El mito de Osiris

Referencia presentada en el Seminario de Investigación "Deseo y Goce: dos axiomáticas en Lacan", abril 2002

  • Publicado en NODVS III, juliol de 2002

Resum

El presente artículo desarrola el mito de Osiris.

Comienza ubicando la genalogía de Osiris, sigue por describir su historia y finalmente explica diferentes versiones de su muerte.

Paraules clau

falo, Osiris, Teogonía de Heliópolis, Isis, Plutarco, mito, significante

En la búsqueda de referencias

“Menos aún que el nada que pasa por la ronda de las significaciones que agitan a los hombres, es la estela inscrita de la carrera, y como la marca del hierro del significante en el hombro del sujeto que habla. Es menos pasión pura del significado que pura acción del significante, que se detiene en el momento en que lo vivo convertido en signo la hace significante.”

“Este momento de corte está asediado por la forma de un jirón sangriento: la libra de carne que paga la vida para hacer de él el significante de los significantes, como tal imposible de ser restituido al cuerpo imaginario; es el falo de Osiris embalsamado.”

Lacan , Escritos 2, La dirección de la cura (pág. 609)

Mito de Osiris

En un principio voy a presentar una genealogía donde podemos ubicar la ascendencia y descendencia de Osiris. El título que se le da a esta construcción es la teogonía de Heliópolis. En el noroeste del Cairo están las ruinas de Yunu, uno de los principales y más antiguos santuarios de Egipto. A este sitio Heródoto, el historiador griego que visitó la región en el siglo V a.c., lo conocía como Heliópolis, la ciudad del sol. Aquí es donde en el momento de la unificación del Alto y Bajo Egipto (hacia 3000 años a.c.) se comienza a formalizar una cosmología para explicar los elementos vitales del universo.

Los sacerdotes de Heliópolis desarrollaron una transición que incorpora el ciclo mitológico de Osiris en el corpus solar:

Este cuadro deja retratada la vinculación entre las deidades cósmicas más antiguas de la Enéada y el mundo político. Subordina al Dios Osiris, no atestiguado arqueológicamente antes de la V Dinastía; a la posición de bisnieto del Dios Sol.

Nu es el ser primordial, existía en la oscuridad un océano de agua inerte antes de la estructuración del cosmos. Nunca se construyeron templos para honrarlo pero la naturaleza de Nu está presente en el culto bajo la forma de un lago sagrado que simboliza la no existencia antes de la creación. De hecho, ésta vasta extensión de vida inanimada nunca deja de existir y tras la creación se imaginaba que rodeaba el firmamento celeste guardando al sol, las estrellas y la tierra, al igual que a las fronteras de los infiernos. Por eso hubo siempre temor entre los egipcios que estrepitosamente cayese e inundara la tierra. Osiris y Atum serían, en forma de serpientes, los únicos supervivientes cuando se produzca este “ocaso de los dioses”.

Atum es el demiurgo, creador del universo, surgió de Nu al inicio de los tiempos. Se autogeneró en un ser, como dios Sol, y se posó en un montículo emergente (una imagen que sugieren los balcanes e islas que reemergen tras la estación de las inundaciones del Nilo). Este montículo primordial tomó la forma de una firme elevación piramidal cuya finalidad era soportar al dios Sol; esta reliquia real de piedra tal vez fue considerada el semen petrificado de Atum.

Pero cómo un principio masculino en solitario iba a dar nacimiento a su progenie? Atum es una noción de totalidad, es una Mónada que contiene en si mismo la fuerza vital de cualquier otra deidad aún por existir. En el texto 527 de los textos de las pirámides se hace la inequívoca afirmación de que Atum se masturbó en Heliópolis: “Al coger su falo con las manos y eyacular, nacieron los gemelos Shu y Tefnut”. Sin embargo en el texto 600 los sacerdotes ofrecen otra explicación del nacimiento de los hijos de Atum que se basa en la asonancia de palabras con armazón consonántico similar. En el antiguo Egipto los juegos de palabras eran un útil instrumento, la técnica para interpretar los sueños era mediante la asociación de expresiones que contenían fonemas o sílabas que eran muy similares. Por ejemplo, ver un gran gato en un sueño significaba una cosecha abundante porque ambas expresiones contienen similitudes.

