La psicología científica, que nosotros recusamos

Referencia de J. Lacan, en Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, al artículo de G. Canguilhem "Qu'est-ce que la psychologie" (1956), presentada en el S.C.F. de Barcelona el 18 de octubre de 2003

  • Publicado en NODVS VIII, novembre de 2003

Resum

Referencia de J. Lacan, en Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, al artículo de G. Canguilhem "Qu'est-ce que la psychologie" (1956) en la cual se trabaja el tema de la subversión del concepto de sujeto operada por el psicoanálisis en oposición a la concepción de la psicología.

Paraules clau

ciencia, percepción, subjetividad, conducta, psicoanálisis, sujeto, filosofía, psicología

En la pp. 774-5 de “Subversión del sujeto...”, Lacan plantea que tratará de definir la subversión del concepto de sujeto operada por el psicoanálisis. Para ello dice no poder recurrir a la psicología, que se ha constituido bajo la etiqueta de científica a la que recusa, porque la función del sujeto tal como la instaura la experiencia freudiana descalifica totalmente el concepto de sujeto con el que aquella opera y que tiene como criterio “la unidad del sujeto que es”.

 

Encontramos aquí una crítica de la concepción psicológica de la unidad de la conciencia, en la que ésta se caracteriza por su función de síntesis. Para Lacan, la única función homogénea de la conciencia está en la captura imaginaria del yo por su reflejo especular y en la función de desconocimiento que permanece por ello ligada a ella. Por ello, critica “las desviaciones” del psicoanálisis anglosajón, la llamada “Psicología del yo” (Egopsychology), que ignora la última enseñanza freudiana sobre la escisión del yo (1937) y “se aplica en volver a las filas de la psicología”. En tanto borra la división del sujeto y defiende su unidad, la psicología se encarga de vehiculizar el ideal, que Lacan define más adelante como “el siervo de la sociedad”. De esta manera, la psicología misma deviene servil. 1

 

Para trabajar este punto hemos elegido el artículo que recoge la conferencia que Georges Canguilhem, filósofo y Director por aquel entonces del Instituto de Historia de las Ciencias de la Sorbonne, impartió el 18 de diciembre de 1956 en el Collège philosophique, titulada “¿Qué es la psicología?”, 2 que Lacan cita explícitamente al final de los Escritos. 3

 

Sobre “¿Qué es la psicología?” de G. Canguilhem

 

Con la pregunta ¿qué es la psicología?, el autor pone en cuestión de entrada su estatuto científico y autónomo, e incluso, según dice, la existencia misma del psicólogo, en la medida en que al no saber responder exactamente sobre lo que es la psicología, tampoco puede responder sobre lo que él mismo hace. Sólo puede justificarse en nombre de una eficacia que para C., es siempre discutible ya que está mal fundada: no hay pruebas de que se deba a la aplicación de una ciencia.

 

Plantea que en tanto el estatuto de la psicología no se haya establecido no se la debe considerar algo más o mejor que un empirismo codificado desde un punto de vista literario con fines de enseñanza ? aunque el empirismo sea el principio de toda ciencia, por sí solo no basta para fundarla. La psicología, dice, “es una filosofía sin rigor” porque bajo el pretexto de objetividad es ecléctica; “es una ética sin exigencia” porque asocia experiencias distintas sin ninguna crítica y, por último “una medicina sin control” ya que funda su hipótesis en la observación de enfermedades que nunca llegan a ser inteligibles, las enfermedades mentales.

 

Después de esta definición negativa, el autor se esfuerza en demostrar que a la psicología no sólo le falta identidad sino que tampoco tiene objeto: siempre está en busca de su unidad, tratando de buscar una solución al problema de la diversidad de psicologías y de la heterogeneidad de sus tendencias. En estos momentos se refiere a las palabras pronunciadas por el psicoanalista Daniel Lagache en la Sorbonne cuando se hizo cargo de la cátedra de Psicología general en 1947 ?en 1956 es el director de los estudios de Psicología. En su lección inaugural, llamada “La unidad de la psicología”, 4 éste hace referencia a un comentario del psicólogo suizo Edouard Claparède: 5 “La multiplicidad de las psicologías plantea el problema de su unidad y muestra su retraso respecto a otras ciencias” (1936). Para Lagache, la situación ya no es la misma: la unidad de la psicología se puede encontrar en su definición posible como ciencia de la conducta, 6 con lo que la antigua división entre psicología naturalista y psicología humanista, psicología experimental y psicología clínica ha quedado obsoleta. La diversidad de los métodos no impide el rigor científico, sino que es más bien su garantía. 7 Por ello, plantea que se debe unificar la rama de la psicología denominada “naturalista”, que comprende el behaviorismo y las teorías del aprendizaje, junto con la estadística y la experimentación, y la rama denominada “humana”, que reúne la psicología y el psicoanálisis. A partir de esta idea creará una licenciatura en Psicología clínica y organizará el programa universitario correspondiente.

