Las horas

Reflexión sobre la película Las horas, comentada en la Tertulia sobre Cine de abril del 2003

  • Publicado en NODVS VI, maig de 2003

Paraules clau

feminidad, suicidio, mujer, vida / muerte, psicosis, Virginia Woolf

La película es apasionante porque habla fundamentalmente de sentimientos, de la locura que es vivir y de cómo convivir con esta locura. Las tres partes de la película cierran una historia de mujeres que están atrapadas en un sueño que no las deja ser libres. Cada una en su propio sueño. La película nos habla de las estrategias que utilizan las tres (cada una distinta) para salir de esta cárcel que es su propia vida.

Perspectiva distinta es ver la película desde la información que te pueden dar los autores de los libros en que se basa el guión de la película, que visionarla de una forma virgen sin información previa. Acercarse a los personajes sin los prejuicios que significa haber conocido la historia a través de los libros puede ser beneficioso para no contaminar lo que nos quiere decir el director. El director, el guionista y el productor son hombres que parecen entender muy bien todo el mundo interior de las mujeres. Conocimiento del sufrimiento en silencio de la mujer que se expresa en toda la película. No solo las mujeres sufren, es el sufrimiento del hombre, el marido de Virginia, que a pesar de su dolor hace lo que ha de hacer, más allá de sus sentimientos y que tiene la capacidad de autorizarse a decir “esto es lo que tengo que hacer”.

La película tiene una densidad de sentimientos y de emociones que te sumerge en una atmósfera asfixiante.

El director toma una idea muy lacaniana que es muy interesante; las mujeres, para comprenderlas, hay que tomarlas una a una, no se puede hablar de la mujer en sentido genérico. No existe en esencia una mujer que tomándola, explicaría la feminidad de todas las mujeres. Cada mujer tiene una forma de feminidad y solo percibiéndola una a una es posible acercarse a lo femenino.

Lo que nos cuenta la película es tres historias de tres mujeres con un partenaire cada una que en ningún caso es su pareja, sino que entenderemos como partenaire el objeto psíquico al cual la mujer se vincula de forma prioritaria. Hablamos aquí de un partenaire psíquico, afectivo = libidinal. En el caso de Virginia no es su marido sino el libro.

Los libros son un referente en las tres mujeres, Virginia es escritora, Laura bibliotecaria y Clarissa es editora.

Virginia

Virginia tiene un diagnostico clínico claro, que es la psicosis, ella oye voces. Y canaliza estas voces de su locura a través de la literatura, de la escritura, por eso necesita su espacio (por otra parte como cada mujer), su habitación, llena de libros y papeles, en los que volcar esas voces que oye. Ella escribe para poder acallar sus voces, podemos poner en relación estas voces psicóticas con la escritura, que al describirlas es una manera de acotar las cosas. El arte hace que la enfermedad no sea tanta dificultad para el que la sufre. Hay que hacer algo con esta psicosis y la mejor manera es fijarla en un papel. Esta psicosis no la puede compartir con nadie, sólo a través de que su marido es editor puede compartir su locura a través del libro. El marido así hace de lazo social.

La psicosis aísla al sujeto, en este caso el vínculo social lo hace el marido a través del libro y así puede sostenerla, sostener su locura. Podemos comprender así lo beneficioso que es el arte como terapia. Se produce una sublimación de su locura a través de la literatura.

Una gran escena tanto estética como ética es la escena de la estación, de Virginia con su marido. El marido termina por acceder a regresar a Londres. En Londres vivir comporta un riesgo. La ética de Virginia en relación a su propia locura le mueve a querer saber más. El matrimonio se encuentra en una estación y por los altavoces sabemos que es una estación término, un cul-de-sac, un final de recorrido vital, pero ella no quiere llegar a ese final, y tiene que convencer a su marido para que éste le regale en definitiva la libertad, la vida, con el regreso a Londres. Él está dispuesto finalmente a sostenerla a pesar de sus ambivalencias. Hasta este momento él la había infantilizado mediante la sobre-protección al no dejarla elegir.

