Del relato a la escritura

Presentación del Seminario de Casos en la sesión inaugural del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, el 17 de octubre de 2020.

  • Publicado en NODVS LIX, desembre de 2020

Resum

El presente artículo recorre algunos ejes temáticos vinculados a la presentacion de casos, la importancia de su transmison y los efectos de formacion que conlleva tanto para el autor como para sus interlocutores, teniendo en el horizonte la orientacion por lo real que Lacan nos ha dejado como legado.

Paraules clau

caso, transmision, transferencia, discurso

Seguir…

Seguir este curso con el seminario de casos, con la presentación de casos en el Seminario del Campo Freudiano (SCF), en estos tiempos de fórmulas obligadas de trabajo en línea, ha sido, más que en otras ocasiones, una decisión en el sentido de un acto.

¿Por qué seguir a pesar de los riesgos de una exposición tan comprometida en una plataforma basada en la nube?, ¿por qué no dejarlo estar hasta que podamos volver a encontrarnos en un auditorio?

Seguir es querer seguir, se trata en definitiva de un deseo de seguir. Y, en este caso, querer seguir sosteniendo el psicoanálisis en su vertiente más preciada, de transmisión de aquello que ocurre en la consulta del analista.

Son efectos posibles de formación lo que está en juego, tanto para los participantes del Seminario como para los analistas que van a construir un caso, a escribirlo con la idea de transmitir algo sobre su trabajo. Vale decir que no se trata de lugares excluyentes, estar en un lugar no excluye en absoluto estar en el otro, aún más, que lo excluya puede dar cuenta de cierta desorientación.

También son efectos posibles de transferencia. De relanzar el trabajo del analista, de relanzar el trabajo analizante, de empujar al control de un caso, de provocar un esfuerzo de elaboración, de formalización. Y si seguimos al hilo de este seminario, un esfuerzo de escritura, en el sentido de apuntar a los trazos que son reflejo de un modo de gozar singular.

Riesgos siempre los hay, parte del esfuerzo habrá que dirigirlo a un asunto en el que Freud ya puso mucho empeño, el de cómo presentar los casos guardando el máximo cuidado de hacer a los pacientes que los habitan no reconocibles por terceros. Algo que, en realidad, no deja de tener su interés si buscamos no dejarnos deslumbrar por los oropeles del sentido enredado en las hazañas, en los sucesos, en las aventuras y desventuras de la biografía de un paciente. Se trata de un punto fundamental en este curso, en el que abordaremos el que ha sido catalogado como el tramo de la enseñanza de Lacan donde más se pone de manifiesto la dificultad del pasaje del imperio de lo simbólico a la orientación por lo real.

Su apuesta se traduce en un sueño, el de un discurso que no fuera del semblante. Algo que, con su poder de orientación, acaba llevándole a formular su proposición sobre lo real de más peso, el aforismo No hay relación sexual1.

Tal como dice al terminar la Introducción al título de este seminario: “es por centrar el efecto de un discurso como imposible, por lo que tendría alguna posibilidad de ser un discurso que no fuera del semblante”2.

Hacer de lo imposible el centro mismo del discurso analítico es una política -subversiva respecto al discurso del amo- que ha de orientar las curas, la experiencia propia del análisis, la Escuela y también los Institutos como lugares de enseñanza y transmisión del psicoanálisis.

¿Cómo acercar el seminario de casos a este momento de elucidación del Seminario 18?

 

Un camino, un movimiento

Con el título Del relato a la escritura, he buscado dar cuenta de un movimiento, un camino a recorrer en una cura y a mostrar en la presentación de un caso. Un camino cuyo destino no se conoce, pero que sí tiene algunas balizas que nos orientan.

Es el camino mismo de la formación en la enseñanza de Lacan (del sentido al goce) y, aunque por el propio movimiento deja cosas atrás, no se dibuja como una línea recta, no establece una frontera clara entre un antes y un después.

Más bien se trata de un desmontaje que da paso a otra cosa, un vuelco de los conceptos que permite una nueva articulación, cambiando radicalmente la perspectiva.

En el primer capítulo del Seminario 18, Lacan se pregunta en relación al movimiento de los lugares en los discursos: ¿cuál es la torsión propia del discurso del psicoanálisis? Y lo que dice es lo siguiente: “Se trata de plantear la cuestión de un derecho y un revés, pero intentando que palpen la posibilidad de una inscripción doble, al derecho y al revés, sin que deba franquearse un borde. Me refiero a esa estructura conocida desde hace mucho tiempo que se llama banda de Moebius. No hice más que utilizarla”3.

