La ausencia de regla como fórmula universal1

Presentación del Seminario de casos del Seminario del Campo Freudiano del curso 2010-11

  • Publicado en NODVS XXXIII, març de 2011

Hoy damos comienzo a un nuevo curso, el vigésimo sexto, y como miembro de la comisión de organización quiero compartir con ustedes unas reflexiones sobre la labor que llevaremos a cabo, entre todos, en el Seminario de casos.

La clínica es el tesoro del psicoanálisis; lo es desde sus inicios en Freud, tanto en la elaboración que hace de los casos como en relación al propio inconsciente, en el que se centra en gran medida su texto “La interpretación de los sueños"2. Es además una vara de medir para el analista. De medir los tiempos que corren, las subjetividades que habitan los cuerpos, las sujeciones del sujeto a partir de las ofertas de goce propias de los decires culturales y familiares, que comportan lo traumático para el sujeto, su lalengua, aquella que lo causa y de la que goza.

Y la presentación clínica es la ocasión en que el analista intenta dar cuenta de cómo él lee ahí, en los decires del sujeto; de cómo él, por su deseo, contagia su suponer un saber al inconsciente mismo; donde aparece la sutileza de las intervenciones del analista, o el punto en el que fue sorprendido por un efecto terapéutico que lo obliga a descubrir las vías por las que eso se produjo. Es una ocasión en la que el analista se ve obligado entonces a leer su acto y su posición en la clínica.

Priorizar lo singular

No obstante, no se trata de una clínica en el sentido clasificatorio del término, sino a partir de lo particular. Para la ocasión, me voy a trasladar a hace exactamente 12 años, y a unos miles de kilómetros. Les voy a transmitir algunas indicaciones que J.-A. Miller dio en “El ruiseñor de Lacan. Conferencia inaugural del ICBA”.3

Allí plantea que si bien una parte de la enseñanza es repetición, sólo con esto no podemos sostenerla. Es necesario introducir la vertiente de la búsqueda de lo nuevo, la investigación que en dialéctica con la repetición, propicie el buen encuentro, algún hallazgo.

El SCF cuenta con esta doble dimensión. Se produce en el trabajo de lectura de los textos que adquieren una dimensión de lo nuevo en la lectura particular que cada uno hace. Pero se produce fundamentalmente en el Seminario de casos. Las presentaciones de nuestra clínica apuntan no sólo a lo nuevo, sino incluso a lo singular. Se trata justamente de una disciplina que prioriza lo singular, el detalle, lo no generalizable.

Esta cuestión toma especial relevancia en la orientación lacaniana, en la que no creemos en las clases, en los sistemas de clasificación tan presentes en psiquiatría, y de forma desproporcionada y grosera en la actualidad. Y es que en psicoanálisis, justamente, encontramos al sujeto en tanto éste aparece separado de la especie, de la clase, del género al que pertenece.

“Oda a un ruiseñor”: individuo y sujeto

Lo cierto es que recordé la conferencia a la que me acabo de referir, a partir de un film y de la poesía. Mientras daba vueltas sobre qué transmitir en esta presentación, la película Bright star4 vino en mi ayuda. Dirigida por Jane Campion, trata de los últimos años de vida del poeta romántico John Keats, y aparece allí de forma destacada uno de sus poemas, "Oda a un ruiseñor"5; efectivamente, el mismo que da nombre a la conferencia de J.-A. Miller. Si me lo permiten, les voy a leer una estrofa, la penúltima de su poema, a fin de transmitir el comentario de Miller:

"Oh, Pájaro inmortal, no has nacido para la muerte"

Ni te han pisado las generaciones hambrientas.

La voz que esta noche fugaz escucho ya la oyeron

el soberano y el campesino en los tiempos antiguos

quizás el mismo canto que encontró el camino

hacia el corazón triste de Ruth que, nostálgica del hogar,

derramó lágrimas en el maizal ajeno;

el mismo que a menudo hechizara

las mágicas ventanas, que se abrían a la espuma

de mares peligrosos, en tierras de leyenda ya olvidadas".