 

En su conferencia, C. responde a este programa. Plantea que el objeto de una ciencia no se puede limitar al campo específico de los problemas a resolver, sino que incluye también la intención y el objetivo del “sujeto de la ciencia, es decir el proyecto específico que constituye en sí mismo una conciencia teórica”. Por ello, cuestiona la defensa de la unidad de la psicología que hace Lagache; no ve ahí una unidad que venga dada por una misma esencia lógica, sino tan sólo un pacto entre los profesionales de distinta orientación que garantiza su coexistencia pacífica. De las dos tendencias entre las cuales Lagache intenta un acuerdo sólido, la psicología naturalista o experimental y la humanista o clínica, la segunda tiene un peso mayor: la psicología experimental no deja de ser una psicología animal porque opera con animales, y sólo puede ser llamada experimental en razón a su método. Sin embargo, una psicología recibe el nombre de clínica, psicoanalítica, social, etnológica más por su objeto que por su método; todas ellas tienen un mismo objeto de estudio: el hombre, que se caracteriza por el lenguaje y la vida social. ¿Cómo se puede hablar en rigor de una teoría general de la conducta, en tanto no se haya definido al hombre, en tanto no se haya resuelto la cuestión de saber si hay continuidad o ruptura entre el lenguaje humano y el lenguaje animal, entre la sociedad humana y la sociedad animal? Para dilucidar estas preguntas se requiere el concurso no sólo de la filosofía sino de diversas ciencias, entre ellas de la psicología. Mientras esto no se haya resuelto, la psicología no puede prejuzgar aquello que debe juzgar. Si lo hace, parte, aunque lo niegue, de alguna idea del Hombre, idea que sin duda ha tomado de algún sitio, quizás de la filosofía.

 

Como no es psicólogo, él propone entonces buscar una solución a la pregunta “¿qué es la psicología?” por otra vía: la de investigar el proyecto de cada una de las psicologías y comprobar si es común a todas ellas. Para esto, esboza una historia de la psicología considerada en relación con la historia de la filosofía y con la historia de las ciencias. Divide esta historia en tres apartados: 1) La psicología como ciencia natural. 2) La psicología como ciencia de la subjetividad. 3) La psicología como ciencia de las reacciones el comportamiento.

 

1. La psicología como ciencia natural

 

Una parte de la psicología moderna, la psicofisiología y la psicopatología como disciplina médica, remonta directamente hasta los filósofos de la Antigüedad, momento en que se consideraba que la psicología era la ciencia del alma y, por tanto, no tenía un estatuto independiente, ya que el alma era un ser natural, la forma del cuerpo vivo, y por tanto, su estudio, la psicología, era un apartado de la fisiología en su sentido original de teoría de la Physis o naturaleza, tal como podemos ver en el tratado aristotélico Del alma. Para C., el proyecto de que la psicología sea una ciencia natural la hace depender de la fisiología o de la medicina y, por tanto, le impide tener un estatuto independiente.

 

2. La psicología como ciencia de la subjetividad

 

En el siglo XVII el declive de la física aristotélica marca el final de este proyecto y el nacimiento de la psicología como ciencia de la subjetividad, que para el autor irá a parar también a un callejón sin salida, aunque lo hará en tres etapas.