 

El relato de un caso

Sobre el relato de un caso, podemos pensarlo desde distintos planos:

El relato del paciente, el que trae de entrada con su manera de explicar las cosas que le pasan, la narración con la que se formula su demanda y el malestar que la ha causado. El relato preliminar, podríamos decir. Ese relato va transformándose a partir de la transferencia con un analista y su decir interpretativo. También con la exigencia que, en un primer tiempo, vendrá del analista, de un decir más, decirlo mejor.

Si la cura se orienta, los elementos sustanciales que se repiten en la vida del sujeto empezarán a contornear el lugar ocupado por el síntoma. 

Los efectos terapéuticos, de mejora del malestar sintomático, de rebajamiento de la angustia, sin duda deseables, pueden poner a prueba la continuidad de la experiencia analítica, por considerarse suficiente, pero también si se ven contrariados por un momento de retorno del malestar.

“Estoy como al principio, como cuando llegué, es como si todo este tiempo no haya servido para nada”. Se hizo necesario, en este caso concreto, producir una torsión que le permitiera al sujeto vislumbrar esa inscripción doble sin borde (esas dos dimensiones de la experiencia) llevándole –a lo largo de diversas sesiones- a pensar el retorno del malestar como una consecuencia de un nuevo acercamiento al núcleo de goce, puesto ya en juego por el propio sujeto, bajo transferencia

La manifestación de que ese movimiento se había producido vino de la mano de una nueva forma de decir las cosas, en dirección a la escritura, es decir, el sujeto intentaba precisar más, concretar, incluso formalizar -echando mano de la teoría psicoanalítica-, sobre su modo de funcionamiento y sobre el plus de goce que sobreviene.

El depositarse con la queja, dirigida al analista, en el dispositivo, se alternará a partir de ese momento con un decir la experiencia, al mismo tiempo que intentar captarla, formalizarla. Es un movimiento de pasaje de paciente a analizante, de relator de un sufrimiento alienante que se localiza en el campo del Otro, a lector de un sufrimiento que él mismo va d-escribiendo en su cuerpo, con su cuerpo -valga aquí el lado escritura que ofrece hacer un pequeño forzamiento de la palabra describiendo-.

La ganancia terapéutica obtenida es de otro orden, se produce una vivificación que permite al sujeto trabajar más en aquello que le gusta, hacer cosas que nunca había podido hacer. La alienación en el campo del Otro pierde terreno. El sujeto aprende a pensarse en una banda de Moebius y empieza a hacer un uso de ello.

Otro plano es el del relato del analista cuando presenta un caso. El relato del caso clínico. En este punto surge un malestar para los analistas. Las dificultades son variadas.

A la vez que existen muchas posibilidades abiertas sobre cómo hacerlo, también hay una cierta narrativa al uso de la clínica psicoanalítica, de los tipos de síntoma y las clases en las que se inscriben. La clínica estructuralista, aunque reducida a mínimos en dos estructuras básicas, Neurosis-Psicosis, puede producir un efecto de falsa orientación y eternas vacilaciones en la dirección de la cura, situándose como obstáculo al interés de un caso.

Más allá del modo singular en que un sujeto se inscribe en la estructura, ¿qué hace que un caso sea un caso?, ¿de qué se trata en una experiencia que depende tanto de un encuentro y del lazo entre dos que se instaura en la transferencia?, ¿qué es lo que interesa en una transmisión sobre eso?

Freud le dio una forma de relato novelado a sus casos, liberándolos del estilo descriptivo de la psiquiatría y de las convenciones morales de su época. En sus narraciones, logra situar a los pacientes, más allá del anudamiento paciente-analista, en diálogo directo con su inconsciente. Y algo muy importante en Freud es que se ocupa de relatar con todo detalle los obstáculos con los que se encontró, como médico, como analista, como miembro de una sociedad psicoanalítica y como miembro de una sociedad concreta, puritana en su tiempo, en un sentido diverso al puritanismo contemporáneo.

Veamos cómo resuelve una de las múltiples complicaciones a las que se enfrentaba, en el caso Dora: “Ahora tengo que considerar una complicación a la que por cierto no concedería espacio alguno si fuese literato en vez de médico, y en lugar de hacer su disección, tuviera que inventar un estado anímico así para un cuento. El elemento que ahora apuntaré no podrá menos que enturbiar y borrar la belleza y la poesía del conflicto que podemos suponer en Dora”4. Se refiere ahí a la inclinación sexual de Dora hacia su mismo sexo.

El Hombre de los lobos será el último caso freudiano que toma la forma clásica del relato de caso. El escollo es de otro orden. Leemos ahí: “No puedo escribir la historia de mi paciente en términos puramente históricos o pragmáticos; no puede brindar ni un historial clínico ni uno de tratamiento, sino que me veré precisado a combinar entre sí ambos modos de exposición. Ya es notorio que no se ha encontrado un camino que permita dar cabida de algún modo, en el relato del análisis, al convencimiento que dimana de él. De nada valdrían para esto ciertamente, unos protocolos exhaustivos de cuanto sucede en las sesiones de análisis; por lo demás, la técnica misma del tratamiento excluye su confección”5.

