teorías sexuales infantiles" .

Con Lacan podemos precisar que es en la relación con el deseo del Otro que un objeto se fija produciendo el pasaje de lo contingente a lo necesario, es decir, lo que en el inicio es contingente deviene luego necesario. Por otra parte, ese plan de conducta no es el imperativo categórico sino el modo de goce, lo que Lacan llamo el síntoma, una invención que funciona como suplencia de la falta de proporción sexual.

La castración testimonia de esa falta que enmarca el encuentro con el Deseo del Otro pero, a la vez, da recursos. El significante fálico permite al sujeto orientarse con el cuerpo, con el sexo y encontrar en el fantasma una relación con el goce. El síntoma como suplencia fija el saber-hacer con el sexo y la modalidad particular de tropiezo. El tropiezo es la forma de presentación de lo real que le es inherente.

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En el campo epistémico cada teoría encarna una forma de saber hacer con el sexo y una modalidad de tropiezo con ese real. Más en detalle, cada disciplina es una forma particular de desconocimiento que es tematizada de distintas maneras. Los profesionales adhieren a las diferentes teorías en función de su posición subjetiva y bien se podría hablar de las “teorías sexuales” de los profesionales que tienen por función no querer saber.

Se pueden ubicar las perspectivas educativas que creen en la educación de la sexualidad - vía que siempre tiene un declive perverso -, y todos los matices de la educación no-sexista y la evaluación psicosexual propiciada por las instituciones.

Del lado del psicoanálisis Jacques Lacan se refirió críticamente a la creencia en el objeto genital como producto de la maduración y meta adaptativa. Al mismo tiempo señaló la relación de esa creencia con el fantasma del practicante.

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Abordar el tema de lo sexual en la época de lo políticamente correcto tiene ciertas dificultades pues la preeminencia de una moral superyoica hace aparecer tendencias extremas a “naturalizar” lo sexual o a considerarlo “abuso” o “acoso”. Estos dos últimos son significantes amos que como tales tienen una gran capacidad de generalizar su significación a todos los campos. Estos dos extremos se pueden ver en la posición frente a los juegos sexuales infantiles donde en algunos casos no se pone límite y en otros se ha llegado a hablar de “acoso sexual” entre los niños.

En España las estadísticas muestran un aumento de los embarazos no deseados entre adolescentes en un momento donde la información sobre la sexualidad no falta. Esto ha llevado a los políticos a preguntar a los adolescentes si quieren que les pongan máquinas expendedoras de preservativos en los colegios. La cuestión sería que los políticos pudieran entender que se trata de crear una oferta de palabra para escuchar a los adolescentes en lugar de abrumarlos con informaciones y demandas para intentar que el sexo funcione sin tropiezos.

Un ejemplo permite ver la diferencia entre conocimiento y saber. Respecto a la información sexual se ha podido verificar en varios casos el hecho de que los niños pueden explicar hasta en sus últimos detalles el funcionamiento de la reproducción como si fuera una clase de ciencias naturales. Pero cuando al concluir se les preguntaba qué habían entendido de todo ello respondían: “nada”.

El saber hacer y los tropiezos de padres y profesionales merecen ser abordados.

Se puede citar la dificultad de una educadora que se abstiene del ejercicio de su función porque se pregunta quién es ella para contradecir a los padres de un niño en lo referente al sexo. En la pregunta se ve dónde radica el problema.

Varios ejemplos ubican al Otro como sujeto supuesto saber sobre el sexo y en la declaración de impotencia que hacen en la supervisión o la consulta ponen de manifiesto su propio tropiezo.

Pero también se puede atravesar la dificultad, el trabajo de supervisión en los centros muchas veces lo posibilita. En el caso de niños psicóticos lo sexual aparece bajo la forma de la obscenidad descarnada o de modalidades que sorprenden a los educadores. Un niño psicótico mostraba a través de sus dibujos cómo se podía pasar de un cuerpo a otro, incluso con particiones del mismo, lo que daba una idea del crecimiento y del nacimiento que no pasaba por la reproducción. En este caso cuando los educadores captaron que esta era la forma que tenía este sujeto de acercarse a la sexualidad, sin que ello implicara una catástrofe subjetiva, dejaron de insistir en desviarlo de su trabajo repetitivo y permitieron que lo continuara. Eso sí, estando al alcance de él en una posición “distraídamente atenta” como ha planteado Virginio Baio.

¿Qué hacer con los tropiezos familiares? Los niños más atontados en la escuela suelen ser los que saben más sobre el sexo. Una niña de 12 años con serias dificultades escolares, junto con su hermana, un poco menor, le leían cuentos al padre mientras este se bañaba. El argumento del padre era la naturalidad de la sexualidad. Este es un argumento que aparece muchas veces bajo formas más bien perversas. En el abordaje clínico que se hizo de caso se pudo constatar que al padre parecían divertirle las palabras de la psicóloga que se empeñaba en mostrarle que lo que hacía no convenía a sus hijas. La cura de la niña se orientó para que fuera ella la que dijera "no" al padre, cuando esto sucedió la hermana se retiró de inmediato. El trabajo se interrumpió después por deseo de los padres.

