Sobre "Pegan a un niño. Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales. "

Referencia presentada en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, en enero de 2016

  • Publicado en NODVS XLVI, gener de 2016

Resum

“Pegan a un niño”, es un texto de Freud que aborda la problemática de la génesis de la perversión, mediante el análisis de un fantasma masoquista.

Paraules clau

Perversiones, Freud, pegan a un niño, fantasía, perversión infantil, masoquismo.

“Es asombroso-dirá  Lacan en el capítulo 7 del seminario IV- que se haya podido pensar siquiera la perversión como una pulsión no elaborada por el mecanismo edípico y neurótico, algo  que sobrevive pura y simplemente, la persistencia de una pulsión parcial irreductible”[i]. Lacan responderá en este capítulo del seminario IV a la deriva que presentaban los post-freudianos en relación a la noción de la perversión tomando para ello el análisis del texto de Freud, “Pegan a un niño”.

Freud publica en el año 1.919 el texto “Pegan a un niño. Aportaciones a la génesis de las perversiones sexuales”. En el que pretende aportar observaciones que puedan ser utilizadas para las investigaciones del origen  de las perversiones y para el estudio de la intervención de la diferencia sexual en la dinámica de la neurosis.

Partirá  de una fantasía que encuentra con mucha frecuencia en  pacientes neuróticos que acuden a tratamiento, afirmando  que seguramente debe encontrarse en mayor medida en muchos otros que no llegan a consultar “la fantasía de presenciar cómo pegan a un niño a la que se enlazan sensaciones placientes a causa de las cuales ha sido reproducida infinitas veces y que  al culminar la situación imaginada se impone al sujeto una satisfacción sexual de carácter onanista”[ii].

Freud parte de esta fantasía que confiesan sus pacientes, no sin dificultad para comunicarla y que se ve acompañada de una elevada vergüenza y sentimientos de culpa, mucho mayor que en otras confesiones que puedan hacer sobre su vida sexual infantil. Son fantasías que sitúa hacia los 5-6 años, que se daban antes de la época escolar,  no guardando  relación con haber sufrido castigos corporales   y en las que la comunicación se presentaba con numerosas lagunas e imprecisiones obteniéndose siempre vagas respuestas “No sé… pegaban a un niño”.

Considera Freud que dicha fantasía que surge en la infancia y que se mantiene más tarde para la satisfacción autoerótica puede ser considerada como un signo primario de perversión, en el cual uno de los componentes de la función sexual se ha anticipado a los demás, se ha hecho independiente y se ha fijado a una forma particular de satisfacerse. Tal perversión infantil, añade no siempre persiste en el tiempo, pudiendo sucumbir a la represión, sustituirse por una formación reactiva o ser transformada por una sublimación; pero cuando estos procesos no se desarrollan la perversión puede persistir en la vida adulta.

El artículo se basa en un minucioso estudio sobre seis casos (cuatro mujeres y dos hombres). Expone principalmente, las observaciones realizadas con sujetos femeninos que dice aportan más claridad para el tema que pretende exponer ya que dispone de  mayor material.

 Freud descubre que las fantasías de flagelación tienen una historia evolutiva compleja en cuya trayectoria varían más de una vez casi todos sus elementos: su relación con el sujeto,  su objeto, su contenido y su significación.

Expondrá  las transformaciones que se dan de la fantasía de flagelación dividiéndolas en tres fases.

En la 1ª fase, de la indeterminación inicial, con la escasa información que se logra obtener   hay algo que puede determinarse con plena seguridad, el niño maltratado no es nunca el propio sujeto, por lo general  se trata de un hermano o hermana menor . La personalidad del autor de los maltratos no está definida, al principio, sólo aparece que no se trata de un niño, sino de un adulto en el que es posible reconocer al padre.

Esta 1ª fase se correspondería con el enunciado: El padre pega al niño y más concretamente puede leerse: El padre pega al niño odiado por mí.

La niña al encontrarse bajo la influencia del complejo de Edipo mantendría una actitud amorosa hacia el padre y ambivalente hacia la madre. Los hermanos serían vistos como rivales con los cuales tiene que compartir el amor de los padres. El sentido que adquiere la fantasía en esta etapa significaría “el padre no quiere a ese otro niño; sólo me quiere a mí”. La fantasía satisface claramente los celos de la niña no pudiéndose considerar puramente sexual ni sádica pero contendría estos elementos en potencia.