 

En la primera etapa, la psicología como ciencia de la subjetividad se convierte en una física del sentido externo. Los verdaderos responsables del advenimiento de la psicología moderna fueron los físicos mecanicistas que introdujeron la distinción entre la realidad y los datos que nos ofrece la percepción. Para ellos, la realidad se obtiene a través de la reducción de las ilusiones de la experiencia cualitativa sensible, que a partir de ese momento cae en el descrédito. La psicología da cuenta entonces del sujeto pensante como fuente de error. Su proyecto es el de una ciencia que explique porque el espíritu engaña de entrada a la razón respecto a la realidad. Y para ello se convierte en una física, en el sentido moderno de cálculo. Como tal buscará determinar las constantes cuantitativas de la sensación y estudiará las relaciones entre esas constantes, según el procedimiento enunciado por Descartes en “Reglas para la dirección del espíritu” (1637). La psicofísica y la psicología experimental del siglo XIX, donde se ubican Fechner y Wundt, tienen en la física moderna su origen y condición, es decir dependen de ella.

 

En la segunda etapa, la psicología como ciencia de la subjetividad se propone como una ciencia del sentido interno o ciencia de la conciencia de sí. Pretende fundarse en la filosofía, en las Meditaciones de Descartes (1641), concretamente en la segunda, que afirma ya en su título que contrariamente a lo que pensaban los aristotélicos el alma puede conocerse directamente, sin mediación. Por ello se basan en la observación de sí y tienen como método la introspección. Sin embargo, malentienden la teoría porque la meditación cartesiana no es una confidencia personal. Cuando al inicio de la “Meditación tercera” Descartes considera su interior para conocerse mejor apunta al Pensamiento mismo. El yo del Cógito no es un yo personal, sino impersonal, tal como dice el filósofo: “Soy una cosa que piensa”. No debemos confundir este yo con el yo de la observación de sí mismo que preconizan los espiritualistas del siglo XIX. Para C., esta psicología es sólo un aprendizaje de la sabiduría espiritual, se reduciría en definitiva a una especie de pedagogía.

 

En la tercera etapa, la psicología como ciencia de la subjetividad se convierte en una ciencia del sentido íntimo y toma la forma de una autobiografía, una “técnica del diario íntimo” tal como podemos ver en Maine de Biran. Se produce un desplazamiento del “yo pienso” cartesiano al “yo quiero” biraniano, que funda la conciencia para sí, contra la exterioridad. Esta psicología entiende la conciencia como un conflicto entre un poder y una resistencia. Por otro lado, el hombre es una organización viviente asistida por una inteligencia. El alma necesita encarnarse y, por lo tanto, no hay psicología sin biología. Por esta vía se introduce la medicina mental, es decir la psiquiatría (Pinel, Esquirol). A través de Charcot, la psicopatología médica culmina finalmente en el psicoanálisis, que introduce la idea de que los procesos psíquicos son inconscientes, es decir que la psicología no se reduce a ser la ciencia de la conciencia. Entonces cuando la psicología se propone como ciencia del sentido íntimo se ve por un lado suplantada por la psiquiatría vinculada a la medicina y, por otro, por el psicoanálisis que subvierte la noción misma de sentido íntimo al decir que lo psíquico no coincide con lo consciente.

 

3. La psicología como ciencia de las reacciones y del comportamiento

 

Al plantear definir el hombre como una organización viviente asistida por una inteligencia, Maine de Biran indicaba con anticipación el terreno donde se iba a constituir en el siglo XIX una nueva psicología pensada como una biología de la conducta humana, como una ciencia de las reacciones y del comportamiento. Canguilhem sitúa tres razones de este acontecimiento: 1) La constitución de una biología como teoría general de las relaciones entre los organismos y los medios, que marca el final de la creencia en la existencia de un reino humano separado. 2) El desarrollo de un régimen industrial que se orienta hacia el carácter productivo de la especie humana y marca el final de la creencia en la dignidad del pensamiento especulativo. 3) El final de la creencia en los valores de privilegio social y la difusión del igualitarismo es el fundamento real de un fenómeno de las sociedades modernas como es el de la práctica generalizada del peritaje, como manera de determinar la competencia y detectar la simulación.