Otro caso para ilustrar una dificultad que afecta a una niña de 4 años que vivía con sus tíos paternos. El padre había muerto y la madre toxicómana no podía hacerse cargo de los cuidados si bien visitaba a su hija periódicamente.

Los tíos piden entrevista con un psicólogo porque la niña está inquieta pero en realidad lo primero que aparece es la inquietud de la tía: teme que madre pueda llevarse a esta niña que ella ya quiere como si fuera propia.

Un día la tía llega muy preocupada diciendo que la niña se masturba compulsivamente con un muñeco. Aparece el fantasma de que alguien está abusando de la niña y el recurso a la denuncia. Esta perspectiva hace que la tía observe la masturbación de la niña sin poder siquiera intervenir diciendo “eso no se hace”. La psicoanalista que la atiende se ve confrontada por una parte, a la obligación legal de denunciar ante una sospecha de abuso sexual y por otra, a la duda de que efectivamente se trate de un abuso. Sabe que si denuncia la maquinaria jurídica empezará a funcionar llevando posiblemente a esta niña a un centro. El tiempo es el factor clave: un tiempo en que se realizan entrevistas con los tíos y en que se pide al pediatra que verifique si hay alguna señal de abuso. El pediatra dice que no la hay. Las entrevistas ponen en primer plano la imposibilidad de la tía de poner un límite a la masturbación por su propia implicación.

El recurso a la denuncia funciona en muchos casos, tanto de familiares como de educadores, como un obturador que evita realizar una verdadera pregunta sobre lo que sucede en algunas situaciones donde no sólo el niño está implicado. Es importante poder situar que la conducta de un niño siempre está en relación con otro que lo acompaña. Así el dejar hacer o cierto tipo de denuncia funcionan de la misma manera, son formas de no hacerse cargo de la dificultad.

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Saber hacer es saber hacer también con los tropiezos…Las aportaciones de Freud con relación al tema de la ilustración sexual permiten también reflexionar sobre la actualidad.

Freud argumenta que “el principal daño ocasionado por la omisión de la educación sexual reside en el hecho de que, para el resto de la vida, la sexualidad queda marcada con el sello de lo prohibido; este mal sólo se puede contrarrestar si los niños reciben educación sexual, la cual, por otra parte, debe estar a cargo de una persona con autoridad”.

En cierto modo la tarea que Freud asigna a la escuela en este tema es la de extirpar de la sexualidad “el estigma de lo prohibido”. Entonces la función de la educación sexual sería incidir sobre la marca social desde una posición de autoridad. ¿Qué pasa en la actualidad? La sexualidad carece hoy del “estigma de lo prohibido” y ha pasado a un exceso de información, se consume información sobre una sexualidad reducida a la biología y los padres son consumidores de libros y revistas de divulgación pedagógica sobre el tema. Tampoco la posición de autoridad la tienen hoy padres y maestros.

Freud consideraba que la educación sexual debía correr a cargo de la escuela “orientar al niño en la vida se cuenta entre las responsabilidades propias de la escuela, y los problemas sexuales son parte importante de dicha orientación”. Más adelante añade que ni los padres están preparados para hacerlo, ni los hijos desean recibir información sexual de sus padres. Es interesante la consideración de Freud sobre por qué la escuela. ¿Qué pasa en la actualidad? La escuela, hoy, en efecto se hace cargo de ofrecer “educación sexual” a niños y adolescentes, el problema es la orientación de marcado tiente psicologizante.

Freud dice que “en el caso Juanito tampoco la educación sexual llegó a disipar el enigma final; a veces uno puede más bien contentarse con una explicación incompleta” y más adelante añade la conveniencia de que el niño saque, ayudado por algunas comparaciones, “sus propias consecuencias ”. La perspectiva progresista de Freud sobre la información sexual no ahorra al sujeto los efectos de su elección y mantiene el enigma como no pudiendo ser reducido por el conocimiento.

A modo de conclusión, el trabajo realizado en la conexión del psicoanálisis y la pedagogía ha permitido poner en primer plano que saber hacer y tropiezos van juntos de manera estructural. Que toda perspectiva de dominio, es decir, que intente borrar, anticipar, prevenir los tropiezos está condenada a reforzar lo que pretende evitar. Que es necesario ubicar el marco de lo no sabido, reintroducir la pregunta, abrir espacios de palabra para producir un saber. Esto no puede ser aplastado con informaciones, conocimientos preestablecidos ni con lo políticamente correcto. Los puntos de dificultad son una forma privilegiada de saber hacer si se alberga en ellos la ignorancia y si se puede avanzar bordeando lo imposible.

Anna Aromí, Susana Brignoni, Violeta Núñez, Lidia Ramírez, Hebe Tizio, Leonora Troiamovski

Saber-hacer y tropiezos en el campo educativo sobre la cuestión sexual

NODVS IV, desembre de 2002

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