Se trata de una estrofa que fue comentada por Borges6 poniendo de relieve que allí donde otros denuncian un error de escritura del autor, en realidad cometen un error de lectura. Y en relación a la cual Miller7, siguiendo a Borges, nos dice: “Tiene razón Keats, a quien el canto del ruiseñor divide como sujeto, lo hace experimentar su mortalidad, lo devuelve a su falta de ser, porque el animal sí es la especie (...). Es lo que propongo como la perspectiva lacaniana: en efecto, el animal (...) realiza totalmente la especie, y se puede decir que lo hace de manera exhaustiva, en tanto ejemplar. Pero el ser hablante, el sujeto, el ser de lenguaje, nunca realiza ninguna clase de manera exhaustiva y sólo puede imaginarse confundido con la especie humana cuando se piensa mortal, como Keats en ese ejemplo.” Podemos decir que el sujeto es lo que aparta al individuo de la especie, lo particular de lo universal, incluso el caso de de la regla. Así lo plantea Miller: “Llamamos, pues, sujeto a esa disyunción que hace que Keats no sea Ovidio o Shakespeare. El ruiseñor de Keats sí es el mismo que el de Ovidio y el de Shakespeare. Pero, justamente, Keats no es Ovidio ni Shakespeare”. Y en la orientación lacaniana, tratamos de elaborar y transmitir nuestra práctica apuntando al punto sujeto del individuo. De esta manera, un caso particular no es nunca el caso de una regla o de una clase. 

La ausencia de regla

Siguiendo a Miller podemos decir que sólo hay excepciones a la regla: he aquí la fórmula universal, sin duda paradójica. Se trata entonces de un universal negativo, ya que el sujeto analizante inventa la manera según la cual él subsume su propio caso bajo la regla universal de la supuesta especie de los sujetos. Y allí de lo que se trata es de la ausencia de una regla, de un agujero, de una fórmula no escrita; no inscribible; se trata de la ausencia de un programa, de una programación sexual. Es lo que Lacan llamó la no relación sexual. El único universal que vale para el sujeto es negativo, es decir, es la ausencia de una regla. Es por ello que el sujeto está siempre obligado a inventar su modo de relación con el sexo, sin estar guiado por una programación natural. Ese modo de relación inventado, siempre particular y peculiar, es el síntoma, que justamente viene al lugar de de esa programación natural que no hay. Así, el sujeto humano, el ser hablante, nunca puede simplemente subsumirse a sí mismo como un caso bajo la regla de la especie humana. El sujeto se constituye siempre como excepción a la regla, y esta invención o reinvención de la regla que le falta la hace bajo la forma del síntoma. Podríamos decir entonces que el síntoma sería la regla propia de cada sujeto, según la cual distribuye su libido.

“El síntoma neurótico”

Tal es el eje temático propuesto por la comisión para las presentaciones del Seminario de casos del presente curso. Se tomó a partir de un párrafo del Seminario 3, Las psicosis, que guiará el de textos. Vayamos a las coordenadas en las que Lacan lo presenta. Lo encontrarán en el capítulo 5: “De un Dios que engaña y uno que no engaña”, con el que se abre el apartado "Temática y estructura del fenómeno psicótico"8. Se trata de un momento en el que Lacan apuesta por ubicar de forma separada el plano de las neurosis y el de las psicosis, distinguiéndolas. Avanza en el terreno de la psicosis, contraponiéndolas, tal y como haría Freud en “Neurosis y psicosis"9, y en "La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis"10. Así, nos plantea Lacan que lo que cae bajo la acción de la represión retorna, y que lo que cae bajo la acción de la Verwefung tiene un destino totalmente diferente, ya que todo lo rehusado en el orden simbólico, en el sentido de la Verwefung, reaparece en lo real.11 Y se preguntará más adelante: “¿Qué es la represión para el neurótico? Es una lengua, otra lengua que fabrica con sus síntomas, es decir, si es un histérico o un obsesivo, con la dialéctica imaginaria de él y el otro. El síntoma neurótico cumple el papel de la lengua que permite expresar la represión. Esto hace palpar realmente que la represión y el retorno de lo reprimido son una única y sola cosa, el revés y el derecho de un solo y único proceso"12. Y, concluye, refiriéndose a la psicosis: "Estos comentarios no son ajenos a nuestro problema". Es un párrafo con el que Lacan se introduce en el caso Schreber. Y nos dice: "Procedamos metódicamente. Avanzamos en el análisis de este territorio, las psicosis, a partir del conocimiento que tenemos de la importancia de la palabra en la estructuración de los síntomas psiconeuróticos". Para luego advertirnos: "Tengan claro que habrá que ir metódicamente paso a paso, no saltar los relieves, bajo pretexto de que se vislumbra una analogía superficial con el mecanismo de la neurosis". De alguna manera, toma la neurosis, como punto de apoyo para avanzar en la investigación de la psicosis de la forma más precisa.