Algunas citas del papiro BremmerRhind reúnen los puntos sobresalientes que rodean al acto procreador de la Mónada: Todas las manifestaciones empezaron a existir tras haber empezado yo a existir...no existía la tierra ni el cielo...Creé de mi mismo todas las cosas...mi puño fue mi esposa...copulé con mi mano...Estornudé a Shu (la raíz de este nombre significa vacuo o vacío)... Escupí a Tefnut(las dos primeras consonantes forman la palabra tf traducida por escupitajo). Después Shu y Tefnut dieron lugar a Geb y Nut ...De Geb y Nut nacieron Osiris, Set , Isis, Neftitis, quienes dieron finalmente lugar a la población de esta tierra.

Geb, el dios tierra, y Nut, la diosa cielo, tuvieron cuatro hijos: Osiris, Isis, Set y Neftitis. Estos cuatro descendientes representan el ciclo perpetuo de la vida y la muerte en el Universo, continuando el acto de la creación de Atum.

Osiris fue el primogénito. Su lugar de nacimiento fue cerca de Menfis, en Rosetau, en la necrópolis del desierto occidental. Este lugar era especialmente adecuado para el nacimiento de Osiris, ya que su rol preeminente es el dios de los infiernos y Rosetau, o “Boca de los pasadizos”, es la entrada simbólica al reino infernal de Osiris.

Osiris tomó como esposa a su hermana Isis, dando así el prototipo divino de matrimonio entre hermanos en el seno de la familia real. La pareja recibió en herencia Egipto al que lleva a la civilización; mientras Set y Neftitis reinan sobre el desierto. Osiris tuvo un reinado de gran prosperidad. Es descrito gobernando todos los recursos y elementos, de manera que trae buena suerte y abundancia al país. Por su poder las aguas de Nu están bajo control, del norte soplan brisas benéficas, las plantas florecen y todos los animales procrean adecuadamente. Al igual que muchas narraciones a lo largo de la historia, empezamos con un rey y una reina benevolentes y triunfantes, que gobiernan en una edad de oro.

Esta idílica escena se ve destrozada por la usurpación del trono por Set, el hermano rival de Osiris.

La tradición sostenía que Set salió por si mismo del vientre de Nut en el alto Egipto. La violencia y el caos son los atributos de Set; pero a pesar de ello o por ello, en el mito de la realeza hay ocasiones en que este dios tiene fuerte apoyo, era considerado como una deidad muy antigua (mas antigua que Osiris) y muy prestigiosa.

La versión de Plutarco del asesinato de Osiris es que Tifón (Set) convida a Osiris a un banquete en el curso del cual promete regalar un sarcófago magnífico a aquel cuyo cuerpo se adapte mejor. Cuando Osiris se colocó en él, cerraron la tapa de golpe y le echaron el cerrojo. El sarcófago fue arrojado al brazo tanítico del Nilo y arrastrado al Mediterráneo.

Otra versión de su muerte, de la que se encuentran referencias en los textos de las pirámides, es que Osiris sufre el ataque de una criatura. Esta criatura es la representación de Set, un cuadrúpedo que en vez de una cabeza sobre un cuerpo antropomórfico tiene un rabo erecto y bifurcado. Osiris, al ser atacado por esta criatura, se cae de costado sobre las riberas del rió Nedyet en el distrito de Abido.

Con esta muerte Set se convierte en el gobernante de Egipto, con su hermana Neftitis como su consorte. Sin embargo las simpatías de Neftitis están con su hermana Isis, que está muy turbada con la muerte de su esposo. Las hermanas, infatigablemente van a vagar por Egipto lamentándose por Osiris y en busca de su cuerpo. Finalmente van a hallar su cuerpo en Abido.