En la 2ª fase, la persona que pega al niño continúa siendo el padre pero el niño maltratado es el propio sujeto de la fantasía a quien ésta procura un elevado placer.

Esta fase se correspondería con el enunciado: Yo soy pegado por mi padre.

La tendencia de amor incestuosa sucumbe a la represión. Simultáneamente surge la conciencia de culpabilidad vinculada al deseo incestuoso  y justificada  por la persistencia de dicho deseo  en el inconsciente. La idea “el padre me ama” tenía un sentido genital y la regresión la transforma en “el padre me pega”. Este ser pegado constituye una confluencia del sentimiento de culpabilidad con el erotismo; no es sólo el castigo de la relación genital prohibida, sino también su sustitución regresiva, y de esta fuente  extrae su excitación libidinosa, que desde este punto queda unida a ella y buscará una descarga en actos onanistas. Ésta, dirá, es ya la esencia del masoquismo”.

Freud afirma que esta fase es la más importante de todas,  no ha tenido nunca existencia real,  es inconsciente, no puede ser recordada y siempre será una construcción del análisis.

La estructura de la fantasía se resuelve en la 3ª fase con la fórmula definitiva, desubjetivada “Pegan a un niño”. En la que el sujeto no aparece, la persona que pega no es nunca el padre, queda indeterminada o representada por un sustituto paterno que pega a niños desconocidos. La fantasía es aquí el sostén de una intensa excitación inequívocamente sexual que provoca la satisfacción onanista. Sólo la forma de esta fantasía es sádica ya que la satisfacción que de ella extrae el sujeto es masoquista, su significación se encuentra en que ha tomado la carga libidinosa en la parte reprimida y con ella también el sentimiento de culpabilidad vinculado al contenido. Todos los niños golpeados no son sino subrogados del propio sujeto.

Freud finaliza el análisis de las observaciones de los casos estudiados afirmando lo siguiente en lo relacionado a la génesis de las perversiones:

-Apunta a una intensificación constitucional o a la anticipación de un componente sexual pero señalando que no resulta suficiente.

-La perversión infantil puede constituir la base del desarrollo de una perversión que persista durante toda la vida del sujeto  o puede ser interrumpida y quedar en el fondo de un desarrollo sexual normal.

-La perversión no aparece aislada de la vida sexual del niño, sino que es acogida en el conjunto de los procesos evolutivos –por no decir normales,  y queda relacionada con el amor objetivado incestuoso del niño con su complejo de Edipo; surge basada en este complejo y a su desaparición queda como resto  del mismo.

J.A. Miller en el curso Donc apunta “ el fantasma “se pega a un niño” está sostenido por una articulación compleja… este fantasma es a la vez una escena- por lo cual pertenece a lo imaginario-y el resultado de una transformación simbólica que hace de ella una escena significantizada, coagulada…. para el sujeto esas escenas perduran como un hueso; se le quedan atragantadas, permanecen con un carácter paradójico, escandaloso, incluso vergonzoso: quedan como lo real de esa elaboración simbólica".[iii]

Notes

[i] J, Lacan. "Pegan a un niño y la joven homosexual", en El seminario libro IV. Cap VII. Pp. 122.

[ii] S, Freud. Pegan a un niño. Aportación al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales, en Obras completas Tomo VIII. Pp. 2465

[iii] J.A. Miller, "Signos de amor", en Donc la lógica de cura. Cap XII. Pp. 248

Bibliografia

Freud, S. Pegan a un niño. Aportación al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales, en Obras completas Tomo VIII. Biblioteca nueva. (Madrid), 1974.

Lacan, J. "Pegan a un niño y la joven homosexual", en El seminario libro IV. Paidós. (Barcelona-Buenos Aires, Méjico), 1994.  

Miller, J.A. "Donc la lógica de la cura". Paidós. (Buenos Aires), 2011.

Laura Font

Sobre "Pegan a un niño. Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales. "

NODVS XLVI, gener de 2016

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