Toda categoría es artificio

Parece entonces haber una contradicción en el mismo eje "síntoma neurótico", ya que aparece por un lado el síntoma como aquello que hace a lo singular, pero en tanto neurótico, que se refiere, podríamos decir, a una categoría. Diría al respecto que en psicoanálisis no se trata tanto de no manejar las categorías, como de hacerlo advertidos de su carácter pragmático, artificial; y por ende, tomando especial cuidado en no aplastar con ellas al sujeto. En psicoanálisis, incluso diagnosticamos, y el diagnóstico se refiere a una clase. Pero lo hacemos sabiendo que las clases no tienen su fundamento en la naturaleza o en la observación. Nuestras categorías no son especies naturales (la psicosis no lo es, tampoco la neurosis). Advertidos del carácter de artificio de nuestras categorías, las utilizamos en tanto nos sirven para hablar entre los practicantes, para conversar y avanzar en nuestra disciplina. 

Miller comenta incluso al respecto que entiende el diagnóstico como un arte de juzgar un caso sin regla y sin clase preestablecida, lo que se distingue por completo de un diagnóstico automático que refiera cada individuo a una clase patológica13. En realidad, en la orientación lacaniana se trata siempre de orientarnos por aquello que rige en cada caso. De esta manera, utilizar categorías en un caso particular no es aplicar una regla sino incluso decidir si la regla se aplica, y esta decisión, este acto, no es automatizable. En la construcción y presentación del caso se trata más bien de, a partir de conocer de forma rigurosa el universo simbólico del sujeto, poder transmitir de eso la trama del tejido, los nudos, la gramática, las leyes que le rigen. Comporta delimitar de esta manera el material quitando lo que añade sentido,a fin de poder hacer una buena transmisión de aquello que se considera esencial. Es un intento de dar cuenta de la estructura gramatical que rige, a partir de las versiones que el sujeto va haciendo alrededor de lo real en juego; es un intento de demostrar la lógica del inconsciente funcionando, la lógica de los dichos del inconsciente.

Para concluir

No debemos perder de vista la cuestión crucial que plantea Lacan en el seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: "El análisis, más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que, en la experiencia, es el hueso de lo real14.  Y continúa: "¿dónde encontramos ese real? (...) De un encuentro esencial se trata en lo descubierto por el psicoanálisis- de una cita siempre reiterada con un real que se escabulle".

Notes

1. Trabajo presentado en ocasión de la inauguración del curso 2010-11 del Seminario de casos, en el Seminario del Campo Freudiano en Barcelona, el 23 de octubre de 2010.

2. Freud, S. “La interpretación de los sueños”, Obras completas, Vol. IV y V, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1976.

3. Miller, J.-A.,  “El ruiseñor de Lacan. Conferencia inaugural del ICBA”, Del edipo a la sexuación, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2001. Pp. 245-65.[1]

4.“Bright star”, dirigida por Jane Campion, Reino Unido, 2009.

5. Keats, J., “Oda a un ruiseñor”, en Poemas escogidos, Ediciones Cátedra, Madrid, 1997, pp. 113-9.

6. Borges, J. L., “El ruiseñor de Keats”, en Obras completas, vol. 2, Emecé editores, Buenos Aires, 1989, pp. 95-7.

7. Miller, J.-A., Op. Cit., pp. 257-8.

8. Lacan, J., El seminario de Jacques Lacan. Llibro 3: Las psicosis, 1955-1956, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1984.

9. Freud, S., “Neurosis y psicosis” (1924 [1923]), en O.C., Vol. 19, pp. 151-9.

10. Freud, S., “La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis” (1924), en O.C., Vol. 19, pp. 189-97.

11. Lacan, J. Op. Cit., p., 24.

12. Ib idem., p. 91.

13. Miller, J.-A., Op. Cit.P. 258

14. Lacan, J., Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en Paidós, Buenos Aires, p. 61-2.

Laura Canedo

La ausencia de regla como fórmula universal1

NODVS XXXIII, març de 2011

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