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La clínica de la histeria, de Freud a Lacan
Anna M.Castell y Antoni Vicens

Freud y Dora. Anna M. Castell

El psicoanálisis se practica en pareja desde que la histérica es partenaire del psicoanalista. Freud consideró que la invención del psicoanálisis fue hacerse dócil a la palabra de las histéricas que se dirigían a él, tal como Anna O le dijo a Breuer: “Cállate, tengo cosas que decir”.

El discurso de la histérica tiene por función demostrar que la estructuración edípica y la significación fálica desconocen la existencia de la mujer como tal. De ahí el reto que supone a menudo su relación transferencial con el analista. Sí, nos acordamos del fracaso de Freud con Dora, a quien quiere hacer reconocer a toda costa su posición de objeto sexual para un hombre (el Sr. K), cuando la pregunta de Dora apunta más bien al enigma que representa para ella la otra mujer (la Sra. K, esposa del Sr. K y amante del padre de Dora). La posición de Dora se sostiene del culto a una feminidad misteriosa encarnada en el cuerpo de la Sra. K; ese cuerpo es su pregunta. Que la Sra. K corra peligro de perder su aura de misterio, y Dora se sienta rebajada al rango de un mero objeto de cambio entre su padre y el Sr. K. Es contra esa degradación que Dora se rebela; pero Freud no la entiende, y, empujándola hacia el Sr. K solo repite el fantasma de Dora: ¿su padre y el Sr. K no habrían hecho un pacto en el que ella es objeto?

Esta interrogación, por la cual la histérica busca atrapar su ser más allá de lo que ella pueda ser para un hombre, extiende ampliamente el campo de una clínica de la neurosis. En efecto, como Lacan señaló, el proceso analítico implica la histerización del sujeto. El sujeto del psicoanálisis es histérico, o, mejor dicho, “sujeto a la histeria”. Ya que el analista conduce inevitablemente al sujeto por el desfiladero de sus demandas  “¿Quién soy?”, “¿Cuál es el objeto de mi deseo?”  para confrontarse con su no saber acerca de la feminidad. En este sentido, la histeria representa bien la neurosis de base, de las que las otras son sólo dialectos, la única, por cierto, que Lacan elevará al rango de estructura de discurso.

 

Bibliografía

Freud, Sigmund. Fragmento de análisis de un caso de histeria (1905 [1901]), en Obras completas, vol. VII. Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1993.

Lacan, Jacques. El Seminario, Libro 17: El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós. 1992.

 

La histeria según Lacan: discurso y síntoma de mujer. Antoni Vicens

Exploraremos en los Seminarios de Jacques Lacan las explicaciones sobre el sentido clínico, epistémico y político de la histeria. Si Freud descubrió en sus síntomas el psicoanálisis, Lacan la trató como un avatar del deseo, como un discurso, como un síntoma de síntoma, incluso como síntoma de “mujeres no-todas”. Esto teniendo en cuenta que las formas en que se presenta en nuestra clínica no han dicho, de ninguna manera, la última palabra.

 

Bibliografía:

Jacques Lacan, El Seminario, Libros 1 al 25.

Muchos de ellos están traducidos en la colección “El Seminario de Jacques Lacan” de la Editorial Paidós de Buenos Aires. El original en francés está publicado en la Colección “Champ Freudien” de las Editions du Seuil o La Marinière.

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