 

En los siglos XIX y XX la psicología de la reacción y del comportamiento creyó poder independizarse al separarse de la filosofía, es decir de la especulación que persigue una idea del hombre más allá de los datos biológicos y sociológicos. Sin embargo, al apoyarse en la biología, la psicología se hace instrumento de la ambición de tratar al hombre como instrumento, lo que la lleva a ahogarse en el test, el peritaje y los procedimientos de orientación y selección. La pregunta ¿qué es la psicología?, se convierte, para C., la pregunta: ¿Adónde quieren llegar los psicólogos al hacer lo que hacen? ¿En nombre de qué se instituyen como psicólogos? La psicología reposa entonces, para él, sobre un desdoblamiento que no es el de la conciencia, sino el que se produce entre una masa de “sujetos” y una élite corporativa de especialistas que se invisten ellos mismos de su propia misión.

 

La filosofía plantea a la psicología la siguiente pregunta: “Dígame hacia qué tiende usted para saber lo que usted es”. Pero el filósofo puede dirigirse también al psicólogo bajo la forma de un consejo orientador ?una vez no crea hábito? y decirle: “Cuando se sale de la Sorbonne por la calle Saint-Jacques se puede ascender o descender; si se asciende, uno se aproxima al Panteón que es el Conservatorio de algunos grandes hombres; pero si se desciende, uno se dirige seguramente a la Prefectura de policía”. Esta es la cita que Lacan toma en 1966 cuando dice: “... La psicología ha descubierto los medios de sobrevivirse en los servicios que ofrece a la tecnocracia; o incluso como concluye con un humor verdaderamente swiftiano un artículo sensacional de Canguilhem: en una resbalada de tobogán desde el Panteón donde están enterrados los grandes hombres, aunque entre ellos no hay ningún psicólogo, a la prefectura de policía. Como vemos Lacan borra la posibilidad de alternativa presente en el texto de Canguilhem: los psicólogos nunca reposarán en el Panteón de los grandes hombres, sólo pueden deslizarse hacia una tecnología del peritaje. Ahí la psicología encuentra su lugar y su fracaso.

 

En un homenaje realizado a C. tras su muerte, 8 la psicoanalista francesa Elizabeth Roudinesco explica que esta conferencia de C. constituye una respuesta teórica y política a su amigo y colega Daniel Lagache, que está tratando de resucitar la idea de una psicología clínica, para favorecer la expansión del Laïenanalyse, es decir de un análisis practicado por no médicos. Para C., la extensión de los estudios de psicología amenaza con imponer una teoría del sujeto distinta de la cartesiana, es decir la del sujeto de la ciencia: un sujeto pensante, calculador, analítico y racional. La teoría del sujeto de la psicología es una falsa teoría del sujeto pensante.

 

Si el sujeto del Cógito inauguró la vía de la ciencia moderna, Lacan agregará que ha sido necesario este paso para que el surgimiento mismo del psicoanálisis, en tanto que el sujeto sobre el que éste opera es el sujeto de la ciencia. Esto puede parecer una paradoja, pero se trata de pensar que el psicoanálisis opera sobre el sujeto que la ciencia excluye. 9

Bibliografia

  1. J. Lacan, “Posición del inconsciente” (1964), Escritos, pp. 810-11.
  2. G. Canguilhem, “Qu'est-ce que la psychologie” (1956), publicado primero en Revue de Métaphysique et de Morale 1, Paris, 1958. Se reeditó primero en Cahiers pour la analyse 2, Paris, 1966. Actualmente se incluye en el volumen de G. Canguilhem, Études d'Histoire et de Philosophie des sciences, Vrin, Paris, 1968.
  3. Jacques Lacan, “La ciencia y la verdad” (1966), Escritos, op. cit., p. 838.
  4. D. Lagache, La unidad de la psicología, Paidós, Barcelona, 1986.
  5. G. Claparède, “La psychologie fonctionnelle”, Acta Psychologica, 1936.
  6. D. Lagache, op. cit. , p. 62.
  7. Ibídem, p. 23.
  8. E. Roudinesco, “Situation d'un texte: 'Qu'est-ce que la psychologie?”, en VVAA, Georges Canguilhem. Actas du Colloque, Paris, Albin Michel, 1992.
  9. J. Lacan, “La ciencia y la verdad”, op. cit. , p. 837.
Margarita Álvarez

La psicología científica, que nosotros recusamos

NODVS VIII, novembre de 2003

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