Sobre la enseñanza como algo análogo al collage

Texto presentado en la Jornada de Apertura de la Sección Clínica de Barcelona, curso 2018-2019.

  • Publicado en NODVS LIII, novembre de 2018

Resum

Ante el interrogante "¿qué puede trasmitirse al público de una experiencia esencialmente privada? el texto aborda esta aparente paradoja con la experiencia del collage como efecto de la enseñanza. Una experiencia que coloca a la falta como elemento indiscutible del valor de la obra.

Paraules clau

lo que no se enseña, Guitrancourt, transmisión, collage

 

Pregunta propuesta por la Comisión de la Jornada de Apertura:

Lo que no se enseña del psicoanálisis: ¿qué puede trasmitirse al público de una experiencia esencialmente privada?[1]

 

Quisiera abrir este comentario señalando de entrada que a pesar de la impresión que nos puede dar este planteamiento, no existe paradoja en él. Tenemos otra lógica en juego. Vemos que hay un término, el de transmisión que se sobrepone al escollo planteado por otro sintagma “lo que nosenseña”, entonces hay lo que podríamos definir como un bordeamiento. Sin embargo, hagamos un recorrido por una serie de recortes para localizar el problema que se nos plantea.

 

La transmisión de una experiencia singular.

La cuestión de la transmisión de la experiencia psicoanalítica ha sido una constante preocupación en Freud y Lacan. Sabemos que el inventor del psicoanálisis optó por la lectura de sus propios sueños y formaciones del inconsciente, para acentuar la vertiente de la vida en sus elaboraciones. Es cierto que otra parte central de su obra está anclada en los expedientes clínicos, los casos. A la par de estas construcciones podemos decir que ubicamos en Freud un gusto por lo que podían enseñar los literatos, artistas, los relatos de la mitología, la filosofía de las religiones, entre otras fuentes, de las que no dudó en proponer que formasen parte de un programa de estudios pensado para la formación en psicoanálisis, su famosa Universitas Literarum.[2]

De Lacan podemos tomar en la línea de esta experiencia, su tesis doctoral: “caso ínfimo –dice Lacan-, pero en el que fui captado casualmente por haberme interesado en alguien que hizo que me deslizara […] imponiéndome Freud: la Aimée de mi tesis. Hubiera preferido olvidar eso: pero uno no olvida lo que el público le recuerda.”[3] También tenemos su ejercicio de presentación de enfermos, la lectura detenida y crítica de la “casuística psicoanalítica” ya fuera freudiana o de sus contemporáneos. Encontramos también como en Freud un dejarse enseñar por el artista: “Pero no  he hecho por el momento más que rozarlo, dado mi embarazo en relación con el arte, en el que Freud se bañaba no sin desdicha.”[4]   

En esta línea de la transmisión, de la preocupación sobre cómo transmitir la experiencia psicoanalítica, tenemos que Lacan propuso el dispositivo del pase. Una interpretación hecha sobre la estructura que designaba en la IPA a quiénes serían psicoanalistas y quiénes no. “El psicoanalista no se autoriza sino a sí mismo.” No hay ningún anillo que pueda ser otorgado por otro. Y en relación a la actualización, innovación y reinvención de la práctica, el pase propone a aquel sujeto que ha llevado su análisis hasta las últimas consecuencias, para el cual la transferencia con el psicoanalista ha sido “liquidada”, y desde entonces se puede producir una cierta torsión, al modo de una banda de moëbius, en la que el una-vez-analizante cae analista.

Si volvemos al Prólogo de Guitrancourt y su problema planteado encontramos que Miller refiere allí que en lo que se refiere a la enseñanza del psicoanálisis, más allá del entorno cercano al pase, se necesita del matema como herramienta para apuntar a lo Universal. Entonces si no se trata específicamente del pase, ¿cómo enseñar?