Muerto y sin heredero había perdido doblemente la vida, ya que no podía transmitir su principio vital. Pero Isis, por la magia de su verbo, logra reanimar a su esposo, dándole de nuevo aliento con el batir de sus alas y desciende sobre su cuerpo inerte para revivirlo el tiempo suficiente para concebir a su hijo Horus.

La representación nos describe a Isis en forma de halcón comprimiéndose sobre el falo de Osiris.

Otra representación muestra a Isis y (con anticipación) a Horus a ambos extremos de lecho con cabeza de león para la momificación. Osiris, cuya putrefacción ha sido contenida por la destreza de Isis, levanta un brazo hacia la cabeza que Isis sostiene; y con la otra mano agarra su falo para estimularlo hasta el orgasmo.

Al nacer Horus (que significa el que está muy arriba, que derriba de la imagen del halcón volando en lo alto), Isis, para ponerlo a salvo de Set , lo esconde en los pantanos de papiros. El niño es vulnerable y depende de la protección de la magia de la Diosa Isis para su supervivencia. Cuando alcanza la madurez está listo para luchar por su legítimo patrimonio, el trono de Egipto, pero la diosa Isis va a jugar un papel crucial para ayudarlo a sentarse en el trono.

Cuando su hijo Horus es por fin reconocido como su sucesor legítimo, el rol de Osiris en el mito de la realeza se vio consumado. Osiris se convirtió en el señor del mundo subterráneo, que contiene las semillas de la vida, y en el protector de los difuntos.

En la versión de Plutarco: Luego que Tifón (Set) arroja el cofre al río Nilo con Osiris dentro, Isis va a vagar sin rumbo en un estado de gran angustia hasta que finalmente se entera del destino del cofre. En su peregrinación adopta al dios chacal Anubis como su guardián (Anubis es el fruto de una unión ilegítima entre su hermana Neftitis y Osiris). Sigue el cofre hasta Biblos, en el Líbano, donde había quedado envuelto en un magnífico brezo que el rey había talado para hacer una columna para su palacio.

Isis se sentó junto a una fuente y se hizo amiga de las criadas de la reina de Biblos. Sopló sobre sus pieles una fragancia que llamó la atención de la reina, que manda a llamar a Isis y la convierte en niñera de su hijo pequeño. De noche, para hacer inmortal al niño, Isis le prendió fuego y, en forma de golondrina, voló alrededor de la columna en que estaba escondido el cofre con Osiris. Sus lamentos condujeron a la reina a la habitación, y le dio un ataque de histeria cuando vio a su hijo envuelto en llamas. La reacción de la reina rompió la magia del hechizo. Luego Isis pidió la columna y sacó de ella el cofre, donando la madera exterior a su templo en Biblos. A su regreso, Isis lleva consigo el cofre.

En una ocasión en que va a visitar a su hijo Apolo (Horus), que se estaba educando en Buto, olvida llevar el cofre. Por casualidad esa noche Tifón se había ido de cacería y lo encuentró. Preso de la ira corta el cuerpo de Osiris en catorce pedazos y los esparce por todo el país. Tras esto Isis va a relanzarse, en esquife, en busca de cada parte para reconstruir nuevamente el cuerpo despedazado de su hermano (esposo). En cada sitio que encuentra una parte Isis fabrica una imagen que entierra; esto explica las numerosas tumbas que se reclaman de Osiris en diferentes santuarios de Egipto. Pero lo que no va a lograr recuperar es el falo de Osiris, que Tifón había arrojado al Nilo proporcionando comida con él a los lepidotus, pargos y oxirrincus. (lepidotus es un pez sagrado de Egipto de especie incierta).