Ella necesita vivir en un mundo de comunicaciones. Estar loco no es ser tonto. Se necesita alguna falta, algún vacío para crear. A partir de la locura, Virginia nos muestra la ética del psicótico, ella asume la responsabilidad de su locura. Hay que permitir a los enfermos elegir y arriesgarse a escoger su propia vía. Si todo está estipulado no se puede elegir, es desde el riesgo a equivocarse que uno puede lograr su propia libertad. Hay una frase preciosa en la película “No se puede encontrar la paz evitando la vida”.

Esta es una tendencia de la medicina moderna, desresponsabilizar al paciente de su enfermedad. El discurso de la medicina moderna unida al capitalismo atroz en el que estamos inmersos, que busca una rentabilidad en el acto médico, es lo que imposibilita al paciente hacerse responsable y gestor de su propia enfermedad. El individuo pierde la libertad de opinar, de dudar, de ser informado, por tanto se convierte en un objeto total.

En la medicina alternativa se entiende al ser humano como un todo, la enfermedad es sólo un síntoma de que algo no funciona bien dentro de uno mismo. Deberíamos entender la enfermedad como una liberación de energías perversas que lleva al sujeto a la armonía.

En medicina, como en tantas cosas de la vida, hay que dar el primer paso para después saber, es desde el desconocimiento que se puede llegar al saber a través de la búsqueda de uno mismo.

Es desde la posibilidad a morir, a equivocarse, a fracasar; éste es el riesgo a pagar por ser uno mismo. Es muy difícil ser uno mismo.

Actualmente no hay premio al esfuerzo, el saber está desacreditado, por tanto si el saber no cuesta nada, no vale nada. (Ejemplo: Aprenda con facilidad inglés en tres semanas). Todos los saberes cuestan, vienen de la universidad del palo.

El saber siempre es un peligro, y mucho más si este saber está en las manos y en la mente de las mujeres. Un individuo libre es un individuo que piensa y esto siempre es peligroso. Se puede usar la inteligencia para curar la parte afectiva de uno.

Un individuo sin libertad es un ser que no piensa, no duda, no pregunta, no decide, se le está tratando como un objeto. Su propia vida está en manos de los médicos y de ahí que se infantilice al enfermo, que debería ser consciente de su situación.

Esto nos lleva a otro punto: el de la judicalización de la medicina. El acto médico sólo se realiza si se tiene la seguridad o al menos una probabilidad muy alta de que no habrá fallo o error. Es difícil que sin protección jurídica, el médico se arriesgue a ejercer su profesión, todo acto implica un riesgo, atravesar un abismo para llegar al saber, desde el no saber. Sólo después de tomar una elección, sabes.

Laura

A la protagonista de la segunda historia, Laura, la vemos en una cocina asfixiante, hay que reconocer la sensibilidad especial en la que se ha puesto en escena una cocina de los años 50, el espacio físico es amplio pero el espectador tiene la sensación de una gran angostura, le falta el aire. La figura de Laura contrasta con la de su amiga que está viva. La figura del marido viene a corroborar esta sensación de angustia por ser un individuo totalmente plano. Ella por su parte realiza el sueño del marido ofreciéndose como un objeto. Ella hace realidad su sueño.

Aquí podemos decir que el partenaire de esta mujer es la muerte y su patología es la psicosis melancólica. Ella es una desplazada de la vida, una torpe de la vida, siente un delirio de iniquidad (yo no valgo nada, no merezco nada por tanto), tiene un delirio de inseguridad ¿Qué le impide suicidarse? Lo que le impide suicidarse es que ella está embarazada, en su sueño ella rompe aguas, ella va a dar la vida y con ella la muerte. Lo curioso es que, a su pesar, ella sobrevive a toda su familia.

El deseo de la madre produce marcas en el hijo, las marcas de sus propios deseos. Lo que la madre quiere del ser que va a nacer, esa marca, es posteriormente una muerte.

Estas marcas se concretan de dos formas:

  • El neurótico se hace una biografía con las marcas del deseo de la madre. Construye a favor o en contra del deseo de la madre y del padre.
  • El psicótico cumple el deseo de la madre ofreciéndose como el objeto del otro. Se ofrece.

En la película, el niño hace realidad el deseo de muerte de la madre, el niño de pequeño llama a su madre desde la ventana aporreándola para retenerla, de mayor se tira por la ventana de su infancia. Para un niño sostener la pulsión de muerte de la madre es algo muy doloroso. Lo que el niño sabía, el adulto lo realiza.

