Paraules clau
De la lógica a la topología, lalangue, el Uno, Ella no está.
Ella no está
En el Seminario 18, Lacan exploró la relación entre la verdad y la lógica. Primero, a través de la escritura china, que culmina con la lección de Lituraterre, tras sobrevolar las llanuras rusas en un viaje a Japón. Desde ahí, Lacan emprende otra trayectoria en su enseñanza, ligada a la lógica matemática. Asistimos a un esfuerzo de logificación que termina en esta clase.
Es en el momento en que desaparece la mujer, que aparece otra cosa.
Ella desaparece.
Precisamente en la lección anterior, Lacan da cuenta de su descubrimiento de la cadena borromea. Con él se signa el canto de despedida a la logificación. Queda lo escrito, los matemas de la sexuación. Pero ahora, en esta lección, Lacan deconstruye el ideal logicista y lo hace en pro de otra cosa: el lenguaje ordinario. Lenguaje ordinario, desechado por los lógicos, que se convertirá después en lalangue. Su logificación no pasa por los matemas, sino por el Uno. Porque l’Autre (la Otra/el Otro/el héteros) no está, queda el Uno. Por eso, Lacan se va a dedicar ahora al Uno. Ya no es la verdad lo que le interesa, sino el goce. Y la lengua ordinaria lo recoge. El esfuerzo de Lacan desde esta lección será ir hacia los equívocos de lalangue.
Se opera así un paso de la lógica a la topología, que Lacan da basándose en la sexualidad femenina. Estar y no estar, aparecer y desaparecer, no son lo mismo. ¿En qué espacio aparece y desaparece una mujer? No se trata del espacio métrico. La novedad que introduce la especie humana es que no hay segundo sexo. Hay el sexo, y basta.
Ella no está.
La invención de la función proposicional de Frege introdujo un agujero en la lógica. Una “x”que puede ser ocupada por otra cosa. Lacan sustituye esta función por φ, la función castración. Así, la significación del falo es central.
En torno a ella, bajo el neologismo de sexuación, escribe unas fórmulas con cuantores (que no cuantificadores, ya que no se trata de cantidad). En ellas no hay relaciones conectivas, el inconsciente no es una inteligencia artificial. Si Lacan juega aquí las conectivas con estas escrituras es para ver qué les puede hacer decir. Pero, más bien, hay que leerlas como ideogramas chinos, su combinación es imprevisible.
La mujer no puede estar castrada. Ella no está.
Hay discordia entre los sexos porque uno de los sexos no está. De un lado, tenemos el 1 cifra, del otro, el 0. Entonces, a la hora del rapport sexual, solo está presente uno de los sexos: el 1. En ese vacío del rapport sexual que no existe, se inscribe el habla. El ser hablante habla en el lugar del cero. Es un ser sin ser, por eso tiene que pasar a lo simbólico, en el habla encuentra un ser simbólico. Entonces, uno es sin ser; pero sí que existe, en la medida en que la existencia depende del Otro.
El resto de este ejercicio de lógica emprendido por Lacan, que nos coloca ante el 0 y el 1, es que si el Otro es “0”, no existe.
La mujer se desvanece.
Ella no está.
Pero, donde no está nadie, surge la palabra. Esto define la posición del analista. De ahí que Lacan se dedicará en lo que sigue del Seminario 19, no al Otro, sino al Uno.
Teniendo en cuenta que si el Otro no existe, el Uno, adormece.
Silvia Grases
Punto vivo del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, correspondiente al 14 de mayo de 2022.
NODVS LXIV, juny de 2022