Según Plutarco el propio Osiris había entrenado a Apolo para combatir, y cuando subió de los infiernos estaba muy complacido de que su hijo se hubiese decidido a vengar su muerte. La batalla entre Tifón y Apolo duró muchos días pero finalmente Apolo fue el vencedor. Isis había llevado a Tifón atado pero luego lo libera, esto enoja a Apolo y quita la corona de la cabeza de Isis. Hermes la va a reemplazar por un tocado de cuernos de vaca, insignia compartida por Isis y Hator (diosa del amor y del gozo). Tifón en un último intento por sostenerse en el trono levanta una acusación de ilegitimidad contra Apolo, pero los dioses no lo aprueban. Apolo tras dos batallas más logra derrocarlo.

Es interesante tener en cuenta que históricamente hay pocas situaciones de traspaso sangriento del trono en los primeros 2000 años del Egipto Dinástico. Encontramos inscripciones que demuestran el horror que tenían los egipcios al asesinato del monarca y a un traspaso violento del poder. De hecho hay unas cuantas inscripciones que intentan acabar con la idea de que Osiris había sido asesinado. Durante las ceremonias la estatua de Osiris con las insignias de la realeza, era trasportada en la barca “Neshmet”, la barca es atacada simbólicamente, pero durante el combate son los enemigos de Osiris los que mueren en el río. De forma contradictoria, la siguiente escena de la ceremonia es la conducción de la barca funeraria de Osiris a su tumba en el desierto de Abido en Peqer.

Como entidad en renacimiento constante se le identificó con el sol nocturno que reencuentra su energía atravesando las horas de la noche.

En el pensamiento religioso egipcio lo importante no era el primitivo gobierno de Osiris, sino el milagro de su resurrección entre los muertos. Ofrece la esperanza de la continuidad de la existencia de cada persona en los infiernos. La vida después de la muerte, que cada persona puede obtener si se beneficia de los ritos que reproducen los gestos y las palabras de Isis y de Horus dirigidos al dios mártir. Pero no solo las personas se pueden beneficiar de este renacimiento; también esta deidad representa las fuerzas del suelo que permite a todo lo que está enterrado renacer, ya sean semillas o cadáveres.

Esta idea se resume en una efigie del Dios Osiris vegetante, constituido por un poco de tierra en la que se plantan semillas que al germinar simbolizan a la vez el renacimiento del dios y la fertilidad recuperada del país.

Su destino lo ponía en relación con la luna, que al igual que Osiris parecía pasar por un proceso regular de destrucción y reconstrucción.

También se lo identificaba con la inundación. La recomposición del cuerpo divino cuyo éxito conducía a la revitalización; se comparaba a la crecida de las aguas sobre las tierras de Egipto, haciendo volver a la vida todo lo en ellas enterrado.

Como podemos ver a lo largo de toda esta historia, la que cumple el papel fundamental en el devenir de los acontecimientos es la diosa Isis. Tenía una bien ganada reputación de astucia, inteligencia y tenacidad. El personaje de Isis es brevemente descrito al principio del mito: ”Isis y la naturaleza secreta del dios Sol”. Allí nos dicen que la diosa es una mujer inteligente….más inteligente que los innumerables dioses….no desconocía nada de lo que estaba en los cielos o en la tierra. Su proyecto en este mito era descubrir el nombre secreto del dios Sol, la suprema deidad, lo que, de tener éxito haría que ella y su hijo Horus ascendiesen en dignidad, situándose cerca de él en la cúspide del panteón.

Las narraciones sobre Isis abarcan los ensalmos de curación tan apropiados para la vida cotidiana de los egipcios, los achaques comunes, los miedos y amenazas que les preocupaban. Algunos ensalmos forman claramente un elemento integrante de los manuales de los médicos, que debían recitarlos sobre el paciente.

Bibliografia

Mitos Egipcios, George Hart
Mitologia Egipcia, Aude Gros de Beler

Claudia Mon

El mito de Osiris

NODVS III, juliol de 2002

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