Pero éstas son patologías llevadas con una dignidad y una ética impresionante.

Hay que hacer notar que esta narración arranca después de la primera guerra mundial y acaba en la actualidad. En la época de V. Woolf hay una destrucción de la figura patriarcal, una reclamación de derechos por parte de las mujeres que nos lleva al feminismo social. La globalización conlleva la muerte de los grandes ideales, la muerte de la figura del padre. En la época victoriana la palabra del padre tenía efectos reales, su no era ley. Hoy en día esto se ha destruido. En el reino del padre lo normal es la norma. Cada uno con su propio goce hasta llegar a su propio síntoma.

Otro punto importante que se aprecia en la película es el tratamiento que se da a la comida, en las tres historias aparecen 3 cocinas, en ellas se elaboran alimentos que finalmente son tirados a la basura, se puede pensar en la comida como elemento de vida pero también como elemento de muerte. El tema de la comida en las tres historias tiene mucho protagonismo. Virginia se niega a comer y en cambio hay sobreabundancia de comida en su cocina. Laura tira el pastel a la basura y Clarissa, al fallar la fiesta, también tira la comida.

La comida es una fuente de vida, y la pulsión de la muerte hace que las tres renuncien a la comida y la tiren.

En cuanto al tema de la sexualidad implícita y explícita, nos lleva al tema de la ambigüedad sexual. La sexualidad va unida a la salida de la mujer de la cocina, a su entrada en la sociedad. Salida de la cocina??? Salida del armario???

La bisexualidad esta latente en toda la película, la relación entre las dos hermanas Woolf, la relación entre las dos amigas en la segunda historia, la homosexualidad de Richard, con el consiguiente castigo al enfermar de sida. Hay una pluralización de los goces sexuales, una liberalización de las costumbres, cosa impensable bajo el reinado del padre. En este punto, cada uno hace realidad su propio goce. Cada uno con su locura hace un poema. Las horas pues, es la historia de la mujer y sus cambios durante el siglo XX.

La mujer en exceso sensible choca con el mundo que la rodea. La mujer no sabe que hacer con tanto que siente. Esto hace que este tipo de mujer inteligente y sensible se convierta en mujer y madre conflictiva. Esto la enfrenta con los hombres de su vida.

La relación de las mujeres con el libro (el saber) es el leiv motiv de la historia. Se unen las historias en el libro, por que el libro es un transmisor del saber. Por tanto el saber está en los libros. Los hombres, a este tipo de mujeres inteligentes y sensibles, no las pueden seguir, hay en las mujeres otro tipo de locura, hombres y mujeres no están locos de la misma manera. En cada uno de nosotros hay una parte regulada y otra parte no regulada, la parte loca.

Clarissa

Clarissa es una ilusa, cree que obedeciendo las normas puede obtener lo que tienen los hombres.

La mujer puede amar mucho sin recibir nada a cambio, Clarissa ama a Richard sin esperar nada de él. Y él hace vivir a la madre a través de esta mujer. Clarissa ama a Richard por lo que éste no puede darle y posteriormente elige a una mujer como compañera, por lo que ésta tampoco podrá darle (el pene). Clarisa ama a condición de que el otro no tenga para darle. Clarissa tiene como partenaire una imagen de Richard, lo que llamamos Imagen indeleble, imágenes fijas en la vida de una persona. Ella lo ama porque él le alimenta el sueño, por tanto es su partenaire.

Richard hace vivir a Clarissa, él le suplica “déjame marchar” cuando va a suicidarse. Él la hace vivir como hizo con su madre. La felicidad que le proporcionó Richard a través de la que llamamos imagen indeleble de un amanecer en las dunas de Wellfleet, es la imagen indeleble que ilumina su vida.

Richard es Virginia: oye voces, es escritor, se suicida.

Como se dice en el libro: “Las horas es un homenaje a esos momentos llenos de posibilidades que nunca dejamos de visitar en nuestra memoria.

Tonia Andreu, Cristina Domingo, Carlos Pérez

Las horas

NODVS VI, maig de 2003

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