 

Collage

En 1962-63 Lacan dictó su Seminario sobre La Angustia.[5] Allí dedicó a su público, una serie de construcciones en relación a la enseñanza. En un primer término podemos decir que homologaba al deseo del analista, el deseo del enseñante. Ese deseo sólo podía ser sostenido como una pregunta en relación a la falta propia. Del otro lado nos indica Lacan, se encuentra la figura del profesor: “No es inútil percatarse de que el profesor se define como aquel que […] hace un recorte en las enseñanzas. Si esta verdad fuese mejor conocida – que se trata de algo análogo al collage -, ello permitiría a los profesores poner un poco más de arte en el asunto […] Si hicieran su collage preocupándose menos de que todo encajara, de un modo menos temperado, tendrían alguna oportunidad de alcanzar el mismo resultado al que apunta el collage, o sea, evocar la falta que constituye todo el valor de la propia obra figurativa, por supuesto cuando es una obra lograda. Y por esta vía llegarían a alcanzar pues, el efecto propio de lo que es precisamente una enseñanza.”[6]

En este sentido nos hace recordar al más reciente Piglia. Quien en su particular operación de dar testimonio a través de la edición de sus diarios plantea una perspectiva de la transmisión de la experiencia vital muy útil para el problema que venimos abordando.

En 2016 aproximadamente Ricardo Piglia estaría escribiendo la introducción a su tercer tomo de Diarios.[7] Allí el escritor nos explica que Renzi (su alter ego) desordenaba los cuadernos que contenían los diarios en cajas, y los iba sacando al azar para editarlos: “Así […] había logrado desarticular por completo su experiencia y pasar de sus notas de unos meses en los que estaba solo e inactivo a otro cuaderno donde se descubría activo, lúcido y conquistador. De ese modo empezó a percibir que era varias personas al mismo tiempo […] La vida no debe ser vista como una continuidad orgánica, sino como un collage de emociones contradictorias […] no hay progresión y por supuesto no hay progreso, nadie aprende nada de su experiencia, salvo que haya tomado la precaución, un poco demencial e injustificada, de escribir y describir la sucesión de los días porque entonces, en el futuro –y nada más que en el futuro-, brillará como una fogata en el campo, o mejor, arderá, en esas páginas, el sentido. La unidad es siempre retrospectiva, en el presente todo es intensidad y confusión, pero si miramos el presente cuando ya ha pasado y nos instalamos en el porvenir para volver a ver lo que hemos vivido, entonces, según Renzi, algo se aclaraba.”[8] 


A modo de conclusión.

¿Podemos decir con Piglia que el psicoanálisis de alguna forma toma esa modalidad “demencial” de la escritura en relación a la existencia? Lacan en el tardío escrito que hemos citado de 1975, responde ante la designación de su ser como de psicoanalista nato, con repudio: “no soy poeta –dice- sino un poema. Y que se escribe, pese a que parece ser sujeto.”[9] Entonces, retomando la pregunta inicial: cómo transmitir al público una experiencia esencialmente privada. Se me ocurre que pueden proponerse algunas tentativas: Poner en acto una transmisión a partir del singular deseo del enseñante, de su propia “relación teatral con la vida.”[10], o su ser de poema. No dejar de tener una intención de matematización, es decir de dirección hacia lo universal desde lo singular de la serie. Y por último sostener dicha enseñanza en el ejercicio del bordeamiento de lo que nosenseña.

Notes

[1] “Lo que aquí designo como el testimonio del analizante es el núcleo de la enseñanza del psicoanálisis, en tanto que éste responde a la pregunta de saber qué es lo que puede trasmitirse al público de una experiencia esencialmente privada.” Miller, Jacques-Alain. “Prólogo de Guitrancourt.” Sección Clínica de Barcelona. 15 de agosto de 1988 (Disponible en Internet).

[2] Freud, Sigmund. “Sobre la enseñanza del psicoanálisis en la universidad (1919).” Obras Completas. Tomo IV. RBA, Barcelona, 2006, pp. 2454-2456.

[3] Lacan, Jacques. “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11.” Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, 2016, p. 600.

[4] Ibid., p. 601.

[5] Lacan, Jacques. El Seminario, libro 10, La Angustia. Paidós, Buenos Aires, 2006.

[6] Ibid., p. 188.

[7] Piglia, Ricardo. “Un día en la vida.” Los diarios de Emilio Renzi, Tomo III. Anagrama, Barcelona, 2017.

[8] Ibid., p. 11.

[9] Lacan, Jacques. “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11.”, op. cit., p. 600.

[10] Di Ciaccia, Antonio. “La práctica entre varios”. Texto inédito en castellano.

Erick González

Sobre la enseñanza como algo análogo al collage

NODVS LIII, novembre de 2018

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