Frente a las dificultades a las que se enfrenta, Freud concluirá que, con el relato de un caso, no se trata de convencer a nadie que no esté ya convencido de algunas cosas por su propio recorrido como analista.

El gusto en relación a la forma de exponer un caso cambia a partir de que la interpretación encuentra sus límites en la resistencia del síntoma. El relato del caso, organizado sobre la idea de que la asociación libre llegaría al desciframiento y la resolución del síntoma por la interpretación, deja su lugar a un modo de presentación más pragmático, que buscaría más bien dar cuenta de las dificultades de cada analista en su práctica. La evolución se hace hacia la viñeta clínica, el relato corto, que destaca un aspecto parcial.

En el pasaje que hace Lacan de la psiquiatría al psicoanálisis reemplaza lo exhaustivo de la monografía por la coherencia del nivel formal del síntoma.

En su lectura de los casos de Freud, lo que hace es elevar el caso a la categoría de paradigma, a ejemplo que muestra las propiedades del inconsciente freudiano, y hace con eso un trabajo de formalización. “A medida que logifica el inconsciente, Lacan hace bascular el relato del caso psicoanalítico hacia la puesta al día de la envoltura formal del síntoma concebida como una suerte de matriz lógica”6.

 

Relato / demostración lógica / escritura

Más allá de la envoltura formal del síntoma, un caso ha de testimoniar sobre cómo un decir en el dispositivo analítico (y aquí diferenciamos entre hablar y decir) incide en relación a un problema libidinal, de goce, un problema real. Si podemos presentar algo de la gravitación de la lógica significante en el campo del goce, estaremos cerca de la idea de un caso, en el sentido de algo que se recorta de manera contingente y singular.  

Faltará que el propio sujeto reconozca el lugar que él ha tomado en ello. Solo comprometiendo su cuerpo (de goce), sus pulsiones, podrá obtener, en forma de retorno, lo que se irá desvelando a lo largo de su análisis.

La construcción formal gira alrededor de un imposible que inscribe un lugar vacío, en reserva S(Ⱥ). Este lugar que Lacan destaca en el Seminario 18, mantenerlo en reserva, es crucial para la apuesta de una cura analítica, para la transmisión del psicoanálisis y para que se mantenga viva la propia comunidad analítica.

El analista a la altura del Seminario 18, deberá pensar cómo llevar la interpretación más allá del efecto de verdad que ésta produce y que no refuta el semblante sino que lo refuerza. “Entremos más adentro en la espesura”7, como decía San Juan de la Cruz en su Cántico espiritual, pero desprendiéndonos de la idea de un Dios al que alcanzaríamos en algún momento, o de una verdad que no sería sesgada.

Desprendiéndonos también de la idea de un caso que sería un modelo a seguir o que seguiría un modelo, de entre los que se proponen en una comunidad de trabajo, algo en lo que uno puede atraparse y extraviarse.

El vuelco que Lacan articula aquí es que el significante se separa de lo real, se desfasa, no lo cubre, dejando entrever un real donde no hay saber. Es ahí donde el semblante va a venir a inscribirse. Desafección entonces del relato del caso como demostración de una epistemología, de un saber que ya estaría escrito.

El saber del analista no es la teoría. El analista puede aprender del poeta, de la escritura inédita de Joyce, de la escritura china, de las marcas de la lluvia sobre la meseta siberiana, de la pintura (y del silencio de la música que no llega). Cómo hacer para que, de su interpretación, se desprenda un efecto de agujero en el efecto de sentido mismo. Y también cómo escribir un caso clínico buscando que esa escritura recorte, con la marca de un estilo propio, el pequeño saber inédito extraído de la experiencia con un paciente o un analizante.

Notes

1) Lacan, Jacques. El Seminario, libro 19, …o peor. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 12.

2) Lacan, Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante. Ed. Paidós, Buenos Aires 2014, p. 21.

3) Ibíd. p. 9.

4) Freud, Sigmund. “Fragmento de análisis de un caso de histeria”. Obras CompletasVol. VII. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2013, p. 53.

5) Freud, Sigmund. “De la historia de una neurosis infantil”, Obras Completas, Vol. XVII. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2013, p. 14.

6) Laurent, Eric. “El caso, del malestar a la mentira”, en Lectura lacaniana, 2013 (Disponible en internet).

7) De la Cruz, San Juan. Cántico espiritual. Ediciones Populares, 2010.

Mª José Freiría Santos

Del relato a la escritura

NODVS LIX, desembre de 2020

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